La crisis de Venezuela acapara la atenci¨®n en Colombia
El esc¨¢ndalo de la UNGRD, el presupuesto para 2025 o el d¨¦ficit en el gas han pasado a segundo plano frente a los se?alamientos de fraude en el pa¨ªs vecino y las protestas
En Colombia se suele decir que el pa¨ªs es muy provinciano, que se mira excesivamente a s¨ª mismo. Si eso es cierto, desde el domingo no ha sido as¨ª: las elecciones presidenciales de la vecina Venezuela, de donde proviene m¨¢s del 5% de la poblaci¨®n colombiana, han ocupado las conversaciones de cafeter¨ªa, los titulares de los medios, los debates en las redes sociales. No se habla de otra cosa pese a que hace menos de una semana la Fiscal¨ªa se?al¨® a altos funcionarios en un gran esc¨¢ndalo de corrupci¨®n en la Unidad Nacional de Gesti¨®n de Riesgos de Desastre (UNGRD), a que hace 10 d¨ªas inici¨® una nueva legislatura, a que los expertos advierten de un d¨¦ficit en el suministro de gas natural, o a que el Gobierno present¨® un presupuesto para 2025 con un faltante significativo, que se deber¨¢ llenar con nuevos impuestos.
El Tiempo, el principal diario de Colombia, ha abierto sus ediciones del domingo, lunes y martes con Venezuela. El Espectador, su principal competencia, tambi¨¦n; Hora 20, el principal programa de opini¨®n de la radio, ha girado alrededor de las elecciones y la crisis estos d¨ªas. Noticias Caracol, el noticiero de televisi¨®n m¨¢s visto, ha concentrado sus titulares en las elecciones, las protestas, las reacciones. Y no son solo los medios. ¡°Hermano, ?c¨®mo vio lo de Venezuela?¡±, preguntaba este lunes un vendedor ambulante a otro en la calle 85 con carrera 15, en el acomodado norte de Bogot¨¢. ¡°Mal. Ahora vendr¨¢n m¨¢s [migrantes]¡±, respondi¨® a ese particular saludo Luis, quien vende sombrillas, tapabocas y otros art¨ªculos varios en las inmediaciones de la cl¨ªnica del Country. Seg¨²n explic¨® a este diario, ¨¦l lamenta y entiende la crisis social y econ¨®mica de Venezuela, pero tambi¨¦n le preocupa la posibilidad de una nueva oleada de migrantes y la presi¨®n que pueda ejercer sobre el trabajo local. ¡°Lo mejor era que ganara la oposici¨®n¡±, resume. Aunque varios estudios han demostrado los beneficios econ¨®micos que ha tra¨ªdo la migraci¨®n venezolana a Colombia, estos resultados no han calado a¨²n en el imaginario colectivo.
Y es que la atenci¨®n sobre lo que ocurre en Venezuela se exacerba por el impacto de un flujo migratorio sin precedentes en la historia de una sociedad que por d¨¦cadas vio sin entusiasmo la llegada de grandes grupos de extranjeros, a diferencia de lo que ocurri¨® en pa¨ªses de la regi¨®n como Argentina, Brasil, M¨¦xico o la misma Venezuela. Si los colombianos siguieron con atenci¨®n las elecciones venezolanas de 2013 y su posterior crisis, o las protestas de 2017, eso ocurr¨ªa cuando era inusual encontrar venezolanos en el pa¨ªs. Solo unos pu?ados, usualmente de las clases m¨¢s altas, o los colombianos que regresaron de un pa¨ªs que era m¨¢s rico y que los acogi¨® por a?os o d¨¦cadas. En menos de una d¨¦cada, el problema pol¨ªtico de Venezuela, que era visto con inter¨¦s pero con distancia, pas¨® a ser pr¨¢cticamente un debate local. Algunas ciudades se transformaron demogr¨¢ficamente, como la pr¨¢cticamente binacional C¨²cuta, o la populosa Bogot¨¢ y sus m¨¢s de 600.000 migrantes. Si bien una parte del pa¨ªs exigi¨® pol¨ªticas p¨²blicas para acoger a los migrantes, otra parte empez¨® a dirigirse a ellos con discursos xenof¨®bicos.
Adem¨¢s de esa cercan¨ªa con los migrantes venezolanos, las preocupaciones de los colombianos llegan por otras v¨ªas, que reflejan las ataduras entre las dos naciones. Est¨¢ la preocupaci¨®n por la paz, por ejemplo. Las negociaciones del Gobierno Petro con la guerrilla del ELN y la disidencia de las extintas FARC, conocida como Segunda Marquetalia, pasan por la incidencia del Ejecutivo vecino: los dos grupos tienen presencia a los dos lados de la frontera. Algo similar ocurre con la seguridad, con la presencia de la banda de origen venezolano El Tren de Aragua en el pa¨ªs, o con las rutas de narcotr¨¢fico que cruzan Venezuela. Tambi¨¦n hay preocupaciones o ilusiones econ¨®micas, desde la necesidad creciente de Colombia de importar gas venezolano para suplir el inminente d¨¦ficit local, hasta las oportunidades de un comercio binacional pr¨¢cticamente nulo.
Pero quiz¨¢s el v¨ªnculo m¨¢s grande es el pol¨ªtico. La derecha colombiana, especialmente el uribismo, hizo campa?a contra el hoy presidente Gustavo Petro afirmando que seguir¨ªa el camino del difunto presidente venezolano Hugo Ch¨¢vez. En las elecciones de 2018 y 2022, e incluso antes, frente al acuerdo que logr¨® el Gobierno de Juan Manuel Santos con la difunta guerrilla de las FARC, agit¨® el fantasma del castrochavismo: una suerte de actualizaci¨®n del peligro comunista de la Guerra Fr¨ªa, que inclu¨ªa el desconocimiento de la propiedad privada, la estatizaci¨®n de amplios segmentos y la eternizaci¨®n en el poder. Ahora, con Nicol¨¢s Maduro aferr¨¢ndose al Ejecutivo, ese temor gana nueva actualidad, y por ello el analista Hubert Ariza afirma que lo que ocurra en Venezuela ser¨¢ central en las elecciones colombianas de 2026.
Para la izquierda, la crisis tambi¨¦n es central, como un espejo dif¨ªcil de manejar cuando el Gobierno ya tiene una imagen altamente desfavorable. Varios congresistas de izquierda se han desmarcado del Gobierno de Maduro, y el canciller Luis Gilberto Murillo ha exigido a las autoridades venezolanas que revelen todas las actas de la votaci¨®n y permitan una auditor¨ªa independiente de ellas. Es una demanda alineada con la de pa¨ªses como Brasil o Estados Unidos, y m¨¢s exigente que la de M¨¦xico, pese a que Colombia tiene muchas m¨¢s cosas en juego. Tantas, que el eje de su pol¨ªtica nacional hoy est¨¢ en Caracas.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S sobre Colombia y aqu¨ª al canal en WhatsApp, y reciba todas las claves informativas de la actualidad del pa¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.