El patroneo
La vida cotidiana de la gente, a todo lo largo de Colombia, est¨¢ descendiendo a una era de oscurantismo y pago de extorsiones a varios patrones, convertidos tambi¨¦n en claves electorales de las regiones
En ¨¦pocas de b¨¢rbaras naciones la inseguridad de los campos llevaba a las gentes a encerrarse cerca de los castillos, en peque?as poblaciones protegidas por un se?or feudal. All¨ª ¨¦se se?or hac¨ªa y deshac¨ªa a su antojo, pues encarnaba todas las autoridades terrenales. Era juez, alcalde y jefe del concejo de la peque?a villa.
En la Am¨¦rica espa?ola heredamos en la colonia una modificaci¨®n de esa instituci¨®n arcaica, en el gamonal o el cacique local, que se sinti¨® en las nuevas rep¨²blicas hasta mediados del siglo XX. Era un hombre fuerte, poseedor de muchas tierras, que sobrepasaba en riqueza a sus pares, un peque?o magnate local que pasaba a convertirse en el l¨ªder pol¨ªtico, ganar las elecciones como alcalde, o poner a dedo al alcalde de turno; si amasaba suficiente poder pod¨ªa ser Representante a la C¨¢mara o Senador. Con lo cual se convert¨ªa en el intermediario con el lejano poder nacional de la capital, y traer para sus coterr¨¢neos las prebendas, inversiones p¨²blicas y asistencias sociales que pudiera agenciar.
Esa historia lejana del medioevo, de la colonia y la rep¨²blica se repite ahora en nuestro medio, con obvias modificaciones y con connotaciones preocupantes. En efecto, con el auge del narcotr¨¢fico, amparado en la terminaci¨®n de cualquier actividad efectiva de erradicaci¨®n, ha vuelto a aparecer el patroneo, la presencia de los patrones.
El t¨¦rmino patroneo se lo escuch¨¦ a una mujer observadora y preocupada, que cont¨® c¨®mo en Tulu¨¢, su pueblo natal, con ocasi¨®n de las ferias de este a?o, volvi¨® a sentir el miedo de otras ¨¦pocas, a verlo en las caras de la gente, sentirlo en la calle y o¨ªrlo en las conversaciones familiares.
¡°No salgas a caminar por la noche¡±. ¡°El hijo de fulanita, que fue compa?ero tuyo en el colegio, est¨¢ metido en eso con el patr¨®n¡±. ¡°Al nieto de sutanito lo mataron, y no han podido recuperar el cad¨¢ver¡±. ¡°Es mejor que no hables de esto con nadie. Deja de preguntar tanto¡±.
En la cabalgata, volvieron a aparecer los caballos de precios desbordados, las mujeres venidas de afuera, el servilismo al patr¨®n en la calle, la condescendencia y la intimidaci¨®n. Igual a c¨®mo suced¨ªa en la ¨¦poca de los condes y los caciques. El precio de la tierra est¨¢ por las nubes.
Pregunt¨¦ a un amigo en Cali, conocedor del departamento, y dijo que eso est¨¢ extendido en el norte del Valle, de Cartago para abajo. Su explicaci¨®n fue sencilla. Tulu¨¢ est¨¢ sitiada en la cordillera por la columna Ad¨¢n Izquierdo. En la cabecera act¨²a un grupo que se llama La Oficina, dedicado a la extorsi¨®n y almicrotr¨¢fico.
Al exalcalde y candidato conservador Gustavo V¨¦lez lo tienen amenazado y balearon su sede el d¨ªa de su lanzamiento, la semana pasada. ?l acusa la connivencia de la autoridad con el crimen organizado y ha tenido que pagar custodia propia. Es Ingeniero y le sabotean las obras que est¨¢ construyendo en el municipio. Los de La Oficina andan como Pedro por su casa en veh¨ªculos de alta gama.
Desanimado con esta descripci¨®n, segu¨ª preguntando en los departamentos hacia el sur. En Popay¨¢n y todo El Cauca se vive una situaci¨®n de espanto, por la presencia de los cultivos de coca, ¡°¨²nicos emprendimientos rurales a los que les llega electricidad y agua potable 24x7¡å. Son intocables y protegidos por los barones locales. Los patrones.
En Nari?o, un empresario me dijo: ¡°La verdad en la ciudad de Pasto no hay problemas. Pero la situaci¨®n es cr¨ªtica en las dem¨¢s regiones del departamento. Ipiales y Tumaco est¨¢n sitiadas y mandadas por los patrones. Me encuentro en Quito, buscando alternativas. Siento que este pa¨ªs se empez¨® a da?ar.¡± Y pas¨® a quejarse de la desatenci¨®n del gobierno de Bogot¨¢.
Pas¨¦ al Huila. La realidad es similar. En Neiva se han concentrado cinturones de miseria, por ser la primera estaci¨®n de los desplazados de la violencia del sur oriente del pa¨ªs. Pero el centro de operaciones del narcotr¨¢fico y el crimen es Pitalito. Esa ciudad es el cruce de caminos desde Caquet¨¢, Putumayo, Nari?o y del Huila hacia el norte. Est¨¢ dominada por los patrones. Hechos similares a los del norte del Valle, los del Cauca y el sur de Nari?o se viven a diario en Pitalito.
Con un agravante, se?al¨® mi amigo huilense, ante el fentanilo, que desplaza a la coca¨ªna en el mercado de los Estados Unidos, estos patrones est¨¢n emproblemados con una coca¨ªna que baja de precio y no es f¨¢cil exportar. La alternativa ha sido popularizarla en el mercado local, creando compradores entre los ni?os y los j¨®venes a trav¨¦s del microtr¨¢fico.
Segu¨ª con otra zonas muy afectada, Norte de Santander. La respuesta fue similar. El problema no es tanto C¨²cuta, como Tib¨². Ante el decaimiento de la demanda de coca¨ªna ha vuelto al voleteo y el secuestro.
En La Guajira la ciudad de los patrones es Uribia, que ha tenido un crecimiento inusitado. Se nota en la calle la prosperidad por el alto nivel de consumos b¨¢sicos, oferta de todo tipo de bienes de consumo, las Toyotas, que son las ¨²nicas que aguantan v¨ªas y trochas en la alta. Dicen que el alcalde fue puesto por su hermano narco. Un local aclara, ¡°hay que entender las leyes del desierto¡±.
En Antioqu¨ªa se repite la regularidad del patroneo en una ciudad distinta de la capital. En ese caso son dos ciudades, Caucasia y el Bagre, las capitales departamentales del narcotr¨¢fico y la miner¨ªa ilegal, respectivamente.
Cuando el rio suena, piedras lleva. Mientras tanto en Bogot¨¢ se debate m¨¢s sobre las borracheras y el incumplimiento presidencial, sobre las reformas que se cayeron y las que se van a caer en el Congreso, que sobre el cucarachero y la ratonera a donde est¨¢ decayendo el pa¨ªs, a ra¨ªz del ¨¦xito de los ilegales y la inacci¨®n de las fuerzas de la ley y el orden.
La vida cotidiana de la gente, a todo lo largo de Colombia, est¨¢ descendiendo a una era de oscurantismo, violencia, temor, pago de extorsiones, lentitud e ineficacia estatal.
?Ser¨¢ que las reformas y la ret¨®rica son la forma de distraernos mientras los patrones, convertidos tambi¨¦n en claves electorales de las regiones, consolidan su poder?
Un nuevo poder local, criminal, cruel y personalista ser¨¢ ejercido por el patr¨®n de cada comarca. Los empresarios seguir¨¢n en sus camionetas blindadas, como los caballeros andantes medievales, yendo los fines de semana de su apartamento custodiado a su casa de campo igualmente custodiada. Hemos vuelto a la ¨¦poca que vivieron, mil a?os atr¨¢s, las gentes del com¨²n en b¨¢rbaras naciones.
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