El faro en el oc¨¦ano de la desinformaci¨®n
La responsabilidad de verificar la informaci¨®n que consumimos y salvaguardar nuestros espacios digitales recae en cada uno de nosotros
Hoy, en el vertiginoso panorama de la informaci¨®n digital, se nos exige m¨¢s que nunca que seamos navegantes perspicaces y cr¨ªticos en la vastedad del ciberespacio. Encontrar herramientas para explorar las aguas turbulentas de la educaci¨®n medi¨¢tica, el internet y la desinformaci¨®n no puede dejarse a la suerte de una pr¨¢ctica libre. Se necesita de t¨¦cnicas para no morir ahogados o infoxicados.
La educaci¨®n medi¨¢tica se convierte en un faro de esperanza en un mundo cada vez m¨¢s dominado por las noticias falsas y la polarizaci¨®n medi¨¢tica. Forjar un camino hacia la claridad en medio de la tormenta de la desinformaci¨®n es inminente.
La desinformaci¨®n es un peligro palpable para la democracia. En una ¨¦poca en la que las noticias falsas se propagan m¨¢s r¨¢pido que la verdad, la realidad es que est¨¢ recayendo en cada uno de nosotros, incluyendo todos los sectores, la responsabilidad de verificar la informaci¨®n que consumimos y salvaguardar nuestros espacios digitales. Aunque hay organizaciones que hacen un gran trabajo chequeando noticias, ser conscientes frente a lo que leemos y escuchamos no puede ser delegada a otros y no es accesoria; debe ser un esfuerzo personal y sistem¨¢tico.
Evitar que la desinformaci¨®n siga propag¨¢ndose a gran escala, no solo es un deber en el ejercicio de una ciudadan¨ªa responsable si no tambi¨¦n es un deber que recae en los gobiernos, los medios de comunicaci¨®n y las plataformas digitales. A la tecnolog¨ªa somos nosotros los seres humanos los encargados de permearla de valores a medida que la usamos. Esta consciencia hace parte del cuidado de los territorios digitales p¨²blicos que utilizamos para circular informaci¨®n de nuestro inter¨¦s, debatir, conectarnos, crear, colaborar. Son los territorios donde hoy se construyen las visiones y se fortalecen, o no, nuestras democracias.
Pero el reto que tenemos como sociedad no se queda en la verificaci¨®n, debemos dar a conocer a cada ciudadana y cada ciudadano herramientas y t¨¦cnicas para que se pueda discernir informaci¨®n en el vasto ecosistema medi¨¢tico y de las redes sociales. Hoy no solo todos tenemos la posibilidad de producir contenidos sino que la posibilidad de expresarse con agencia propia en las redes le permite a cualquier persona crear comunidades y audiencias y este derecho conlleva un deber que recae en todos y que requiere ox¨ªgeno puro para navegar con destreza en el mar digital.
Es necesario puntualizar algunos de los retos que he identificado y que se deben abordar de manera contundente. La responsabilidad se extiende tanto para quienes publican como para quienes consumen, tanto para los medios de comunicaci¨®n como para las plataformas y para los influencers que hoy se expresan ante comunidades tan numerosas. Las dos cobran mayor sentido pol¨ªtico cuando el lenguaje se convierte en una manera de enunciaci¨®n mucho m¨¢s visible.
La colaboraci¨®n intersectorial en la lucha contra la desinformaci¨®n y la promoci¨®n de la educaci¨®n medi¨¢tica, el pensamiento cr¨ªtico, la protecci¨®n de datos personales y la inclusi¨®n de g¨¦nero en las redes sociales para construir sociedades sin discriminaci¨®n, informadas y responsables, diluscidan algunos de los principales desafios que hoy afrontamos y que se deber¨ªan convertir en bandera de gobierno para las alcald¨ªas y gobernaciones que tomar¨¢n posesi¨®n el pr¨®ximo enero.
La educaci¨®n medi¨¢tica tiene que convertirse en un faro que facilite herramientas para las ciudadan¨ªas que a diario producimos y consultamos informaci¨®n de calidad porque reconocemos que es crucial para la participaci¨®n ¨¦tica, el ejercicio de la democracia y para la construcci¨®n de sociedades cohesivas. La formaci¨®n temprana en este sentido, en colegios y universidades y no solo en programas especializados en comunicaciones e informaci¨®n, es fundamental dado que cualquier persona puede acceder y producir informaci¨®n, las audiencias y los voceros fungen doble rol, y sin la formaci¨®n adecuada la arena p¨²blica digital se encuentra en riesgo y as¨ª mismo nuestros sistemas democr¨¢ticos.
La lucha contra la desinformaci¨®n no es tarea de unos pocos, sino un esfuerzo mancomunado entre plataformas, organizaciones de la sociedad civil, individuos y gobiernos. Siempre ha habido desinformaci¨®n y propaganda, pero ahora hay m¨¢s volumen, velocidad, viralidad y verosimilitud. En un mundo inundado de informaci¨®n, es nuestra responsabilidad navegar con discernimiento y promover una educaci¨®n medi¨¢tica s¨®lida.
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