El ELN y el Gobierno viven sus horas m¨¢s tensas por la rectificaci¨®n exigida a Petro
El Gobierno ha emitido un comunicado en el que de cierta forma excusa las palabras del presidente en las que tildaba de narcotraficantes a los guerrilleros
Cunde la incredulidad entre los guerrilleros del ELN. Se les ve con caras largas. Todav¨ªa no pueden creer que el presidente Gustavo Petro los equiparara hace unos d¨ªas con los c¨¢rteles de la droga. En La Habana, donde negocia la guerrilla y el Gobierno, se viven las horas m¨¢s tensas desde que arranc¨® el proceso. La direcci¨®n de los insurgentes considera que Petro hizo esas declaraciones nada m¨¢s y nada menos que ante la c¨²pula militar y envi¨® el mensaje de que esta es su nueva doctrina de seguridad. Se han suspendido las sesiones de trabajo y prometieron que no se iban a reanudar hasta que el Gobierno reconociera en un comunicado el car¨¢cter pol¨ªtico del ELN. Es decir, una rectificaci¨®n del presidente. No val¨ªan unas declaraciones, ten¨ªa que quedar por escrito.
El documento lleg¨®, pero antes la cuenta de Twitter de la Presidencia de Colombia comparti¨® cuatro puntos que a su entender debe acatar la guerrilla en estas negociaciones si quiere tener car¨¢cter pol¨ªtico. Les ped¨ªa a los guerrilleros que reconocieran la nueva realidad del pa¨ªs, se trabaje seriamente en un cese al fuego, no haya m¨¢s muertes y exista un cese de hostilidades a la sociedad. No sonaba precisamente a un acercamiento ni a una mano tendida. Debi¨® haber una discusi¨®n interna, porque el mensaje desapareci¨® a los quince minutos y nunca m¨¢s se volvi¨® a subir.
A la guerrilla le dio igual que el Gobierno se echara atr¨¢s; no le gust¨® nada lo que acababa de leer. Respondi¨® en muy poco tiempo con otros cuatro puntos en su tono habitual contra el orden establecido: pide que se reconozca que las estructuras violentas del pa¨ªs que permiten las econom¨ªas il¨ªcitas son tan antiguas como el r¨¦gimen; que el Estado desmantele las estructuras narcoparamilitares que aliment¨® y promovi¨®; que se acabe la militarizaci¨®n en los territorios; y que exista un cese de hostilidades por parte de las ¨¦lites econ¨®micas, los sectores estatales y las fuerzas paraestatales contra la poblaci¨®n. El discurso cl¨¢sico del ELN, en resumen.
Horas despu¨¦s, el jefe de la delegaci¨®n del ELN, Pablo Beltr¨¢n, se dio una autoentrevista en Youtube. ¡°Si viene el presidente y dice a los generales que somos un grupo no pol¨ªtico, que somos como el Clan del Golfo, todas las conversaciones se van al traste¡±, dijo. Apareci¨® sosegado y pulcro, como es habitual en ¨¦l. Explic¨® que nadie del ELN est¨¢ implicado en el negocio del narcotr¨¢fico y que si alguien lo tuviera ser¨ªa sometido a las leyes internas de la guerrilla. Si reconoci¨®, en cambio, que cobran impuestos a los comerciantes de pasta de coca que operan en sus territorios.
El comunicado que deb¨ªa hacer regresar a las partes a la mesa lleg¨® por fin. El Gobierno se?al¨® que mediante una resoluci¨®n, la 036 del 6 de marzo, reconoc¨ªa la existencia de negociaciones y di¨¢logos de car¨¢cter pol¨ªtico con el ELN. Daba por buena, adem¨¢s, la legitimidad de la delegaci¨®n de la guerrilla, la agenda que han acordado en M¨¦xico y el apoyo de los pa¨ªses garantes y observadores en este proceso de di¨¢logo. El ELN recibi¨® con agrado el mensaje, aunque no le gust¨® algo: en la primera frase se reconoc¨ªa que las negociaciones eran de car¨¢cter pol¨ªtico, no la organizaci¨®n en s¨ª.
El decreto al que hace referencia el Gobierno resulta insuficiente para los guerrilleros. El ELN sigue cobijado dentro de la ley Gao, la de grupos armados organizados. No es simplemente una categorizaci¨®n. Si un miliciano es capturado, aunque no se le acuse de ning¨²n crimen de sangre, el instituto nacional penitenciario lo incluye en la clasificaci¨®n m¨¢s dura, la A, reservada para terroristas. El guerrillero pasa a estar incomunicado y se enfrenta a unas condiciones dur¨ªsimas dentro de la prisi¨®n.
Esta ha sido la mayor crisis que ha enfrentado el proceso. Hubo una importante, la del cese al fuego que decret¨® Petro sin consultar a la guerrilla, algo que despu¨¦s fue desmentido. Pero esta vez el ELN se ha sentido irrespetado y rebajado a la categor¨ªa de organizaci¨®n criminal. En el discurso ante las fuerzas militares que desat¨® toda esta controversia Petro planteaba que a partir de 1993, lo que ¨¦l llam¨® la tercera etapa del conflicto, no hay causas objetivas para la insurgencia y se?ala que se queda combatiendo el narco. La ¨²ltima guerrilla que hubo es el M-19, en la que milit¨® ¨¦l. Eso coincide con las tesis del expresidente Juan Manuel Santos que apunta a que, una vez desmovilizadas las FARC, lo ¨²nico que queda es crimen organizado. Entonces no hay conflicto pol¨ªtico social que justifique el alzamiento armado. Todos los guerrilleros son delincuentes, punto.
La guerrilla sostiene que las negociaciones se encuentran en un momento ¡°de pausa¡±. Un hombre clave del Gobierno en este asunto, el senador Iv¨¢n Cepeda asegura que el impasse que se gener¨® por las palabras del presidente est¨¢ superado y contin¨²a firme el trabajo de las dos delegaciones. Cepeda, hay que decirlo, es de natural optimista. De fondo, est¨¢ la sensaci¨®n del ELN de que Petro plantea una nueva doctrina de seguridad. El comando central de la guerrilla se ha visto obligado a intervenir, a su entender la situaci¨®n es grave. Ambas partes coinciden, sin embargo, en que levantarse de la mesa no es una opci¨®n. La paz tiene que llegar, aunque sea despu¨¦s de muchas curvas.
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