La paz total, un enfermo grave
La paz total parece un enfermo grave con diagn¨®stico reservado, con un m¨¦dico que anuncia que el tratamiento aplicado a pacientes anteriores no cumplir¨¢ lo esperado
El a?o 2023 est¨¢ a punto de terminar sin que el Gobierno nacional avance en el logro de la paz total, columna vertebral del proyecto pol¨ªtico del presidente Gustavo Petro, que busca convertir a Colombia en potencia mundial de la vida. La llegada de nuevos actores ¨DOtty Pati?o como comisionado de paz y Vera Grabe como jefa negociadora con el ELN¨D ha generado esperanzas de un redireccionamiento de lo andado, luego del fracaso del ex comisionado de paz Danilo Rueda.
Un a?o y medio despu¨¦s de su posesi¨®n, en medio de la euforia de un discurso centrado en la defensa de la vida, el presidente Petro sigue sin obtener triunfos contundentes para allanar el camino y desactivar, por la v¨ªa del di¨¢logo, el conflicto armado interno m¨¢s antiguo y complejo del mundo, que se financia, principalmente, del narcotr¨¢fico, la miner¨ªa criminal y el secuestro.
Los ¨²ltimos acontecimientos al respecto son una cadena de obst¨¢culos que disminuyen el optimismo. El discurso del primer mandatario, por ejemplo, en la posesi¨®n del magistrado de la Corte Suprema de Justicia Gerardo Barbosa, dej¨® sin ox¨ªgeno a los creyentes en la posibilidad de que el Estado cumpla los Acuerdos de La Habana, suscritos hace siete a?os. ¡°No se va a implementar el Acuerdo de Paz con las FARC, realmente se va a incumplir¡±, dijo el presidente, con una enorme solemnidad ante un auditorio perplejo.
Por ser el primer presidente fruto de un tratado de paz, que hizo posible la Constituci¨®n que nos rige, es de tan hondo calado su profec¨ªa fatalista. ¡°Porque no somos capaces de construir un r¨¦gimen de verdad, no somos capaces de aceptar el territorio y transformarlo positivamente y no somos capaces de repartir la tierra. El acuerdo de paz es tierra, territorio y verdad¡±, dijo.
La narrativa de la incapacidad del Estado para cumplir lo pactado no es un mensaje de buen recibo entre los firmantes de la paz, 400 de ellos asesinados, casi en su mayor¨ªa por las disidencias ¨Des decir sus excompa?eros de armas¨D, y mucho menos entre el ELN y las mismas disidencias, cuyo argumento para no respetar lo firmado con el Gobierno de Juan Manuel Santos es, precisamente, la supuesta traici¨®n de la dirigencia fariana al entregar las armas a un Estado incapaz de honrar su palabra.
La pregunta que seguramente se deben estar haciendo los grupos armados ilegales, despu¨¦s de escuchar al presidente, es si tiene sentido desgastarse en negociar con un Estado que no le niega una firma a nadie y despu¨¦s echa en el olvido lo acordado, como los miles de pliegos de peticiones y acuerdos suscritos por ministros y altos funcionarios estatales durante d¨¦cadas para levantar paros con organizaciones sociales. Quiz¨¢ les d¨¦ m¨¢s argumentos a quienes insisten, como el ELN, que el tema de la entrega de las armas debe posponerse hasta que se cumpla lo firmado. Es decir, nunca.
Las declaraciones de Petro llegan, adem¨¢s, cuando el proceso con el ELN vive su peor crisis y Vera Grabe, la emblem¨¢tica l¨ªder guerrillera del M-19 de los a?os noventa y reconocida acad¨¦mica, aterriza para liderar esa mesa, bajo la direcci¨®n de Otty Pati?o.
Con esa designaci¨®n, la paz total queda en manos de tres exintegrantes del M-19, viejos camaradas y aliados, con una misma visi¨®n sobre c¨®mo proceder para ponerle punto final a seis d¨¦cadas de violencia armada. Ese equipo, s¨®lido y homog¨¦neo, negocia con viejas caras conocidas del ELN, desde los tiempos de la Coordinadora Guerrillera Sim¨®n Bol¨ªvar (CGSB), de la que el M-19 se deslig¨® para negociar con el presidente Virgilio Barco, firmar la paz y cumplir la palabra hasta llegar al poder, 32 a?os m¨¢s tarde.
Vera Grabe y Otty Pati?o tienen un enorme reto. Sacar la paz del pozo de escepticismo en que hoy se halla, enviando mensajes contundentes a la opini¨®n p¨²blica de que s¨ª es posible negociar en cinco procesos paralelos ¨Dcon guerrillas, paramilitares y bandas criminales¨D coordinando todas las acciones del Estado para garantizar la viabilidad de los procesos de cese el fuego vigentes y futuros, erradicando la incertidumbre e irradiando optimismo. Y, ante todo, logrando una declaraci¨®n contundente del ELN sobre el fin del secuestro como fuente de financiaci¨®n. Deber¨¢n, adem¨¢s, descongelar la agenda acordada sobre participaci¨®n de la sociedad civil en la construcci¨®n de la paz, que hab¨ªa comenzado a cumplirse en agosto pasado.
Una buena noticia de fin de a?o es el mensaje del Estado Mayor Central (EMC) grupo disidente de las FARC, de que renunciaron al secuestro. La liberaci¨®n de los plagiados en su poder dar¨ªa mayor peso a su compromiso con la reconciliaci¨®n. El ELN deber¨ªa mirarse en ese espejo.
Al Gobierno nacional le quedan ya solo m¨¢s de dos a?os para consolidar su estrategia pacifista. El tiempo corre en su contra. El tiempo, sin embargo, nunca ha sido una preocupaci¨®n del ELN, ni de ning¨²n grupo ilegal. Si para lograr la entrega de armas de las FARC se necesitaron cinco a?os de intensas negociaciones, es posible que con las organizaciones vigentes se necesite un lapso similar.
Son tiempos de pragmatismo en los que, frente a la paz total, no hay que ilusionarse ni desesperarse. Esa estrategia vive en un permanente viacrucis y hoy est¨¢ en manos de un triunvirato experto en resoluci¨®n de conflictos. Ojal¨¢ Pati?o, a la par que busca revivir la esperanza con los actores armados ilegales logre impulsar, como anunci¨® hace unos d¨ªas, ¡°la implantaci¨®n del Estado Social y de Derecho en los territorios¡±, para que ¡°¡el Estado haga presencia integral, no solo a trav¨¦s de la fuerza, sino a trav¨¦s de solucionar las necesidades b¨¢sicas de la gente¡±. En ese cambio de enfoque es necesaria la coordinaci¨®n interinstitucional y la relaci¨®n directa y arm¨®nica con las autoridades territoriales que han enviado mensajes sobre su disposici¨®n a contribuir a ese objetivo. Es imposible pensar en el territorio desconociendo a gobernadores y alcaldes.
En esta ¨¦poca de Navidad habr¨¢ que esperar qu¨¦ sucede en el quinto ciclo de negociaciones con el ELN en M¨¦xico, antes de que comience 2024. No hay que olvidar que el pr¨®ximo a?o el Gobierno cumplir¨¢ la mitad de su mandato, el sol comenzar¨¢ a ponerse a sus espaldas, el pa¨ªs iniciar¨¢ el ciclo electoral de 2026 y emerger¨¢n los nombres de aspirantes a reemplazar al presidente.
Si la popularidad de Petro contin¨²a cayendo, no es exagerado que los actores armados comiencen a barajar de nuevo y jueguen a dilatar la paz total de un Gobierno que no logra convencer a las mayor¨ªas sobre las bondades de su propuesta. La cosa est¨¢ grave. La guerra de la derecha contra la paz no da tregua, los ilegales atacan a la poblaci¨®n civil y la fuerza p¨²blica recibe ¨®rdenes y contra¨®rdenes en su intento de interpretar los cese al fuego pactados.
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