Petro pone tierra de por medio con Venezuela
El presidente, inmerso en sus l¨ªos internos y con una popularidad a la baja, se aleja de un conflicto que no le ha dado ning¨²n r¨¦dito pol¨ªtico
Petro ha perdido peso en el debate venezolano o, m¨¢s bien, Venezuela ha dejado de ser una prioridad en la agenda del presidente colombiano. En sus primeros meses en el poder, apost¨® pr¨¢cticamente toda su pol¨ªtica exterior a restablecer relaciones con Caracas y a tenderle la mano a Nicol¨¢s Maduro para que volviera a la escena internacional y al di¨¢logo con la oposici¨®n. Petro ha logrado lo primero, pero lo segundo, mediar en la crisis pol¨ªtica venezolana, devora a todos los bienintencionados que creen tener a mano una soluci¨®n. ?l no ha sido la excepci¨®n.
El presidente tiene una fe inquebrantable en su poder de seducci¨®n. Visit¨® Caracas varias veces con la convicci¨®n de que Maduro, al ver que ¨¦l le legitimaba con su sola presencia a ojos de los dem¨¢s pa¨ªses, acceder¨ªa a regresar a la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos. Frente a frente, en el Palacio de Miraflores, le dijo al sucesor de Hugo Ch¨¢vez que esa era la mejor manera de honrar la democracia liberal. Maduro no movi¨® un m¨²sculo de la cara cuando escuch¨® la palabra democracia, pero dej¨® entrever que hab¨ªa alguna posibilidad de que se integrara de nuevo en algunos organismos regionales.
M¨¢s tarde, Petro le pidi¨® de coraz¨®n que marcara en el calendario la fecha de las elecciones presidenciales venezolanas de 2024. La comunidad internacional espera que el chavismo permita que un candidato opositor pueda disputarle de forma leg¨ªtima la presidencia a Maduro y en el pa¨ªs se formalice una transici¨®n pol¨ªtica. Petro pensaba que la mejor forma de llevarla a cabo era de la mano del chavismo. Se aline¨® con EE UU cuando Washington prometi¨® levantar gradualmente las sanciones siempre y cuando Maduro diera muestras de apertura, como liberar presos o quitar las inhabilitaciones de pol¨ªticos opositores. El presidente colombiano ten¨ªa una hoja de ruta y un final sorprendente en la cabeza. Pensaba que todos aquellos que lo acusaban de querer transformar Colombia en una dictadura castrochavista se iban a quedar de piedra al verle como actor clave de una transici¨®n democr¨¢tica en Venezuela.
No hay que olvidar que ¨¦l tambi¨¦n insisti¨® a Maduro en que deb¨ªa regresar a la mesa de negociaci¨®n con la oposici¨®n. Por momentos, quiso arrogarse el papel de mediador y desplazar a M¨¦xico y Noruega, pero despu¨¦s se dio cuenta de que era una estrategia equivocada, que era mejor sumar que dividir. M¨¦xico era el camino establecido, el canal oficial. Por eso, la reuni¨®n de cancilleres que organiz¨® en Bogot¨¢, con mucha expectaci¨®n pero un resultado tibio como lo que envuelve a Venezuela, concluy¨® que lo prioritario era poner fecha al proceso electoral y regresar a la mesa de di¨¢logo.
Los deseos de Petro no est¨¢n ni remotamente lejos de cumplirse. Maduro no ha cedido ni un mil¨ªmetro en su estrategia, ha deso¨ªdo todos los consejos de su amigo colombiano. Hace unos d¨ªas, incluso hizo renunciar a la directiva del Consejo Nacional Electoral (CNE) m¨¢s democr¨¢tico de los ¨²ltimos a?os y, entre los nuevos miembros, el presidente quiere colocar a su esposa, la primera dama Cilia Flores. Con el ¨®rgano electoral desactivado, la oposici¨®n, sin apenas tiempo ni margen de maniobra, tendr¨¢ que organizar por s¨ª misma unas primarias de las que debe salir un candidato ¨²nico que se enfrente a Maduro, con todo el problema log¨ªstico que eso supone para un grupo de pol¨ªticos enfrentados por enormes diferencias, inhabilitados a capricho por el chavismo o en el exilio.
La ofensiva del Gobierno contra la oposici¨®n ya ha dejado de lado hasta el disimulo. A las inhabilitaciones de Freddy Superlano y Henrique Capriles se uni¨® ayer la de Mar¨ªa Corina Machado, una radical de derechas que iba a la cabeza de todas las encuestas de las primarias. EE UU critic¨® de inmediato la decisi¨®n. ¡°La decisi¨®n de hoy (¡) priva al pueblo venezolano de derechos pol¨ªticos b¨¢sicos¡±, dijo el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, en un comunicado. Petro, al que en su d¨ªa inhabilitaron como alcalde de Bogot¨¢ durante 15 a?os por una resoluci¨®n injusta, tambi¨¦n respondi¨® airado: ¡°Ninguna autoridad administrativa debe quitar derechos pol¨ªticos a ning¨²n ciudadano¡±. Petro de la mano de Joe Biden y no de Maduro, el que parec¨ªa a priori su aliado m¨¢s natural.
Poco a poco, el presidente colombiano se ha chocado con un muro de realidad. El chavismo, como le advert¨ªan los m¨¢s esc¨¦pticos, no tienen ninguna intenci¨®n de entregar el poder en un proceso democr¨¢tico abierto y transparente. El asunto no le proporciona por ahora ning¨²n r¨¦dito pol¨ªtico a Petro. Como mucho, se le ver¨¢ enarbolando la bandera de un fracaso. Noruega media en el conflicto, pero no le va la vida en ello, no altera el d¨ªa a d¨ªa en Oslo. En cambio, para Petro era algo importante, era su forma de posicionarse como un l¨ªder regional e incluir su nombre como un hombre de consenso y paz en los libros de historia.
¡°Para el Gobierno colombiano, Venezuela ha perdido importancia. La conferencia internacional fue un fracaso y eso desanim¨® a Petro¡±, explica una fuente diplom¨¢tica de alto nivel. ¡°Me parece muy diciente que ?lvaro Leyva (canciller colombiano) se comprometiera a seguir moviendo el tema venezolano en la Asamblea de la OEA, pero en vez de hacerlo se fue a Par¨ªs con Petro a un foro de finanzas internacionales¡±, a?ade. En su opini¨®n, tambi¨¦n es muy llamativo que la ¨²ltima reuni¨®n entre Venezuela y Estados Unidos, un encuentro secreto que revel¨® EL PA?S, se produjera en Qatar, una monarqu¨ªa absolutista que ha ganado un protagonismo inesperado en la mediaci¨®n.
A medida que la soluci¨®n en Venezuela se ha ido alejando, Petro se ha encontrado con un sinf¨ªn de problemas internos. Hace unos meses sac¨® de su Gobierno a los ministros m¨¢s moderados por considerar que estaban siendo un estorbo para su proyecto de cambio. Con los nuevos dio un giro a la izquierda y abandon¨® de facto el prop¨®sito de sacar adelante todas sus reformas en su primer a?o de mandato. La derecha y el centro le han dado la espalda y han sido un obst¨¢culo para su Gobierno, pero en vez de tender de nuevo la mano, como hizo al principio, el presidente se ha enrocado y no parece dispuesto a negociar sus reformas. O las que ¨¦l tiene en la cabeza o ningunas.
A todo ese ruido interior se le sumaron los esc¨¢ndalos de la gente que le rodeaba. El embajador en Caracas, Armanado Benedetti, su asesor de campa?a, un socio leal en apariencia, entr¨® en combusti¨®n y arremeti¨® contra la que era la mano derecha de Petro, Laura Sarabia. La disputa se convirti¨® en un caso de escuchas ilegales, abuso de poder y presunta financiaci¨®n irregular en campa?a. Benedetti y Sarabia acabaron destituidos de sus puestos, pero en el aire qued¨® la sensaci¨®n de que el presidente que hab¨ªa prometido airear la vida pol¨ªtica colombiana tropezaba con los fantasmas del pasado.
Para sustituir a Benedetti, Petro ha elegido a Milton Rengifo Hern¨¢ndez, alguien que no sent¨ªa muchas simpat¨ªas por el chavismo. Rengifo Hern¨¢ndez hab¨ªa escrito tuits como este:¡±Y aqu¨ª rogando para que Maduro caiga y poder tener gasolina y di¨¦sel a la mano¡±. Se vio obligado a borrar Twitter. La designaci¨®n ha enfadado al chavismo, que no suele perdonar estas afrentas. ¡°Su nombramiento es ya de por si una muestra de que el tema ha dejado de importar tanto¡±, incide la fuente diplom¨¢tica. El canciller Leyva , por su parte, contin¨²a restableciendo las relaciones con Venezuela ¡ªla frontera, los consulados, la seguridad¡ª, pero eso no significa que Petro no se haya resignado a encontrarle una salida al conflicto de Venezuela. Inmerso en su propio laberinto, el presidente colombiano pone tierra de por medio con la eterna crisis venezolana.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S sobre Colombia y reciba todas las claves informativas de la actualidad del pa¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.