Muertos en Medell¨ªn, agresiones en Cali: la violencia que amenaza con destruir los esfuerzos por tener un f¨²tbol en paz
Expertos y dirigentes condenan los actos delictivos que empa?an los avances por preservar la convivencia en los estadios
Al menos tres hechos violentos, en tan solo dos semanas, han vuelto a ensombrecer el espect¨¢culo del f¨²tbol en Colombia. Adem¨¢s de dejar dos muertos y m¨¢s de un centenar de heridos, los recientes disturbios y agresiones amenazan con causar un retroceso de d¨¦cadas en los esfuerzos de las autoridades y de las propias barras por hacer de las canchas espacios libres de violencia, en un pa¨ªs agobiado por el lastre del conflicto armado.
En Cali (Valle del Cauca), una madre se tuvo que abalanzar sobre su hijo, en una v¨ªa c¨¦ntrica, para protegerlo del ataque de un grupo de hinchas del Am¨¦rica, uno de los clubes m¨¢s reconocidos del pa¨ªs. Los supuestos aficionados se lanzaron con machetes y cuchillos sobre el joven por vestir una camiseta del Deportivo Cali, poco antes del cl¨¢sico entre ambos equipos en el estadio Pascual Guerrero, el domingo 30 de abril.
Gracias a los videos difundidos en redes sociales, las autoridades identificaron a los agresores. El alcalde de Cali, Jorge Iv¨¢n Ospina, los reprendi¨® p¨²blicamente, en compa?¨ªa de la mujer que expuso su vida escudando la de su hijo. Ambos sufrieron golpes y lesiones.
¡°Ustedes aman a su equipo tanto como nosotros amamos a nuestro equipo, pero de verdad, de verdad, ?basta!¡±, les suplic¨® la mujer entre l¨¢grimas. Por su parte, el alcalde Ospina enfatiz¨®: ¡°Estos manes no son hinchas. No ven¨ªan a ver un partido de f¨²tbol, ven¨ªan armados a hacer da?o¡±. Los detenidos quedaron libres pocas horas despu¨¦s, a la espera del proceso judicial.
Aquella es la escena m¨¢s reciente de una racha de actos violentos que han empa?ado las celebraciones deportivas. El antrop¨®logo de la Universidad de Antioquia y exbarrista Juan Fernando Rivera opina que agresiones como esa representan problemas que persisten m¨¢s all¨¢ del f¨²tbol. ¡°Lo que est¨¢ pasando es el reflejo de una degradaci¨®n y unas problem¨¢ticas sociales como ri?as y peleas callejeras que se dan todos los d¨ªas en las ciudades, pero cuando se presentan alrededor del f¨²tbol, por lo popular que es, generan m¨¢s reacciones¡±, se?ala.
Con ¨¦l coincide el presidente de la Divisi¨®n Mayor del F¨²tbol Colombiano (Dimayor), Fernando Jaramillo. ¡°No necesariamente es el f¨²tbol, es un veh¨ªculo que se usa, pero detr¨¢s de esto hay un problema social m¨¢s que otra cosa y me parece una salida muy facilista decir que es responsabilidad de los dirigentes y de los clubes. Hay una corresponsabilidad¡±, sostuvo en una entrevista con la periodista Mar¨ªa Jimena Duz¨¢n en el podcast A Fondo.
La madrugada del mismo domingo en el que ocurri¨® la agresi¨®n del hincha de Cali, una ri?a callejera termin¨® empa?ando el cl¨¢sico entre el Atl¨¦tico Nacional y el Deportivo Independiente Medell¨ªn, que hab¨ªa transcurrido en calma en el estadio Atanasio Girardot de la capital de Antioquia. En la pelea, que se desat¨® mientras un grupo de Nacional celebraba el triunfo de su equipo, murieron dos aficionados de 25 y 34 a?os de edad, uno de cada club. Otras 14 personas resultaron heridas. La Alcald¨ªa de Medell¨ªn identific¨® a 14 presuntos involucrados, sin que se hayan realizado capturas hasta ahora.
¡°Los hechos ocurridos en el ¨²ltimo cl¨¢sico nos llenan de tristeza pues desde hace muchos a?os las barras supimos convivir en el estadio, compartir muchos proyectos de convivencia y entendimos que nada puede determinar la vida de nadie. Ir al Atanasio tiene que ser motivo de fiesta, alegr¨ªa y compartir entre amigos y familia¡±, expresaron las barras, Los del Sur de Nacional y Rexixrencia Norte del Independiente Medell¨ªn, en un comunicado conjunto.
No era un hecho menor que el partido de ese d¨ªa hubiera transcurrido sin situaciones de violencia. Ese mismo escenario deportivo, el Atanasio Girardot, hab¨ªa sido epicentro de disturbios que obligaron a suspender el partido entre Nacional y Am¨¦rica, apenas dos semanas antes, el 16 de abril. Esa vez, una multitud de aficionados salt¨® al campo, arrojando vallas y objetos contra los polic¨ªas. Los desmanes, que dejaron m¨¢s de 80 heridos, estuvieron antecedidos por desencuentros entre las directivas de Nacional y la barra Los del sur, una de las m¨¢s grandes y populares del pa¨ªs.
¡°Lo que vivimos ese domingo, cuando se cancel¨® el partido frente al Am¨¦rica en el Atanasio Girardot, fue un retroceso total. Esa violencia desvirt¨²a todo y afecta todo el esfuerzo que se haya podido hacer. Generar esa confianza se demora a?os y se perdi¨® en 40 minutos de estar tirando vallas y d¨¢ndose pu?etazos con los polic¨ªas¡±, lamenta Andr¨¦s R¨ªos, periodista que ha seguido durante varios a?os el contexto de los equipos y las barras en Medell¨ªn.
El experto en convivencia y seguridad en el f¨²tbol Alirio Amaya tambi¨¦n teme que los casos recientes puedan conducir a generalizaciones que terminen afectando a los esfuerzos por mejorar la convivencia. ¡°En el a?o se pueden estar jugando entre 900 y 1.000 partidos. Los hechos que ocurren dentro de los estadios no superan el 1%. No es significativo, sin embargo, es muy visible¡±, apunta.
Amaya recuerda que el pa¨ªs tiene un acumulado hist¨®rico de acciones como la construcci¨®n del plan decenal de f¨²tbol o los programas especiales en las ciudades principales para alejar la violencia de las canchas. ¡°En Bogot¨¢ est¨¢ el programa Goles en paz 2.0, en Medell¨ªn el de Cultura del f¨²tbol, en Barranquilla, Goles por la convivencia, en Cartagena el programa Conecta con el deporte¡±, cita como ejemplos.
Por su parte, Fernando Segura, soci¨®logo mexicano dedicado a comportamientos asociados al f¨²tbol, destaca los avances de Colombia frente a otros pa¨ªses de la regi¨®n, como M¨¦xico o Argentina que, seg¨²n opina, se limitan a las sanciones.
¡°Colombia ha apostado por un marco de di¨¢logo, de impulsar el arte, la convivencia, la participaci¨®n, que no se puede poner en tela de juicio por una serie de episodios que son muy lamentables, que son muy tristes y con implicaciones penales. Hay otro costado que tal vez es dif¨ªcil de medir y que tal vez los medios de comunicaci¨®n no lo valoran y es que quiz¨¢s el barrismo social ha salvado muchas vidas¡±, subraya.
Otras voces, como la de Carlos Gonz¨¢lez Puche, director de la Asociaci¨®n Colombiana de Futbolistas Profesionales (Acolfutpro), exigen normas m¨¢s rigurosas como la prohibici¨®n de volver a entrar a los estadios a quienes cometen actos violentos. ¡°No se ha podido establecer un sistema de identificaci¨®n para los aficionados que ingresan a los estadios, mecanismo de control que a¨²n no se implementa, a pesar de las promesas de Gobierno y de directivos de que se va a ejecutar para conocer qui¨¦nes asisten a los escenarios¡±, reclama Gonz¨¢lez, al tiempo que plantea un interrogante que contin¨²a abierto: ?Hasta cu¨¢ndo la violencia en el f¨²tbol colombiano?
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