¡°El ?o?o¡± El¨ªas, el delincuente corrupto recibido en las calles como un h¨¦roe
Alguien tiene que explicarnos c¨®mo es posible que cientos de personas salgan a recibir como a un h¨¦roe a Bernardo ¡°El ?o?o¡± El¨ªas, un hombre que fue condenado por concierto para delinquir, lavado de activos, cohecho propio y tr¨¢fico de influencias
Aplausos, v¨ªtores, arengas, gritos de emoci¨®n, apretones de mano y una multitudinaria caravana son los ingredientes que configuraron ayer en la tarde el sorprendente recibimiento que se vivi¨® en el municipio de Sahag¨²n, C¨®rdoba, por la llegada de un hombre que reci¨¦n sal¨ªa de la c¨¢rcel. El evento, que reuni¨® a varios centenares de personas en las calles principales del peque?o pueblo del Caribe colombiano, parec¨ªa emular las im¨¢genes de la llegada del Papa a Colombia o la multitudinaria recepci¨®n que hace algunos a?os recibi¨® la selecci¨®n Colombia de N¨¦stor P¨¦kerman a su regreso del mundial de f¨²tbol. Pero entre estos dos y el ungido por la multitud cordobesa hay una enorme diferencia: el hijo pr¨®digo de Sahag¨²n no es el m¨¢ximo representante de la iglesia cat¨®lica, ni tampoco un atleta coronado por los laureles del triunfo. Bernardo ¡°El ?o?o¡± El¨ªas es un delincuente.
No soy el primero en decirlo: Colombia y los colombianos necesitamos urgente ser evaluados por un siquiatra. Nuestra propensi¨®n a la violencia, nuestra cleptocracia, nuestra intolerancia hacia la diferencia son prueba de que algo anda mal en nuestras cabezas. Citando a Ricardo Silva Romero: Colombia necesita un Siquiatra General de la Naci¨®n. Sin embargo, ante la imposibilidad de que cuaje una reforma constitucional que le d¨¦ vida a ese cargo, la fiesta que se vivi¨® ayer con la llegada del ¡°?o?o¡± a su pueblo natal deber¨ªa merecer al menos que una misi¨®n de expertos en salud mental haga un gigantesco estudio sobre lo que podr¨ªamos llamar un S¨ªndrome de Estocolmo masivo del cual son v¨ªctimas los habitantes de ese lugar de Colombia.
Alguien tiene que explicarnos c¨®mo es posible que cientos de personas salgan a recibir como a un h¨¦roe a un hombre que fue condenado por concierto para delinquir, lavado de activos, cohecho propio y tr¨¢fico de influencias. Dir¨¢n los defensores del ¡°?o?o¡± que ¨¦l ha dejado grandes obras para los habitantes de su regi¨®n y de ah¨ª el cari?o que la multitud quiso expresarle en su regreso a la libertad. Pero eso es parcialmente cierto, pues si bien el ex senador gestion¨® proyectos regionales importantes, tambi¨¦n se calcula que de cada uno de ellos sac¨® tajadas tan grandes que le permitieron, seg¨²n revel¨® en 2017 Le¨®n Valencia, pagar campa?as al Congreso de m¨¢s de 8.000 millones de pesos, es decir mover votos con plata.
Algunos expertos en siquiatr¨ªa han definido el S¨ªndrome de Estocolmo como resultado del estr¨¦s postraum¨¢tico que termina por llevar a una cierta idealizaci¨®n del perpetrador de un determinado delito, generalmente secuestro. Hay otros cient¨ªficos que descalifican el concepto y lo se?alan como un mito. De hecho, hay pocos estudios emp¨ªricos sobre el asunto de ah¨ª que el uso del t¨¦rmino a veces sea cuestionado. Tal vez por ello lo mejor ser¨ªa que en lugar de ver a los habitantes de Sahag¨²n como pacientes afectados por ese s¨ªndrome, los investigadores en salud mental desarrollen un nuevo concepto: el S¨ªndrome de Sahag¨²n.
Propongo para tal fin que se investigue si la recepci¨®n multitudinaria del exsenador El¨ªas se dio por verdadera admiraci¨®n hacia un personaje que defraud¨® al pa¨ªs o por cuenta de los r¨ªos de dinero que ya empiezan a circular a cuatro meses de las elecciones regionales. Si es lo primero, queda en evidencia nuestra mala educaci¨®n. Si es lo segundo, queda demostrado una vez m¨¢s que delincuentes como ¡°El ?o?o¡± no aprenden a pesar de la c¨¢rcel y que su regreso a la libertad es para volver con las mismas ma?as de siempre.
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