La historia real (e incompleta) de los cuatro ni?os desaparecidos en la selva de Colombia
El padre huy¨® de su pueblo del Amazonas por la violencia y su esposa y sus hijos acud¨ªan a su encuentro cuando la avioneta en la que viajaban se desplom¨®. Los menores todav¨ªa no han sido localizados 18 d¨ªas despu¨¦s
Manuel Ranoque era, con todos los honores, gobernador del resguardo ind¨ªgena de Puerto S¨¢balo, un lugar remoto y poco comunicado en mitad de la selva amaz¨®nica al que solo se puede acceder por el aire o por el r¨ªo. El sitio tiene una peque?a pista de tierra, donde solo los pilotos m¨¢s arrojados se atreven a aterrizar. Los vecinos se sorprendieron mucho cuando un hombre de la importancia de Ranoque desapareci¨® de la noche a la ma?ana, sin dejar rastro. Nadie sab¨ªa d¨®nde estaba, se lo hab¨ªa tragado la tierra. Lo m¨¢s llamativo es que dej¨® atr¨¢s a su familia entera. Su huida fue motivo de comentarios y habladur¨ªas en la comunidad durante semanas. Al tiempo, cuando su recuerdo empezaba a desdibujarse, el hombre llam¨® a los suyos para pedirles que se reunieran con ¨¦l lo antes posible, sin tiempo que perder. As¨ª que el 1 de mayo, hace ahora 19 d¨ªas, la esposa y sus cuatro hijos se subieron en una avioneta monomotor, especializada en vuelos extremos, rumbo a una nueva vida.
¡°El pap¨¢ les dijo: Vengan r¨¢pido, r¨¢pido, r¨¢pido. Por eso se embarcaron mi sobrina y los hijos en ese avi¨®n. ?l tiene la culpa¡±, cuenta por tel¨¦fono Fidencio Valencia, t¨ªo de la madre, Magdalena Mucutuy. Cree que nunca debieron haber subido a la Cessna 206, matr¨ªcula HK 2803, pilotada por un hombre que antes hab¨ªa sido taxista. El misterio de la desaparici¨®n de Ranoque sali¨® a la luz: unos guerrilleros lo hab¨ªan amenazado. ?l se tom¨® las advertencias como una condena a muerte y fue a parar a la ciudad de Villavicencio, en los Llanos Orientales. Esperaba recibirlos all¨ª e irse todos juntos a Bogot¨¢, donde empezar¨ªan de cero. Sin embargo, la avioneta nunca lleg¨® a su destino.
El vuelo sali¨® de Araracuara y deb¨ªa aterrizar en San Jos¨¦ del Guaviare. En esa ruta se cree que todav¨ªa hay pueblos ind¨ªgenas aislados. A mitad de camino, cuando sobrevolaban el Caquet¨¢, sobre el r¨ªo Apaporis, en plena selva amaz¨®nica, el piloto, Hernando Murcia Morales, avis¨® por radio de un fallo del motor. Ah¨ª se cortaron las comunicaciones, no se volvi¨® a saber nada m¨¢s de la avioneta. El aparato fue encontrado hace dos d¨ªas estrellado contra unos ¨¢rboles. En el interior y los alrededores, los cad¨¢veres de tres adultos. Sus cuerpos fueron entregados el jueves a medicina legal. Lo m¨¢s sorprendente es que los ni?os no estaban ah¨ª. Ni vivos ni muertos. Las autoridades guardan la esperanza de que hayan sobrevivido al accidente y est¨¦n vagando por la selva hasta toparse con alguna comunidad o hasta que los encuentren.
Se llaman Lesly Jacobo Bonbaire (13 a?os), Solecni Ranoque Mucutuy (nueve a?os), Tien Noriel Ronoque Mucutuy (cuatro a?os) y Cristian Neryman Ranoque Mucutuy (11 meses) y toda Colombia est¨¢ pendiente de su suerte. El presidente Gustavo Petro anunci¨® por error que hab¨ªan sido encontrados con vida y horas despu¨¦s tuvo que desdecirse. Un organismo oficial le inform¨® mal. Petro ha estado encima desde ese momento y ha asegurado que la m¨¢xima prioridad para todo el pa¨ªs en estos momentos es encontrarlos lo antes posible. Su historia por ahora es fragmentada, incompleta. Est¨¢ por escribirse.
El s¨¦ptimo tripulante, al margen de la familia y el piloto, era el l¨ªder ind¨ªgena Herm¨¢n Mendoza Hern¨¢ndez. Estaba casado y ten¨ªa una hija. Cuentan que estaba preocupado por Magdalena y que por eso decidi¨® acompa?arla en su aventura desde Araracuara, una poblaci¨®n que se form¨® alrededor de una prisi¨®n amaz¨®nica de ingrato recuerdo. El lugar m¨¢s cercano al accidente es Cachiporro, una comunidad sobre el r¨ªo. Pablo Mart¨ªnez, conocedor de la zona, ha explicado que el pueblo en su d¨ªa contaba con una peque?a escuela y una pista a¨¦rea para avionetas peque?as. Cuenta que la comunicaci¨®n es principalmente radiof¨®nica, mediante aparatos conectados a paneles solares. Sus habitantes se han implicado en la b¨²squeda de los muchachos, en cooperaci¨®n con las fuerzas militares.
En la misi¨®n denominada Operaci¨®n Esperanza participan m¨¢s de 100 hombres de las fuerzas militares que recorren, palmo a palmo, la selva espesa. Entrenados para misiones de alto impacto, llevan 13 d¨ªas sobre el terreno. A trav¨¦s de altoparlantes, los militares ponen audios del angustioso llamado de la abuela de los ni?os en uitoto, su lengua nativa. Durante la noche, un avi¨®n fantasma de la Fuerza A¨¦rea lanza bengalas para iluminar la zona.
Los militares hallaron el biber¨®n del beb¨¦ y encontraron huellas recientes de pisadas de los ni?os cerca de un ca?o. Seg¨²n fuentes de la zona, hay esperanzas de que hayan sobrevivido debido a que est¨¢n familiarizados con la selva y sus recursos. La b¨²squeda es a¨²n m¨¢s dif¨ªcil porque la lluvia hace que los rastros se borren m¨¢s r¨¢pido.
La avioneta ya se hab¨ªa accidentado en Vaup¨¦s, en julio de 2021. No hubo muertos, pero qued¨® destruida. Una fuente aeron¨¢utica que prefiere la reserva de su nombre explic¨® que el aparato fue reparado sin consultar con la casa fabricante (Cessna) porque as¨ª les resultaba m¨¢s barata la restauraci¨®n. Se trata de una nave fabricada en 1982, en Estados Unidos y, casi 40 a?os despu¨¦s, llevada a Colombia en 2019. El mec¨¢nico aeron¨¢utico advierte que en ese accidente hubo da?os estructurales y no se le hicieron las revisiones necesarias para que siguiera en funcionamiento. ¡°No pod¨ªa estar volando¡±, sentencia. En esta zona de Colombia hay cerca de 40 peque?as empresas que operan como aerotaxis. No son vuelos comerciales, sino ch¨¢rter. Por lo general, son aeronaves precarias, cuya autonom¨ªa de vuelo es de seis horas.
Estas peque?as avionetas suelen ser el ¨²ltimo recurso de transporte r¨¢pido con el que cuentan los habitantes de las regiones de la Orinoquia y la Amazonia, que ocupan m¨¢s de la mitad de Colombia. Fue la forma que tuvo la familia de ir en busca de una nueva vida, a la que nunca lleg¨®. La aeronave se estrell¨® por el camino y el misterio del paradero de los cuatro ni?os todav¨ªa no ha sido resuelto. La respuesta se esconde en las profundidades de la selva.
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