Petro no se conforma con el Gobierno, quiere el poder
El presidente act¨²a desde ya como jefe de debate del candidato que surja del proceso de unidad de la izquierda, y ha trazado un escenario que le conviene: el de la polarizaci¨®n, que no dejar¨ªa campo al centro pol¨ªtico
El presidente Petro es un monstruo pol¨ªtico que se reinventa en cada escenario electoral. Un monstruo insaciable de poder que no se conforma con haber llegado a la Presidencia de la Rep¨²blica, en una larga traves¨ªa desde la militancia juvenil en la guerrilla del M-19, la posterior reinserci¨®n a la vida civil, el impulso de la Constituyente del 91, el servicio exterior, el paso por la C¨¢mara de Representantes, la Alcal...
El presidente Petro es un monstruo pol¨ªtico que se reinventa en cada escenario electoral. Un monstruo insaciable de poder que no se conforma con haber llegado a la Presidencia de la Rep¨²blica, en una larga traves¨ªa desde la militancia juvenil en la guerrilla del M-19, la posterior reinserci¨®n a la vida civil, el impulso de la Constituyente del 91, el servicio exterior, el paso por la C¨¢mara de Representantes, la Alcald¨ªa de Bogot¨¢ y el Senado de la Rep¨²blica. Lo suyo es, en sus propias palabras, una lucha permanente por el poder democr¨¢tico para el pueblo.
Petro tiene claro que la democracia en Colombia se reinventa todos los d¨ªas y que ninguna campa?a es igual a la anterior. La que est¨¢ en marcha para el 2026, por ejemplo, no tendr¨¢ punto de comparaci¨®n con la del 2022. A menos de dos a?os de las elecciones, a¨²n no hay claridad en qui¨¦n realmente ser¨¢ el anti Petro, pero tampoco de qui¨¦n ser¨¢ el candidato de Petro, siempre y cuando el presidente cumpla su palabra de que no buscar¨¢ la reelecci¨®n a trav¨¦s de ninguna aventura constituyente.
¡°Yo me ir¨¦ del Gobierno. Yo no soy Uribe, no soy Santos. No soy adicto al poder. Los adictos al poder matan¡±, dijo el jefe de Estado el pasado domingo en un intenso discurso de campa?a, de m¨¢s de una hora, durante la Segunda Asamblea de Colombia Humana, el partido mayoritario de la coalici¨®n que lo llev¨® a la Presidencia en 2022.
Tampoco asoma en el pa¨ªs un liderazgo deslumbrante del centro pol¨ªtico que aglutine y rompa la dicotom¨ªa Uribe o Petro, que asfixia la democracia y cierra las posibilidades de una apertura pol¨ªtica. A¨²n sigue sin conocerse cu¨¢l ser¨¢ el mecanismo para definir un candidato ganador, ni cu¨¢l ser¨ªa la agenda de ese sector para desbloquear la pol¨ªtica y frenar la desilusi¨®n en la democracia que se apodera del electorado y conduce a las naciones al populismo autoritario.
En la derecha, mientras tanto, las semanas pasan esperando que arranque el bus azul de la victoria de una candidatura que se sintonice con las nuevas realidades pol¨ªticas, con un amplio sector de la ciudadan¨ªa hastiada del hist¨¦rico discurso anti Petro, que convierte en comunistas a todos los que piensen diferente, y vislumbra la venezolanizaci¨®n de Colombia como el futuro inminente, como si este pa¨ªs no hubiera demostrado a lo largo de las ¨²ltimas d¨¦cadas estar vacunado contra el chavismo. No en vano, mientras Am¨¦rica Latina sucumbi¨® a las dictaduras, aqu¨ª hab¨ªa democracia; y cuando el continente era gobernado en su mayor¨ªa por el socialismo del Siglo XXI, en Colombia mandaban ?lvaro Uribe y su seguridad democr¨¢tica.
Cuando Ch¨¢vez estaba en pleno apogeo y convirti¨® el petr¨®leo en el arma pol¨ªtica de seducci¨®n y conquista de lealtades en el continente, la democracia colombiana se aferraba a las instituciones y los sectores democr¨¢ticos luchaban por contener no solo a las FARC, sino tambi¨¦n el embrujo medi¨¢tico de Uribe, frenar su fervor reeleccionista, defender los derechos humanos y detener la m¨¢quina de los falsos positivos que alcanz¨® a quitarle la vida a 6.402 j¨®venes, que no estaban recogiendo caf¨¦.
Hoy Colombia tiene en Petro el ¨ªmpetu de un l¨ªder que se vislumbra a si mismo como el gran reformista del siglo XXI, el sucesor de Alfonso L¨®pez Pumarejo, el burgu¨¦s liberal con alma socialista que hizo posible la Revoluci¨®n en Marcha.
Petro es un reformista que firm¨® la paz con Virgilio Barco, en la d¨¦cada del noventa, que mantiene en alto la bandera del M-19 y se ejemplariza como eje de una narrativa de ¨¦xito pol¨ªtico, y cuando habla, como el pasado domingo en la Segunda Asamblea de la Colombia Humana, revela la intensidad de un revolucionario sesentero con agenda futurista.
Due?o de un gran histrionismo, Petro suelta frases llenas de ira contenida por d¨¦cadas contra la oligarqu¨ªa, seg¨²n ¨¦l con manos manchadas de sangre, que se atraviesa a sus reformas y lo cuestiona permanente, y contra los medios de comunicaci¨®n y los oportunistas de la propia izquierda, como si al pronunciarlas, fuera la reencarnaci¨®n de Gait¨¢n, y el pueblo entendiera el mensaje e inmediatamente se activara una multitud de militantes de una causa justa por la defensa de la democracia, la libertad y la vida. En realidad, las encuestas lo muestran con una favorabilidad de menos del 30%, lo que supone escaso margen para reelegir su ideario.
¡°Los proyectos pol¨ªticos no son el objetivo, son un medio. Son solo un instrumento. El objetivo es el poder para el pueblo y el cambio de la historia y la transformaci¨®n social. Se nos olvida y volvemos la organizaci¨®n el objetivo¡±, dijo Petro a la militancia de la Colombia Humana en un en¨¦rgico pronunciamiento exigiendo la unidad de la izquierda democr¨¢tica, para, seg¨²n ¨¦l, no cometer la estupidez de echar a la caneca de la historia los avances alcanzados por el primer Gobierno de izquierda en los ¨²ltimos cien a?os.
?Cu¨¢les avances?, se preguntar¨¢n la oposici¨®n y los incr¨¦dulos. Petro responde: ¡°En este Gobierno nadie se ha matado, a nadie se ha mandado a la c¨¢rcel por sus ideas pol¨ªticas. En este Gobierno se ha demostrado c¨®mo vivir en democracia, cosa a la cual no estaban acostumbrados los colombianos, porque no viv¨ªan en democracia¡±. Lo dijo con tal convencimiento, como si para vivir en democracia no bastara con haber sido elegido libremente y con plenas garant¨ªas por m¨¢s de 11 millones y medio de personas.
Petro act¨²a desde ya como jefe de debate del candidato que surja del proceso de unidad de la izquierda, y ha trazado un escenario que le conviene: el de la polarizaci¨®n, que no dejar¨ªa campo al centro pol¨ªtico. ¡°Hay dos proyectos pol¨ªticos en competencia, en la lucha¡±, dijo. ¡°El de volver atr¨¢s, de exclusi¨®n de las mayor¨ªas, de la desigualdad social... y el de salir de ah¨ª, para construir una sociedad democr¨¢tica y justa¡±.
Petro, el presidente y jefe de debate de la campa?a presidencial de 2026, ha lanzado a la militancia de la izquierda democr¨¢tica a buscar la unidad, pero sobre todo a luchar en las calles, en las veredas, en los pueblos, por la defensa de su Gobierno y la organizaci¨®n de los sectores sociales, para que salgan a defender las reformas que el Congreso ha bloqueado o se han ca¨ªdo en el control constitucional, y que Petro, en estado delirante de campa?a, condena como un acto de debida obediencia de los magistrados de las altas cortes a sus jefes pol¨ªticos, poniendo en duda la independencia de la justicia.
El objetivo de Petro, el reformista y revolucionario, es contundente para ganar las elecciones en 2026: ¡°Acumulaci¨®n de poder popular, no disoluci¨®n, no desagregaci¨®n, no sectarismo, no degradaci¨®n personal cuando debemos en este momento hist¨®rico fundirnos con la poblaci¨®n y desatar las multitudes, porque solo las multitudes son capaces de cambiar a Colombia¡±, finaliz¨® su intervenci¨®n el pasado domingo.
Lo que viene, entonces, es la b¨²squeda del poder constituyente, la organizaci¨®n de las multitudes, para presionar la aprobaci¨®n de las reformas, la unidad de la izquierda, la reelecci¨®n del proyecto petrista y la obtenci¨®n del poder para el pueblo, la obsesi¨®n del jefe del Estado. Petro el inconforme juega duro. Quiere m¨¢s.
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