?El momento en que se jodi¨® Colombia?
Como pregunt¨® Zabala, el personaje de Vargas Llosa en la novela ¡®Conversaci¨®n en la Catedral¡¯, las elecciones de octubre pueden ser el momento en que se jodi¨® Colombia
?C¨®mo puede ser el segundo a?o del gobierno Petro? ?Qu¨¦ se puede esperar?
En esencia, esta fase depender¨¢ de: 1) qu¨¦ pase en las elecciones de alcaldes y gobernadores del 29 de octubre; 2) si la econom¨ªa entra definitivamente en recesi¨®n, como dice el Banco de la Rep¨²blica, o si, como esperan los analistas privados, inicia pronto la fase de ascenso; y 3) la reacci¨®n de Petro a la crisis de gobernabilidad de mediados de a?o, que a¨²n pesa sobre su Gobierno.
Tomemos primero el que podr¨ªamos llamar escenario ¡°bueno-bueno¡± para la oposici¨®n. Es decir, la izquierda pierde las elecciones en las ciudades donde ha sido fuerte, como Bogot¨¢, Cali y Cartagena; y en Medell¨ªn y Barranquilla los resultados se ajustan a las encuestas, con triunfos de Federico Guti¨¦rrez y ?lex Char.
Adicionalmente, la econom¨ªa rebota del bajonazo de crecimiento, la confianza empieza a recuperarse, la inflaci¨®n cede y, m¨¢s pronto que tarde, el Banco de la Rep¨²blica empieza a reducir, r¨¢pido y fuerte, su tasa de inter¨¦s.
Esa mezcla llevar¨ªa a que el Congreso, y no el Gobierno, sea el que defina la agenda de reformas; esto es, qu¨¦ se aprueba y qu¨¦ no, como sucedi¨® en el Gobierno de Iv¨¢n Duque. Esa transici¨®n no estar¨¢ exenta de drama, pues el presidente mantendr¨¢ la sensaci¨®n de que gan¨® las elecciones y no lo dejaron gobernar, y seguir¨¢ fustigando a los empresarios, los medios y los partidos, acus¨¢ndolos de lo que en realidad son derrotas autoinfligidas.
Entretanto, las Cortes estar¨¢n al frente de los nombramientos del fiscal general y pendientes, m¨¢s tarde, de cinco nuevos magistrados para la Constitucional. Tendr¨¢n que producir fallos clave sobre el Plan de Desarrollo, la no deducibilidad de las regal¨ªas y las ex¨®ticas sobretasas a mineros y banqueros, y se mantendr¨¢n como muro de contenci¨®n.
La prensa y los empresarios, despu¨¦s de soportar con paciencia y resignaci¨®n meses de insultos presidenciales, estar¨¢n m¨¢s legitimadas para seguir defendiendo lo bueno del pasado, que no es poco.
En ese caso es posible que se aprueben versiones moderadas de la reforma de pensiones y salud, preservando la provisi¨®n mixta, privada y p¨²blica del aseguramiento; ser¨ªa dif¨ªcil que prospere (de nuevo) la laboral, o las iniciativas invasivas en servicios p¨²blicos.
Si se materializa el bueno-bueno (para la oposici¨®n), tanto empresas como hogares mirar¨¢n con m¨¢s tranquilidad su situaci¨®n econ¨®mica y la inflaci¨®n en descenso dejar¨¢ de ahorcar sus presupuestos. Los intereses bancarios en declive le dar¨¢n un respiro necesario a la caja de las empresas y ser¨¢n una oportunidad para que el cr¨¦dito regrese a productores y familias, que es donde se pone a trabajar, aumentar activos y mejorar la calidad de vida.
Empezar¨¢n a surgir nombres de candidatos para las elecciones presidenciales de 2026, con el inicio del movimiento del p¨¦ndulo pol¨ªtico hacia el centro o el centro-derecha.
Ahora contemplemos el escenario opuesto. La izquierda gana en Bogot¨¢, Cali y Cartagena, y la econom¨ªa entra en recesi¨®n en el ¨²ltimo trimestre de este a?o; o inclusive ya est¨¢ en recesi¨®n, algo que sabremos cuando el DANE publique cifras del tercer trimestre, y eso se extender¨ªa al 2024.
La atenci¨®n de la prensa y los empresarios empezar¨¢ a privilegiar a personajes de esas tendencias pol¨ªticas, y su ¨¦xito en 2026 se volver¨¢ una predicci¨®n autocumplida. Los partidos pol¨ªticos se ver¨ªan en el dilema de aceptar algunas de las intenciones m¨¢s radicales del Gobierno en los temas de salud, pensiones y laboral. Y decaer¨ªa la convicci¨®n inversionista por Colombia.
El Gobierno se sentir¨ªa m¨¢s justificado en seguir matoneando a sectores clave como los hidrocarburos, las EPS, las electrificadoras, los industriales y los banqueros. Persistir¨ªa en la actitud de demostrar que el sector privado y los mercados libres no funcionan, y en inducir su transici¨®n a lo p¨²blico, bien sea v¨ªa la intervenci¨®n directa, en el caso de los servicios p¨²blicos; o a trav¨¦s de regulaciones invasivas que privilegien a los competidores p¨²blicos frente a los privados. Esta actitud empeorar¨ªa las perspectivas econ¨®micas.
Por las perspectivas mencionadas en los dos escenarios muestran que el segundo a?o de la administraci¨®n de Petro ser¨¢ el periodo definitivo, donde se define la profundidad de su efecto sobre instituciones, mercados, incentivos, perturbaciones de la actividad privada. Por supuesto la realidad encuentra surcos distintos de los que esquematizamos. Algo intermedio, con tintes mezclados, puede ser lo que finalmente resulta sucediendo. Eso nos fuerza a estar alertas a las se?ales.
Como lo mostraron las elecciones de Espa?a y Chile, el 29 de octubre de 2023 cualquier cosa puede pasar. El Gobierno se emplear¨¢ a fondo en promover a sus candidatos, y contar¨¢ con una tremenda potencia log¨ªstica en barrios pobres para que los votos volteen los resultados, y que las predicciones de las encuestas no se cumplan.
Como pregunt¨® Zabala, el personaje de Vargas Llosa en la novela Conversaci¨®n en la Catedral, las elecciones de octubre pueden ser el momento en que se jodi¨® Colombia.
Si no se cubren todos los flancos y se fortalece la contenci¨®n a las actitudes invasivas, abrasivas y disruptivas del ejecutivo, entraremos en una fase a¨²n m¨¢s desafiante de la que hemos vivido hasta ahora.
La cadena se rompe por el eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil. ?Cu¨¢l podr¨ªa ser el eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil en los 10 meses que van hasta el 7 de agosto de 2024? ?Los votantes pobres, seducidos por los caramelos del Gobierno y la presi¨®n de los grupos armados? ?Los empresarios y los medios de comunicaci¨®n? ?Los partidos pol¨ªticos, algunos parlamentarios liberales, conservadores o de la U? ?Los magistrados de las altas cortes?
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