Petro traslada a Espa?a la resistencia al cambio en Colombia: un presidente a lomos de un corcel
El mandatario ha sido recibido con todos los honores por el Rey y por Pedro S¨¢nchez, pero no olvida las resistencias a sus reformas que enfrenta a su vuelta a casa
Espa?a ha recibido estos d¨ªas a Gustavo Petro con toda su grandeza institucional. El presidente de Colombia se pase¨® en una carroza de caballos, luci¨® un collar de la Orden de Isabel la Cat¨®lica y camin¨® por el Palacio Real antes de sentarse a cenar con los Reyes. Pedro S¨¢nchez lo abraz¨® y lo present¨® en p¨²blico como un gran amigo que va a restaurar los puentes entre Europa y Latinoam¨¦rica. La suya es la ¨²nica visita de Estado que recibir¨¢ el pa¨ªs en todo el a?o. Sin embargo, el presidente no pudo dejar atr¨¢s la semana anterior tan turbulenta que tuvo en Colombia y dijo una, dos, tres, y hasta en cuatro ocasiones lo dif¨ªcil que est¨¢ resultando el cambio.
Nueve meses despu¨¦s de llegar al poder, Petro ha topado con pared. Su intenci¨®n siempre fue la de sacar adelante tres o cuatro reformas en su primer a?o que modernizaran el pa¨ªs. Pero los partidos del centro y la derecha, con los que hab¨ªa tejido alianzas que se han demostrado endebles, han rebajado sus pretensiones y han ultimado unos textos que ¨¦l considera insuficientes. Por la falta de avances ha destituido ya a diez ministros que consideraba que no estaban haciendo bien las cosas, e incluso ha dicho que algunos de ellos boicoteaban desde dentro las transformaciones. En este tiempo ha descubierto que mover a un pa¨ªs es mucho m¨¢s dif¨ªcil de lo que imaginaba. Aunque no se va a rendir. En la visita se personific¨® a s¨ª mismo como un Quijote que, en vez de contra molinos de vientos, lo hace contra el estabhlisment.
Se reivindic¨® as¨ª en el Congreso, con su tendencia a exagerar. Primero en el libro de visitas, donde dej¨® dicho que ¨¦l conoci¨® Espa?a mucho antes de visitarla por las peripecias del hidalgo que invent¨® Miguel de Cervantes, y despu¨¦s en un discurso en la C¨¢mara, ante los diputados. Se puso l¨ªrico: ¡°De alguna manera me convert¨ª en un Quijote. No cabalgaba. En Colombia es dif¨ªcil cabalgar. Los jinetes de Bol¨ªvar eran grandes jinetes que buscaban libertad. Nosotros realmente camin¨¢bamos: arriba, abajo en las altas monta?as tratando tambi¨¦n de encontrar la justicia, de encontrar el amor, de cambiar el mundo¡±. Puso el pecho al decir que contra ¨¦l ¡°se centran los ataques de quienes no quieren los cambios, pero tambi¨¦n las esperanzas¡±. Los pol¨ªticos espa?oles, sobre todo de los que est¨¢n en el Gobierno ¡ªPSOE y Podemos¡ª, le dieron una larga ovaci¨®n. Los de la derecha, el PP, se mostraron fr¨ªos, y los de la extrema derecha, de Vox, directamente lo atacaron. Petro rara vez provoca indiferencia.
El l¨ªder de Vox, Santiago Abascal, fue el que lleg¨® m¨¢s lejos al tildarlo de terrorista, por su pasado guerrillero, ignorando que Petro particip¨® en un proceso de paz en 1990 y que desde entonces ha apoyado todos los que se han celebrado. De hecho, trata de sacar adelante uno con todos los grupos armados del pa¨ªs en un invento que ha llamado paz total. S¨¢nchez y el Rey le dieron un apoyo entusiasta a esta empresa, y el Gobierno de Espa?a dijo que destinar¨¢ un mill¨®n de euros a los di¨¢logos con el ELN, que se han reanudado estos d¨ªas en La Habana.
De paso, Petro se top¨® con una pol¨¦mica artificial. Antes de aterrizar en Madrid se hab¨ªa referido al ¡°yugo espa?ol¡± por la conquista. Un pu?ado de gente se ofendi¨® y le reclam¨® que viniera a pasearse a un pa¨ªs al que calificaba de opresor. Petro no retir¨® lo dicho, lo volvi¨® a decir en la cena de gala con los Reyes y lo explic¨®: Espa?a, o lo que entonces era Espa?a, hab¨ªa impuesto un sistema feudal en las colonias que sirvi¨® para dominar a los locales. Asegur¨® que ese sistema se pod¨ªa ver n¨ªtidamente en Game of thrones, una serie de HBO. Nadie se ech¨® las manos a la cabeza y su visita continu¨® sin mayor sobresalto.
Eso s¨ª, se volvi¨® a vestir de capit¨¢n planeta. Insisti¨® a todo el que quiso escucharle que el mundo corr¨ªa peligro y que la humanidad se dirig¨ªa a la extinci¨®n. Desde que estudi¨® en Bruselas hace 30 a?os, el cambio clim¨¢tico ha sido una de las grandes preocupaciones de su vida. Ha dedicado a ello tesis y decenas de discursos. En Espa?a no hizo una excepci¨®n, y es cierto que tanto S¨¢nchez como el Rey destacaron sus esfuerzos por preservar el medio ambiente. Se lo dej¨® dicho tambi¨¦n a los empresarios espa?oles y a los presentes en un foro econ¨®mico. A ellos tambi¨¦n les insisti¨® en que el viejo capitalismo extractivista y consumista deb¨ªa desaparecer. A m¨¢s de uno con traje y corbata le debi¨® de parecer que un bolchevique hab¨ªa subido a la tribuna.
Pero m¨¢s all¨¢ de los grandes asuntos universales, Petro mostr¨® su preocupaci¨®n por la lentitud con la que cabalga su Gobierno. Tiene la sensaci¨®n de que dirige un buque al que le cuesta un mundo virar. Existen fuerzas conservadoras que se resisten a las novedades, dec¨ªa mientras se ajustaba las gafas y el viento le mov¨ªa el flequillo. El Estado profundo arrastra los pies. En estas tierras lejanas, se vio como un hidalgo melanc¨®lico a lomos de un corcel que embiste contra enemigos que no se pueden derrotar. Y ese es el peligro, que termine tan perdido y alucinado como Don Quijote de la Mancha.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S sobre Colombia y reciba todas las claves informativas de la actualidad del pa¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.