La coautora de Diana Uribe se?ala p¨²blicamente a la difusora cultural y a la editorial Penguin Random House de violar sus derechos de autor
Mar¨ªa Emilia Gouffray denuncia que su trabajo de dos a?os en el nuevo libro ¡®Mujeres a trav¨¦s de la historia¡¯ fue transformado sin su aprobaci¨®n. La editorial niega las acusaciones
Una de las conferencias estrella en la apertura del Hay Festival Cartagena de Indias tuvo a la fil¨®sofa Diana Uribe como protagonista. La cita del pasado jueves 30 de enero fue en el Centro de Convenciones del balneario caribe?o. Un buen abrebocas empa?ado, quiz¨¢s, por la denuncia p¨²blica que hace la historiadora Mar¨ªa Emilia Gouffray contra la tambi¨¦n reconocida difusora radial y cultural, de 65 a?os, y la editorial Penguin Random House, una de las m¨¢s poderosas del mundo. La acusaci¨®n, de momento verbal, alega que la investigadora redact¨® la casi totalidad del nuevo libro Mujeres a trav¨¦s de la historia, y se?ala a los involucrados por presunta violaci¨®n a sus derechos morales como coautora de la obra.
La intervenci¨®n de Uribe en el festival literario sirvi¨® para lanzar un texto que ya se anticipa pol¨¦mico. De hecho, su publicaci¨®n estaba proyectada en paralelo a la feria del libro de Bogot¨¢, en abril de 2024, pero los contratiempos aplazaron su salto a las vitrinas. Hasta la semana anterior, cuando la fil¨®sofa anunci¨® la esperada llegada a las librer¨ªas a trav¨¦s de sus redes sociales. Ahora, los se?alamientos de Gouffray de que la editorial y la tambi¨¦n productora de p¨®dcasts habr¨ªan deformado indebidamente su trabajo, podr¨ªan abrir un nuevo cap¨ªtulo en esta historia.
Una pol¨¦mica pieza feminista
Mujeres a trav¨¦s de la historia se empez¨® a gestar en noviembre de 2021 como una pieza importante dentro de la historiograf¨ªa feminista. En principio, seg¨²n Gouffray, acordaron con el entonces editor de Penguin, Juan Sebasti¨¢n Sabogal, y en presencia de Uribe, que su nombre figurar¨ªa en la portada del libro por su papel central en el desarrollo de la obra. La polit¨®loga de 29 a?os tambi¨¦n ser¨ªa invitada a los espacios de presentaci¨®n o lanzamiento junto a Diana Uribe, seg¨²n cuenta. Aquellas promesas iniciales, dada la cercan¨ªa y confianza entre las dos autoras que ya hab¨ªan colaborado en el libro Revoluciones (Penguin, 2020), se cerraron con pactos verbales.
El contrato escrito de Gouffray con la editorial RH solo se materializ¨® en marzo de 2023. En ese punto empezaron los desencuentros. ¡°Cuando formalizamos el contrato, yo llevaba un buen tiempo escribiendo el libro. Ah¨ª me di cuenta de que hab¨ªa varios vac¨ªos. Les dije, ¡®Bueno, la plata no es problema. Pero s¨ª deber¨ªan incluirme en la portada por ser la autora¡±, relata la investigadora. Narra, as¨ª mismo, que para entonces ya hab¨ªa enviado varias entregas, seg¨²n la estructura acordada, y aprobada p¨¢gina por p¨¢gina, por Diana Uribe y sus tres asistentes.
Penguin cedi¨®. Hoy, en la tapa morada que ya est¨¢ disponible en las librer¨ªas se lee, efectivamente, ¡°Textos e investigaci¨®n de Alejandra Espinosa Uribe y Mar¨ªa Emilia Gouffray¡±. No ha ocurrido lo mismo con la expectativa de acompa?ar a Diana Uribe en el lanzamiento en el Hay Festival cartagenero. Una participaci¨®n que, explica Juli¨¢n Paca, abogado de Penguin, se define ¡°seg¨²n las particularidades de cada proyecto editorial¡±. Es decir, el sello no est¨¢ obligado a contar con Gouffray en los actos promocionales o de lanzamiento.
La hija de la fil¨®sofa
Todo se enred¨® m¨¢s, seg¨²n cuenta Gouffray, a partir de noviembre de 2023. Diana Uribe le inform¨® que su hija, la literata Alejandra Espinosa, se sumar¨ªa al proyecto. La historiadora ya hab¨ªa entregado seis de los siete cap¨ªtulos convenidos en el esqueleto inicial, con alrededor de 229 p¨¢ginas de Word, y m¨¢s de un centenar extra de la investigaci¨®n final, de acuerdo a su relato. Estaba a un apartado de poner punto final al trabajo que se le encomend¨® dos a?os antes. ¡°La obra, realmente, corri¨® por mi parte. Yo calculo que un 90% del material que la editorial hoy tiene en las manos es de mi autor¨ªa¡±, agrega.
En una reuni¨®n virtual, seg¨²n recuerda Gouffray, Espinosa menospreci¨® la estructura, el estilo y el tono. No era, dijo, coherente con los libros anteriores de su madre. Despu¨¦s de m¨²ltiples correos cruzados, ni la editorial ni Uribe accedieron a la petici¨®n de conciliar planteada por la investigadora para llegar a una versi¨®n final consensuada. El texto, para Gouffray, fue ¡°deformado¡±: ¡°Me dijeron, en las reuniones que tuve con la editora, que esa era la nueva estructura y me dieron a entender que yo no ten¨ªa ni voz ni voto. Que esa era la l¨ªnea editorial de Diana Uribe y que ella era la autora¡±.
Ese es, quiz¨¢s, el gran nudo de esta historia. Penguin Random House avanz¨® en el proceso editorial de un libro cuya versi¨®n final no tuvo luz verde de Gouffray. Las recomendaciones y lineamientos, explica la abogada Julieta Laverde, de la firma CT Legal Advisors, fueron obviados: ¡°La ley es clara al mencionar que Mar¨ªa Emilia conserva el derecho a oponerse a toda deformaci¨®n de la obra, cuando esta le cause perjuicio a su honor o a su reputaci¨®n¡±.
?Qu¨¦ dice la editorial? Resalta que respeta los derechos de autor y pag¨® debidamente a la investigadora los honorarios pactados. Juli¨¢n Paca responde por correo que, bajo las condiciones del contrato en cuesti¨®n, los ¡°textos de los investigadores, las ilustraciones, la m¨²sica, y dem¨¢s elementos del proyecto editorial, una vez recibidos pasan por un riguroso proceso de edici¨®n, entre la autora y la editorial, buscando que dicha obra refleje aquello que la autora quiere comunicar a su audiencia¡±. Tambi¨¦n que ¡°en virtud del contrato y las normas aplicables, PRH es titular de los derechos de autor y propietario del material encargado¡±.
Mar¨ªa Emilia Gouffray refuta esa tesis: ¡°El n¨²cleo del problema es que mi nombre aparezca en una obra que yo no aprob¨¦, que tiene cambios de sentido con los que no comulgo y graves imprecisiones historiogr¨¢ficas¡±. Para despejar dudas, la escritora reley¨® el texto modificado que hoy est¨¢ en venta y exigi¨® los ya mencionados cambios donde detect¨® inexactitudes. Su inconformidad va desde asuntos conceptuales, como la excesiva utilizaci¨®n de teor¨ªas feministas anglosajonas en detrimento de otras que ella hab¨ªa incluido, hasta la cita de autoras que a su juicio hoy est¨¢n desacreditadas.
La editorial asegura, a su vez, que el material entregado por la escritora fue utilizado como un ¡°aporte al proyecto¡±, a trav¨¦s de la modalidad que establece la ley como ¡°obras por encargo¡±. La empresa recuerda que la labor de Gouffray est¨¢ reconocida no solo en la portada, sino tambi¨¦n en ¡°p¨¢gina legal e, incluso, por petici¨®n expresa de la investigadora, se incluy¨® su foto y perfil en las p¨¢ginas finales del libro¡±. Este diario contact¨® a trav¨¦s de mensajes de WhatsApp a Diana Uribe y su hija Alejandra. La primera no contest¨®. La segunda prefiri¨® dejar el tema en manos de los abogados.
Entre los contratos y la realidad
El problema, explican los asesores legales de Gouffray, gira en torno a la figura contractual elegida. A juicio de cuatro abogados consultados, es probable que las obras por encargo, en concreto, se presten a menudo para conflictos entre los creadores y los sellos que los contratan. Seg¨²n los expertos en propiedad intelectual de la firma CT Legal Advisors, es un r¨®tulo que ha dado espacio para que las empresas del sector creativo lleven al l¨ªmite las ventajas que les otorga la ley. Por eso, el abogado experto en propiedad intelectual Wilson R¨ªos subraya: ¡°La persona que realiza de manera efectiva una obra conserva siempre, por supuesto, sus derechos morales sobre el trabajo, de manera inalienable, irrenunciable e imprescriptible¡±.
A saber: los derechos de autor se bifurcan en dos. Por una parte est¨¢n las normas de los derechos patrimoniales o econ¨®micos. De explotaci¨®n comercial de las obras. Otro asunto diferente es el derecho moral, que define qui¨¦n es el autor y blinda la paternidad de su trabajo sobre la obra. Y a pesar de que, al parecer, las reglas de juego est¨¢n bien delimitadas en el sector, a¨²n se prestan para m¨¢s de un pleito.
Lo reafirma Mar¨ªa Carolina Uribe Corzo, abogada especializada en derechos de autor, en un art¨ªculo acad¨¦mico publicado en la revista de la Universidad Externado: ¡°en el caso de las obras creadas por encargo no se da una protecci¨®n efectiva de los derechos morales de autor (...)¡±. Los m¨¢s cr¨ªticos entienden que la realidad en el mundo contractual de las industrias creativas es proclive a caer en ciertas asimetr¨ªas. Ese es el terreno legal donde se mueve esta controversia entre una joven escritora, una popular difusora de historias y p¨®dcast, y una de las editoriales m¨¢s poderosas del mundo.
Silencio en la industria
Un vocero de CT Legal Advisors señala que en el mundo editorial colombiano pocos se han animado a levantar la mano en casos similares. Desde tres firmas de abogados consultadas aseguran que los pleitos por infracción a los derechos morales de autor no son aislados y con la irrupción de los canales digitales el problema se ha acentuado. Pero, afirman, como la subsistencia de los creadores depende de grandes emrpesas, suele primar el silencio: “Muchas personas se conforman con recibir el crédito y no hacer ruido porque les da miedo pelear con la editorial o con el autor. Hay miedo a las represalias y también cierto desconocimiento general de que existen acciones legales para proteger sus derechos”, remata un responsable de CT Legal.
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