Un pa¨ªs que no cambia
Infortunadamente, la respuesta al descontento con el Gobierno no es prueba de renovaci¨®n pol¨ªtica en la oposici¨®n
La paliza en las urnas al Pacto Hist¨®rico y a Gustavo Petro estaba cantada. Una mayor¨ªa de colombianos expres¨® con su voto que el Gobierno del cambio los ha defraudado, que est¨¢n cansados del tono confrontacional y de la ret¨®rica populista del presidente, a menudo confusa y maniquea, y que sienten incertidumbre frente a la desmesura de su proyecto de cambio, que pretende abarcarlo todo, pero mostrando muy poca capacidad de implementaci¨®n. El acelerado desgaste del partido de Gobierno se explica tambi¨¦n, y no en poca medida, por los esc¨¢ndalos que provoca el presidente, un hombre con vocaci¨®n de caudillo que levanta a diario polvaredas en las redes, y por los desaciertos de algunos de los miembros de su equipo de gobierno. Las ¨²ltimas semanas, por ejemplo, estuvieron marcadas por muchos incidentes de esta naturaleza: la pol¨¦mica renuencia del presidente a rechazar el ataque de Ham¨¢s, su terca obstinaci¨®n en soterrar una parte del metro y sus provocaciones a una airada Claudia L¨®pez, la decisi¨®n inconveniente de pagar recompensas a los que denuncien compra de votos, y la expedici¨®n de normas que limitaban el ejercicio period¨ªstico el d¨ªa de elecciones.
Infortunadamente, la respuesta al descontento no es prueba de renovaci¨®n pol¨ªtica en la oposici¨®n. Por ninguna parte vemos nuevos liderazgos, y s¨ª, en cambio, un repunte de la vieja y ma?osa clase pol¨ªtica, buena parte de ella declaradamente corrupta, algo que en muchas regiones pareciera importarle un pito a la ciudadan¨ªa. Que en media Colombia los clanes regionales sigan imbatibles es prueba de que la plata y la repartija del poder todo lo pueden. Una muestra de ello ser¨ªa el triunfo en Cesar de Elvia Milena Sanju¨¢n, candidata a la gobernaci¨®n prohijada por la matrona Cielo Gnecco, hoy fugitiva de la justicia; de personajes cuestionados como Yahir Acu?a en Sucre o Jorge Rey en Cundinamarca; y de Alejandro Char, que va por su tercera alcald¨ªa, y que gan¨® de forma arrasadora, sin que lo afecten ni las denuncias m¨¢s sustentadas ni el encarcelamiento de su hermano, acusado de compra de votos. Por otra parte, la derecha, que ha estado tan desdibujada como su l¨ªder, ?lvaro Uribe, logra ahora un segundo aire, con votaciones tan contundentes como la de Fico Guti¨¦rrez, que result¨® favorecido por el rechazo de los medellinenses al sinuoso gobierno de Daniel Quintero ¡ªficha de Petro que le apunta a la presidencia¡ª o la de Andr¨¦s Juli¨¢n Rend¨®n, que cuenta con el apoyo soterrado de Jos¨¦ Obdulio Gaviria. Sin embargo, fuera de la recalcitrante Mar¨ªa Fernanda Cabal, cuyo estilo desfachatado e ideas de extrema la hacen popular en ciertos sectores, nadie parece haber tomado la antorcha de un descaecido Uribe, al que ya parece haberle pasado su momento de gloria. Ni siquiera el m¨¢s articulado y combativo Vargas Lleras, que sigue creando resistencias por su talante autoritario.
Bogot¨¢, donde siempre ha prevalecido el voto de opini¨®n, definitivamente no le camin¨® a Gustavo Bol¨ªvar, una de las pocas figuras llamativas del petrismo, lo m¨¢s parecido a un outsider que tuvimos en estas elecciones. Bol¨ªvar, un libretista que se hizo rico con el negocio de las narconovelas y que tiene un discurso efectista como el del presidente Petro, su jefe y amigo, podr¨ªa ser el arquetipo del vivo colombiano, sin mucha preparaci¨®n, pero sagaz e inteligente y con gran capacidad de conectarse con las clases populares. La capital prefiri¨® a Gal¨¢n, un candidato tranquilizador, convencional y pragm¨¢tico ¡ªcon un perfil semejante al de Alejandro Eder, de Cali¡ª sin mucho carisma pero con experiencia, que en su discurso, corto y efectivo, le dej¨® claro a Petro que ¨¦l es independiente y que discrepa de sus empecinamientos, pero que est¨¢ dispuesto a o¨ªr, a conciliar, y a recibir cr¨ªticas. A pesar de antiguas discrepancias, su llegada a la alcald¨ªa y su posici¨®n en relaci¨®n al metro deben haberle hecho sentir un fresco a la alcaldesa saliente, Claudia L¨®pez.
La gran sorpresa fue que Juan Daniel Oviedo superara en votos a Bol¨ªvar. Oviedo despierta simpat¨ªas en un electorado que aprecia en ¨¦l su singularidad y su perfil de hombre disciplinado y conocedor de su materia. Su discurso no convenci¨® del todo, precisamente porque es m¨¢s un t¨¦cnico que un pol¨ªtico, y tal vez lo perjudic¨® que los bogotanos no lograron establecer si en verdad, como se rumora, lo sostienen apoyos uribistas. De su desempe?o en el Concejo depender¨¢ que se fortalezca y se proyecte como una opci¨®n distinta.
Un aspecto interesante de esta contienda electoral fue la magnitud del voto en blanco, pues manifiesta desencanto del gobierno del Pacto, pero tambi¨¦n rechazo a la politiquer¨ªa de las maquinarias y a los mismos con las mismas. Los que as¨ª votaron son ciudadanos que est¨¢n a la espera de propuestas renovadoras. Ahora falta ver qu¨¦ hace el presidente con este llamado, que llega cuando todav¨ªa le queda tiempo de cambiar de rumbo. Si la humildad lo orienta, algo dif¨ªcil en su caso, quiz¨¢ escoja el camino de gobernar para todos y no s¨®lo para sus huestes. Como dicen, la esperanza es lo ¨²ltimo que se pierde.
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