Un examen de los ojos para ver mejor el trauma de la violencia de Colombia
La dise?adora M¨®nica Savdi¨¦ expone en el Museo Nacional la obra ¡®Visi¨®n 20/20¡¯, en la que hace un recorrido por los horrores del conflicto en el pa¨ªs y propone una mirada hacia un futuro de concordia
La colecci¨®n del Museo Nacional de Colombia, el mayor testimonio tangible del drama, la gloria y el dolor del pa¨ªs, tiene ahora enfrente a una obra que dialoga e interpela a toda esa historia que cuenta. Desde 2007 se llam¨® Examen de visi¨®n 20/20. Su autora, la dise?adora M¨®nica Savdi¨¦ (Bogot¨¢, 60 a?os), la concibi¨® como una manera de relatar el acontecer de una Colombia en que la violencia era lo normal: llena de desaparecidos, masacres, minas quiebrapatas, asesinatos. El pa¨ªs, aunque todav¨ªa sometido a tantos traumas, ha dado pasos decididos hacia la paz. Por eso, la obra de Savdi¨¦ no se estanc¨®, pas¨® a llamarse Visi¨®n 20/20, sin m¨¢s, y se puede visitar en el Museo Nacional hasta el 8 de diciembre.
Al igual que la violencia en Colombia, esta obra que la narra ha crecido y mutado desde su nacimiento. Su origen est¨¢ en una idea inocente y algo rom¨¢ntica: un d¨ªa, en un examen de visi¨®n, Savdi¨¦ se qued¨® mirando a la tabla optom¨¦trica: la primera letra, una E may¨²scula enorme, estaba arriba, y, a medida que cambiaba de rengl¨®n, las dem¨¢s se achicaban. Esas letras as¨ª puestas no tienen sentido, pens¨® la artista: quiz¨¢ un d¨ªa habr¨ªa que poner en su lugar un poema. Pero el poema pod¨ªa esperar, porque llamar la atenci¨®n sobre la situaci¨®n de la violencia era urgente. El empuj¨®n definitivo que origin¨® el Examen de visi¨®n 20/20 lleg¨® mientras le¨ªa el especial Colombia busca a sus muertos, publicado en abril de 2007 en el diario El Tiempo, donde encontr¨® una frase del jefe paramilitar Francisco Villalba que se convirti¨® en la primera tabla de su obra:
E
RAN
PERSONASDE
EDADQUELLEVA
BANENCAMIONESA
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CCIONESERANQUITARLESBRA
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La E may¨²scula, como en el opt¨®metra, se puede ver desde muy lejos, pero para poder ver con claridad esa part¨ªcula escrita de violencia hay que acercarse. Y as¨ª sucede con los casi 200 ex¨¢menes de esta obra, que han sido impresos en afiches, pendones, papel peri¨®dico, acr¨ªlicos, tela, y que han visitado parques, museos y campus universitarios de varias ciudades del pa¨ªs. Sus breves textos (¡°son medio tuit¡±, comenta Savdi¨¦) fueron encontrados por la artista en libros, columnas de opini¨®n y textos que ella seleccionaba subrayando con resaltadores. De todos ellos se nutri¨® su trabajo, cuyo impacto, m¨¢s all¨¢ de los mensajes, estriba en captar la atenci¨®n de los espectadores que, desprevenidos, no esperan leer lo que van a leer.
El observador atento podr¨¢ ver que, en la parte inferior de cada caja de visi¨®n, hay franjas de colores. En el mundo de la optometr¨ªa, su funci¨®n es ayudar a diagnosticar el daltonismo. Pero en esta obra dan cuenta de la mutaci¨®n de la violencia y de sus v¨ªctimas: los desaparecidos (una franja roja, por la sangre, debajo de una verde, por el paisaje) o las minas antipersona (las mismas franjas roja y verde, pero invertidas). Igual con las masacres paramilitares o los ataques a los l¨ªderes sociales y a la comunidad LGTBI. La constante en todas ellas es la franja roja, que parece desembocar en el r¨ªo de sangre, otra obra de Savdi¨¦ en que se visti¨® con la bandera de Colombia invertida y alarg¨® la franja roja tanto hasta que pudo cruzar de esquina a esquina la Plaza de Bol¨ªvar de Bogot¨¢.
Como la obra tiene un car¨¢cter cronol¨®gico, el horror de las frases sobrecogedoras de la primera parte empieza a cambiar a medida que se acerca al final, tal y como la situaci¨®n de Colombia cambi¨® con los a?os, a veces con episodios de esperanza. El m¨¢s significativo de ellos, con diferencia, fue el acuerdo de paz que firm¨® el Gobierno de Juan Manuel Santos con la guerrilla de las FARC. Las 10 condiciones previas a la negociaci¨®n, enumeradas por el ex comisionado de paz Sergio Jaramillo en el informe La posibilidad de la paz, tambi¨¦n forman parte de la exposici¨®n: todas ellas, encabezadas por la E may¨²scula, est¨¢n expuestas en pendones, una al lado de la otra, en uno de los jardines del costado sur del Museo.
La obra, que se va observando con el impacto silencioso del horror, termina con la referencia a una melod¨ªa que suena familiar en todo el planeta: el cuarto movimiento de la Novena Sinfon¨ªa de Ludwig van Beethoven, o la Oda a la Alegr¨ªa en que se convirti¨® cuando se fusion¨® con el poema de Friedrich Schiller, y que, en su versi¨®n m¨¢s famosa en espa?ol, empieza de nuevo con la E may¨²scula arriba, grande. Esta vez, sin embargo, el ¨²ltimo examen de visi¨®n, ya liberado del espanto de sus primeras tablas optom¨¦tricas, no est¨¢ escrito sobre una superficie perecedera o f¨¢cil de romper, sino en piedra, un material que, con los cuidados necesarios, permitir¨¢ que dure mucho tiempo.
E
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Visi¨®n 20/20 dej¨® de crecer en 2020, no porque estuviera terminada, sino porque, por su propia esencia, tiende a ser inagotable, infinita. Lo que s¨ª ha cambiado ahora es que intenta crear un relato de varios momentos del conflicto y la violencia: del pasado y del presente, pero tambi¨¦n del futuro. Y aunque tantos trabajos de Savdi¨¦ revelan una necesidad de hablar de la violencia, su fijaci¨®n verdadera es la paz. Eso explica que esta obra vol¨¢til empiece hablando de un horror paramilitar y termine con la referencia a una melod¨ªa que llama al j¨²bilo, a la gloria, a un pa¨ªs donde el sue?o lejano de la concordia se vea cada vez m¨¢s cercano.
Juan Ricardo Barrag¨¢n, coordinador del Departamento de Comunicaci¨®n Educativa del Museo Nacional, cree que la mayor virtud de la obra de Savdi¨¦ es su capacidad de s¨ªntesis. En su opini¨®n, el conflicto armado en Colombia ha sido tantas veces abordado, que en la ciudadan¨ªa hay una suerte de predisposici¨®n a cerrar los ojos ante ¨¦l. A pesar de eso y de los lugares comunes que se desprenden de repetir muchas veces el mismo tema, considera que este tipo de trabajos sigue teniendo actualidad: ¡°Mientras el conflicto exista y tenga nuevas etapas, obras como esta son absolutamente pertinentes para llamar una y otra vez la atenci¨®n¡±. Su pertinencia tambi¨¦n es el llamado que hace a las personas que, viendo las consecuencias del conflicto, apartan la mirada sin darse cuenta de la ¡°locura colectiva¡± de la que forman parte: ¡°No prestarle atenci¨®n hace que no identifiquemos las razones permanentes de este caldo de cultivo que hace que el conflicto vuelva y tome fuerza¡±.
La sala Emma Ara¨²jo de Vallejo concentra la mayor parte de la exposici¨®n. Sin embargo, en varios otros puntos del Museo Nacional los visitantes pueden hacerse su propio examen de visi¨®n, ya sea al lado de un busto de Sim¨®n Bol¨ªvar (que tiene a su lado una tabla optom¨¦trica con una de sus frases c¨¦lebres) o junto a una urna f¨²nebre (acompa?ada por otra tabla con una descripci¨®n breve de la muerte violenta de alguna persona). As¨ª, mientras se pasea por la exposici¨®n permanente del museo, que relata la evoluci¨®n de Colombia desde sus albores hasta nuestros d¨ªas, se va recorriendo tambi¨¦n por el recuento de la violencia, la herida m¨¢s grave y de m¨¢s dif¨ªcil curaci¨®n de esta sociedad. Y entonces parece que el edificio pan¨®ptico del Museo cumple a cabalidad la funci¨®n de permitir verlo todo.
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