Necesitamos un procurador sin tacha

Hasta donde recuerdo, el coordinador o encargado de disciplina en los colegios no es aquel que resulta ser mejor amigo de varios de los estudiantes, as¨ª como en los trabajos el jefe, por m¨¢s amigable que sea, dif¨ªcilmente podr¨¢ ser el gran amigo de sus trabajadores. Dar ¨®rdenes o ejercer el control disciplinario es algo que no solo exige cualidades especiales de aquel que va a ejercer dicha labor, sino que tambi¨¦n tiene un requisito esencial: no estar dispuesto a flexibilizar una norma o una orden simplemente porque ¡°Fulano me cae bien¡± o porque ¡°Perencejo es buen amigo de Sutano¡±.

A pesar de esta reflexi¨®n, que deber¨ªa ser axioma a la hora de elegir procurador general en Colombia, las c¨¢balas sobre qui¨¦nes integrar¨¢n la terna sobre la cual tendr¨¢ que elegir el Senado ya empezaron y el panorama no pinta bien.

Excongresistas, exministros, pol¨ªticos de vieja data y otros menos recorridos (pero igual pol¨ªticos) conforman las listas de inscritos para ser evaluados y tal vez postulados por la Corte Suprema o el Consejo de Estado. De hecho, hay aspirantes que se hacen apadrinar por pol¨ªticos para poder conseguir los votos necesarios por parte de los magistrados. En pocas palabras: la elecci¨®n termina siendo, m¨¢s que una competencia en donde se miden m¨¦ritos e independencia, un ejercicio de gesti¨®n pol¨ªtica y lobby. Y as¨ª el futuro prefecto de disciplina termina contaminando su juicio.

?Por qu¨¦ insistir en que la Procuradur¨ªa quede en manos de pol¨ªticos en vez de apostar por alguien que realmente tenga la independencia necesaria para un cargo que ha perdido lustre por culpa de los mismos pol¨ªticos que lo han ocupado? ?Por qu¨¦ no cambiar y hacer al menos una vez lo correcto con el pa¨ªs?

Basta con ver la terna presentada por el presidente Gustavo Petro al cargo de defensor del pueblo para constatar que se pueden nominar personas sin pasado en los pasillos de la alta pol¨ªtica para conseguir alguien que (ojal¨¢) desempe?e el cargo como es debido y abandone de una vez esa mala costumbre de convertir esa oficina en un despacho lleno de multimillonarios contratos para los amigos de unos y otros. Pero en el caso de la Procuradur¨ªa el asunto es diferente, pues no es el presidente en solitario quien elige los nombres, sino que ¨¦l solo pone uno de los tres nombres que integrar¨¢n la lista de elegibles.

Tal vez por eso los pol¨ªticos m¨¢s resabiados no est¨¢n buscando el gui?o del presidente, sino el respaldo de alguna las altas cortes y amasar entretanto un buen n¨²mero de respaldos en los pol¨ªticos del Senado que ser¨¢n los encargados de coronar al nuevo alto funcionario. Tal vez anticipan que el presidente pondr¨¢ un nombre destacado, pero no pol¨ªtico. Tal vez quieren anticiparse al presidente y dejar desde ya sembrada la semilla de la elecci¨®n. Tal vez las cortes nos sorprendan en esta ocasi¨®n y logren una elecci¨®n de personas que den ejemplo en un cargo que exige una ¨¦tica m¨¢xima y un equilibrio absoluto. Ese s¨ª que ser¨ªa el mejor de los ejemplos desde las cortes que se dedican a impartir justicia.

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