La cat¨¢strofe del continente flotante, el turismo
La industria tur¨ªstica masiva no tiene f¨¢bricas que echen humo y, sin embargo, puede deteriorar el espacio, la tranquilidad, y a una comunidad. Colombia no puede llegar tarde a este debate
Cuando era ni?o viajar era una gran aventura. En carro, bus o avi¨®n, cada destino era un descubrimiento, la posibilidad de encontrarse con la familia o unas emocionantes vacaciones. Recuerdo que, para muchas personas, el contacto con culturas internacionales solo era posible mediante los libros o por programas como ¡°El Mundo la Vuelo¡± con H¨¦ctor Mora. Sin embargo, todo cambi¨®. No tengo claro exactamente el momento, pero no hay duda de que el aumento de los ingresos de varios sectores sociales, la masificaci¨®n de los medios transporte y la consolidaci¨®n de...
Cuando era ni?o viajar era una gran aventura. En carro, bus o avi¨®n, cada destino era un descubrimiento, la posibilidad de encontrarse con la familia o unas emocionantes vacaciones. Recuerdo que, para muchas personas, el contacto con culturas internacionales solo era posible mediante los libros o por programas como ¡°El Mundo la Vuelo¡± con H¨¦ctor Mora. Sin embargo, todo cambi¨®. No tengo claro exactamente el momento, pero no hay duda de que el aumento de los ingresos de varios sectores sociales, la masificaci¨®n de los medios transporte y la consolidaci¨®n de un esp¨ªritu viajero potenciaron el turismo a niveles inimaginables.
Para tener una idea, seg¨²n el Bar¨®metro de ONU Turismo, solo en los primeros tres meses de 2024 cerca de 285 millones de turistas viajaron internacionalmente, un 20% m¨¢s que en ese mismo periodo de 2023. Y es que, junto a las finanzas, el comercio y la energ¨ªa, el turismo es uno de los principales sectores de la econom¨ªa mundial. Eso lo confirma las ingentes cantidades de dinero que mueve. En 2023 los ingresos totales del turismo internacional superaron los 1,7 billones de d¨®lares, un 96% de los niveles pre-pandemia, mientras el PIB directo del sector alcanz¨® 3,3 billones de d¨®lares, equivalente al 3% del PIB mundial. Adem¨¢s, la misma organizaci¨®n calcula que el turismo superar¨¢ niveles prepand¨¦micos en 2024 y su crecimiento ser¨¢ de un 16%, con una tendencia al alza para los pr¨®ximos cinco a?os.
Por eso, pa¨ªses y ciudades de todos los tama?os intentan volverse atractivos para una variopinta demanda nacional e internacional, conscientes de su poderoso impacto en la econom¨ªa y el empleo. Al mismo tiempo, expertos y autoridades claman por un turismo sostenible, que se preocupe por el cuidado del medio ambiente, limite el consumo y reduzca los desperdicios. No obstante, las preocupaciones frente al turismo se han quedado cortas en c¨®mo los gobiernos y quienes residen en estos lugares pueden gestionar, e incluso limitar, la presi¨®n excesiva de visitantes, as¨ª como (con)vivir con ellos.
Ahmed Al Khateeb, presidente del Consejo Ejecutivo de ONU Turismo y ministro de Turismo de Arabia Saudita, sostuvo en una entrevista que ¡°el turismo de masas est¨¢ creando una sensaci¨®n de angustia, muy pr¨®xima al p¨¢nico. Se trata de ese sexto continente flotante, maleable, que se expande de forma exponencial por todos los ¨¢mbitos del planeta y arrasa con todo por donde pasa¡±. ?Lo invade todo!
Como lo dice Jorgi Dioni L¨®pez, ¡°la industria tur¨ªstica no tiene f¨¢bricas que echen humo. Es invisible porque lo ocupa todo¡±. Por eso es tan dif¨ªcil darse cuenta de su voraz paso. Lo que en un principio se ve como progreso realmente deteriora el espacio y la comunidad, y banaliza su esp¨ªritu. En palabras de Jos¨¦ Masilla, el turismo vende lo que no es suyo. Y no es para menos. Esto se sali¨® de control. Recientemente las voces sobre el rechazo contra el turismo de masas se han hecho o¨ªr, y ver, en Barcelona, Madrid, las islas Canarias y otras zonas de Espa?a. En Par¨ªs, Tokio, Canc¨²n, Venecia, las islas griegas; R¨ªo de Janeiro, Balneario Camboriu y la amazon¨ªa en Brasil; Cartagena, Santa Marta, Filandia o Villa de Leyva en Colombia, las cosas no son diferentes: incremento de precios, ruido excesivo, aglomeraciones, alteraci¨®n de la vida cotidiana, ruptura del tejido social y expulsi¨®n de los habitantes de la ciudad son algunos problemas.
?Qu¨¦ hacer? En Jap¨®n hay un boom del turismo. La debilidad de su moneda y la flexibilizaci¨®n de las restricciones postpandemia han convertido a este pa¨ªs en un destino apetecido. Se calcula que en 2024 llegar¨¢ a 33 millones de turistas. Sin embargo, esto ha tra¨ªdo muchos desaf¨ªos, al punto que las cosas se salieron de control. Aunque econ¨®micamente es importante, la convivencia y la vida diaria se han visto afectadas. Hoy las autoridades toman medidas para reducir el turismo de masas y promover el buen comportamiento de los visitantes: establecieron el cobro de tasas a quienes lleven maletas grandes, multas a quienes tomen fotos a las geishas sin su permiso, buses exclusivos para turistas para liberar el transporte p¨²blico, descuentos en restaurantes para los residentes y aumentos en las tasas de turismo que deben pagar quienes visiten el pa¨ªs.
En el mundo hay un movimiento llamado Cittaslow, que se origin¨® en Orvieto (Italia), que promueve un turismo tranquilo, desacelerado, no invasivo, que involucra a los habitantes de sus pueblos y ciudades, que reivindica la identidad local y el consumo de productos de la regi¨®n. En Colombia, en 2016 el municipio de Pijao (Quind¨ªo), se convirti¨® en la primera localidad en Am¨¦rica Latina que integr¨® oficialmente esta tendencia, gracias al liderazgo que ejerce de M¨®nica Fl¨®rez desde 2006. El camino no ha sido f¨¢cil, pero este pueblo monta?ero es hoy una referencia nacional e internacional de cultura, cocina, caf¨¦, naturaleza y el patrimonio. El contraste con Salento, tambi¨¦n en el Quind¨ªo, es total, pues a este pueblo le ha sido arrasado su esp¨ªritu por hordas tur¨ªsticas.
Es momento de pensar no solo en los beneficios o las oportunidades del turismo. Ojal¨¢ no lleguemos tarde como ocurri¨® con la miner¨ªa, el consumo de drogas, los transg¨¦nicos o la obesidad. Es fundamental cambiar nuestra predadora actitud como turistas, para proteger a quienes viven en los lugares que se convierten en mecas de las modas de viajeros. Una ciudad, un pueblo, una playa, una monta?a no pueden ser destrozados por cazadores de fotos y likes en las redes sociales o convertidos en antros de depredaci¨®n sexual.
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