Petro cumple su promesa: finaliza los aumentos a la gasolina

A poco menos de cumplir un a?o y medio de su mandato, Gustavo Petro est¨¢ a d¨ªas de superar uno de sus grandes obst¨¢culos y de obtener uno de los pocos ¨¦xitos incontestables de su presidencia. Mientras grandes banderas como la paz total, la transici¨®n energ¨¦tica o las reformas al sistema de seguridad social siguen empantanadas, el mandatario culmina en cuesti¨®n de semanas el cierre del subsidio al precio al p¨²blico de la gasolina, una medida aplaudida incluso por buena parte de sus opositores, que lo...

A poco menos de cumplir un a?o y medio de su mandato, Gustavo Petro est¨¢ a d¨ªas de superar uno de sus grandes obst¨¢culos y de obtener uno de los pocos ¨¦xitos incontestables de su presidencia. Mientras grandes banderas como la paz total, la transici¨®n energ¨¦tica o las reformas al sistema de seguridad social siguen empantanadas, el mandatario culmina en cuesti¨®n de semanas el cierre del subsidio al precio al p¨²blico de la gasolina, una medida aplaudida incluso por buena parte de sus opositores, que lo leen como un compromiso con la estabilidad fiscal, y de sus aliados, que la ven como un paso en la reducci¨®n del consumo de combustibles f¨®siles.

A la llegada de Petro al Gobierno, en agosto de 2022, Colombia ten¨ªa uno de los precios de gasolina m¨¢s bajos de la regi¨®n, solo por encima de Venezuela y Bolivia. Era el producto de un esquema que se cre¨® en 2007 con la idea de ayudar a evitar las fluctuaciones abruptas del precio, pero que termin¨® siendo enormemente deficitario para el Estado. El Gobierno anterior, el del conservador Iv¨¢n Duque, estudi¨® la medida y decidi¨® implementarla justo al final de su cuatrienio, despu¨¦s de las elecciones en las que la oposici¨®n de izquierda sali¨® victoriosa.

Una de las grandes cr¨ªticas que recibi¨® el hoy presidente como candidato, especialmente de sectores m¨¢s tradicionales, era la de la posibilidad de que frenara ese incipiente curso, respondiendo a las pol¨ªticas de subsidios. Aunque la duda era m¨¢s amplia: el precio de la gasolina serv¨ªa de primer baremo sobre la ortodoxia fiscal del primer presidente netamente de izquierda en la Colombia contempor¨¢nea. La decisi¨®n era tan delicada que ¨¦l mismo plante¨® un gran ¡°debate nacional¡±, y busc¨® justificar su decisi¨®n: ¡°?Vale la pena subsidiar la gasolina por 40 billones cuando la tasa de mortalidad infantil por desnutrici¨®n se duplica?¡±.

La decisi¨®n se mantuvo. Ayudaba a liberar recursos para el Estado, potencialmente para otros subsidios, socialmente m¨¢s enfocados y pol¨ªticamente m¨¢s redituables, y ambientalmente m¨¢s positivos. Junto con la reforma tributaria que sac¨® adelante el Gobierno en sus primeros meses, el paulatino aumento del valor de la gasolina y la consecuente reducci¨®n del gasto estatal fueron dos elementos centrales para reducir el nerviosismo de diferentes inversionistas o de las agencias calificadoras. El entonces ministro de Hacienda, Jos¨¦ Antonio Ocampo, recordaba que hab¨ªa recibido un abultado d¨¦ficit fiscal de 28 billones de pesos.

Pero la situaci¨®n del Fondo de estabilizaci¨®n de precios de los combustibles, la bolsa de recursos que cre¨® el Gobierno colombiano en 2007, es cr¨ªtica. La proyecci¨®n era que mantuviera un equilibrio y se costeara solo, pues se alimentar¨ªa de cobrar m¨¢s alto al precio internacional del petr¨®leo cuando ¨¦ste estuviera bajo, y convertir¨ªa ese super¨¢vit en un subsidio al precio de la gasolina cuando el crudo estuviera alto. Pero desde su creaci¨®n, casi todos los a?os ha resultado deficitario, lo que ha obligado al Estado a asumir sus deudas.

La decisi¨®n se ha mantenido a pesar de los vaivenes pol¨ªticos, pues Petro rompi¨® su coalici¨®n legislativa en marzo por la reforma a la salud; del cambio de ministro de Econom¨ªa justo por ello; de los rumores de paro de los taxistas, afectados por los avances; de los malos resultados econ¨®micos, con una inflaci¨®n que tarda en caer, altas tasas y un crecimiento exang¨¹e; de la ca¨ªda en la favorabilidad de un presidente que pas¨® de un 56% de aprobaci¨®n al iniciar a tan solo un 26% hoy, seg¨²n la encuesta Invamer Poll.

El aumento solo ha tenido dos respiros, en el mes electoral de octubre y ahora en diciembre. Desde julio de 2022, el valor del gal¨®n ha pasado de 9.046 pesos a 14.564 pesos, un incremento del 61% en pesos corrientes y de alrededor del 40% en precios constantes (descontando la inflaci¨®n).

Ante el impacto econ¨®mico y el desgaste pol¨ªtico, el anuncio del fin de los aumentos es un notorio alivio para la sociedad entera, y para el Ejecutivo. ¡°Hemos logrado cerrar la brecha de precio y acabar el subsidio a la gasolina. Nos espera un ¨²ltimo incremento y a partir de all¨ª el precio fluctuar¨¢ con los vaivenes del precio internacional. Agradezco la paciencia y buena voluntad de la capa poblacional que consume esta mercanc¨ªa, el cierre de la brecha mejorar¨¢ la estabilidad fiscal del Estado¡±, anunci¨® el presidente en su medio de comunicaci¨®n favorito, su cuenta de X.

Sin embargo, el problema no ha terminado. Falta el complemento natural, en t¨¦rminos tanto econ¨®micos como ambientales: replantear el precio del di¨¦sel (o ACPM, como se le conoce en el pa¨ªs), que mantiene las ayudas estatales y es mayoritariamente usado por el transporte p¨²blico y el de carga. ¡°Bien lo de gasolina, pero del di¨¦sel nada¡±, resume Juan Carlos Echeverry, exministro de Hacienda y cr¨ªtico de Petro que fue presidente de Ecopetrol. ¡°No se ha tomado una decisi¨®n. Hay una mesa de trabajo, especialmente con transportadores de carga¡±, ha dicho el ministro de Minas, Omar Camacho. ¡°Todo hace parte de esa pol¨ªtica que estamos buscando liderar y consolidar de ir abandonando esa dependencia a los combustibles f¨®siles, de ir superando el d¨¦ficit que hay en el Fondo de Estabilizaci¨®n de Precios¡±.

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