De ¡®La Vor¨¢gine¡¯ a ¡®Griselda¡¯: la cambiante imagen de Colombia en el espejo
La coincidencia del centenario de la primera novela colombiana de denuncia social y el estreno de la m¨¢s reciente narcoserie de la mano de Sof¨ªa Vergara, invita a una reflexi¨®n sobre como nos miramos a nosotros mismos
Esta es la versi¨®n web de la newsletter semanal de EL PA?S sobre Colombia. Si quieren suscribirse, pueden hacerlo en este enlace.
Muy buenos d¨ªas, lectores,
La met¨¢fora no es nueva. La producci¨®n cultural de una sociedad es un espejo de s¨ª misma. Puede ser una operaci¨®n sutil o completamente transparente; camuflada, intencional o involuntariamente, entre pasajes o escenas sobre temas universales o como el centro mismo de la obra. Mientras, su interpretaci¨®n e impacto depende tanto de los objetivos de los creadores, como del apetito, ideas y sensibilidad de la audiencia. Cuando se cumplen 100 a?os de la publicaci¨®n de la novela La Vor¨¢gine de Jos¨¦ Eustasio Rivera, considerada la primera novela de denuncia social del pa¨ªs, y Netflix acaba de sacar en todo el mundo Griselda, la serie protagonizada por Sof¨ªa Vergara sobre la narcotraficante colombiana Griselda Blanco, la forma c¨®mo Colombia se mira a s¨ª misma y se presenta al resto del mundo a lo largo de un siglo de profundas transformaciones se vuelve particularmente notable.
En 1924 este era un pa¨ªs todav¨ªa joven, en el cual los destellos de una barbarie colonial retumbaba en los recuerdos y reviv¨ªa en la violencia que hab¨ªa definido la naci¨®n pr¨¢cticamente desde su fundaci¨®n. En ese contexto, Jos¨¦ Eustasio Rivera, un abogado que trabajaba como funcionario en los l¨ªmites de un Estado vestido con harapos, ten¨ªa una perspectiva privilegiada para desde ah¨ª contar c¨®mo a principios del siglo XX se luchaba por ¡°domar¡± un territorio salvaje; y c¨®mo lo b¨¢rbaro se impon¨ªa. Hay injusticias y abusos tremendos, especialmente aquellos cometidos por los caucheros sobre los ind¨ªgenas de la Amazon¨ªa, y la selva misma es un personaje temible m¨¢s, una representaci¨®n de la naturaleza ¨C ?nuestra? ¨C indomesticable. A pesar de la feroz cr¨ªtica social, La Vor¨¢gine fue recibida con entusiasmo y r¨¢pidamente se convirti¨® en un libro de referencia para la literatura colombiana; un reflejo fiel de lo que cre¨ªamos ser, con sus claros y oscuros, m¨¢s oscuros que claros.
Es una historia que genera un curioso paralelo con otra que comienza ese mismo a?o, en un peque?o municipio de la costa Pac¨ªfica. Nac¨ªa en C¨¦rtegu¨ª, Choc¨®, en ese momento Arnoldo Palacios, quien m¨¢s adelante se convertir¨ªa en novelista tambi¨¦n, aunque tardar¨ªa d¨¦cadas en recibir reconocimiento por su obra. Y ni siquiera tanto: yo admito que no he le¨ªdo nada suyo. Sin embargo, el Gobierno ha declarado que el 2024 ser¨¢ el a?o de Palacios. En estos 12 meses promover¨¢ el trabajo del escritor afrocolombiano con conferencias, difusi¨®n de sus libros en bibliotecas p¨²blicas o una exposici¨®n fotogr¨¢fica que viajar¨¢ por todo el pa¨ªs.
El rescate del olvido ha generado cierta controversia: las voces m¨¢s cr¨ªticas del Gobierno dicen que la celebraci¨®n est¨¢ motivada ideol¨®gicamente ¨Den l¨ªnea con el antirracismo y anticapitalismo de Petro y de la vicepresidente Francia M¨¢rquez¨D, mas no responde al m¨¦rito literario del autor. Yo no me voy a meter ah¨ª, porque, insisto, no he le¨ªdo la obra del autor, pero en este art¨ªculo mi compa?era Camila Osorio cuenta muy bien el debate y defiende el valor del autor chocoano y sus libros. Lo que s¨ª puedo decir es que solo el hecho de que el debate se est¨¦ dando, de que Palacios y su obra sean rescatados, demuestra que hay un deseo de renovar, o como m¨ªnimo, completar, la imagen que nos devuelve el espejo. Si Jos¨¦ Eustasio Rivera fue el primero en usar la literatura para retratar una sociedad violenta y corrupta, celebrar a Palacios busca recordarnos del racismo que tambi¨¦n ha definido a este pa¨ªs desde su fundaci¨®n.
Pero en realidad, desde hace tres o cuatro d¨¦cadas esa imagen ha tenido la presencia dominante del narcotr¨¢fico, y cualquier otra expresi¨®n de la colombianidad ha quedado condenada a abrazar el marco del espejo, a riesgo de quedar fuera del todo. No pretendo hacer juicios de valor ni entrar en el debate acerca de la narco-cultura, solamente se?alar que llevamos d¨¦cadas mostr¨¢ndonos en gran medida a trav¨¦s de narco-novelas y narco-series; y que tampoco conviene ignorar que hemos vivido y vivimos esa realidad.
Este a?o no es la excepci¨®n. Despu¨¦s del fiasco de Narcos, la serie de Netflix en la que Pablo Escobar era interpretado por el actor brasile?o Wagner Moura y el producto estaba armado respondiendo a las especificaciones del consumidor gringo, la serie de Griselda, producida por la misma empresa, nos vuelve a presentar de la misma manera, agreg¨¢ndole la saz¨®n de la voluptuosa caribe?a ¨C otro s¨ªmbolo de identidad nacional. Y la serie ser¨¢ vista por much¨ªsimas m¨¢s personas, colombianos y extranjeros, que las que leer¨¢n un libro de Arnoldo Palacios o La Vor¨¢gine. Por m¨¢s que queramos, no controlamos del todo el reflejo del espejo.
Otras historias
Antes de despedirme, les recomiendo que lean estos art¨ªculos para que no se pierdan de lo mejor que hemos publicado:
- Primero, este perfil del ya ex fiscal Francisco Barbosa, el camale¨®n, que luego de cuatro a?os, en medio de controversias y acusaciones, sale del cargo al que lleg¨® tras ser postulado por Iv¨¢n Duque, su mejor amigo de la universidad.
- Este art¨ªculo, que recoge el avance de la paz total en una semana de crispaci¨®n pol¨ªtica, contando c¨®mo a la pr¨®rroga del cese al fuego con el ELN se le suma en pocos d¨ªas la visita del Consejo de Seguridad de la ONU a Colombia y el anuncio de negociaciones con las disidencias de Iv¨¢n M¨¢rquez.
- Por el lado de la econom¨ªa, aqu¨ª contamos que la crisis exportadora ubica a Colombia a la zaga de Latinoam¨¦rica y el Caribe, pues la excesiva dependencia de los hidrocarburos condiciona el despegue del comercio exterior y marca la ca¨ªda del 13% en las transacciones internacionales de 2023.
- Y acabamos con un poco de cultura con esta nota sobre el Museo de Arte Moderno de Bogot¨¢, que encara una etapa m¨¢s empresarial tras celebrar sus 60 a?os y recuperar parte de su antiguo esplendor con su tercera directora, Claudia Hakim, aunque hay incertidumbre ante la apuesta por su reemplazo.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S sobre Colombia y aqu¨ª al canal en WhatsApp, y reciba todas las claves informativas de la actualidad del pa¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.