El hombre de las dificultades
Los mandatarios sortean todo tipo de inconvenientes. Aqu¨ª y en Cafarna¨²m. Pero unos pocos deben tambi¨¦n enfrentar el hecho de ser, ellos, el mayor reto de su administraci¨®n
Gustavo Petro ha coleccionado malquerientes durante toda su vida p¨²blica. Como rebelde y, despu¨¦s, como dem¨®crata, no le han faltado detractores. Justo es decir que tambi¨¦n es nutrido el grupo de quienes lo aman, si amar es un verbo que pueda conjugarse pensando en ¨¦l. Aman, al menos, las ilusiones que a Petro le brotan por todos los poros.
Los seres humanos que, como Petro, se echan el mundo a hombros, suelen florecer en soledad. Gran iron¨ªa: desprecian el trabajo de colmena, pero disfrutan de las mieles que producen para ellos los insectos lisonjeros. La gente p¨¦trea de coraz¨®n es proclive a las genuflexiones y venias. Su tal¨®n de Aquiles es la cr¨ªtica. Sepan o no de m¨²sica, su formato preferido es el de los coros, bien coordinados y dirigidos.
Petro no necesita de nadie. Ni de nadie, ni de los ¡°nadies¡±, como demostr¨® el paro de los transportadores, a quienes se refiri¨® con varios de los ep¨ªtetos que reserva para las castas que no militan en su neo¨¦lite progresista. Petro es hacha que parte todo en trozos, que divide con eficiencia de m¨¢quina. En ¨²ltimas, Petro no requiere ni de lauras; solo de laureles.
El presidente es un hombre de circunstancias. Su credo es el momento, con lo que, a medio periodo, tiene ya asegurado un sitial en el museo enorme de nuestras momias pol¨ªticas. All¨ª, qu¨¦ iron¨ªa, acompa?ar¨¢ a la mayor¨ªa de los que resultan descabezados en sus ejecuciones verbales p¨²blicas por no haber hecho lo que ¨¦l tampoco: ejecutar.
El ala que se le dedique en el museo de mandatarios criollos podr¨ªa presentarlo en formatos temporales. El Petro opositor, que apreciaba el eco de los medios a su gesti¨®n fiscalizadora, vs. el Petro palaciego que aborrece a la prensa. El Petro que invitaba a ejercer el derecho constitucional a la protesta en calles y carreteras vs. el Petro que sataniza esa v¨ªa (reconociendo, eso s¨ª, el manejo acertado que dio el Gobierno al episodio dif¨ªcil del necesario aumento de precios de los combustibles). El Petro que se?alaba la tentaci¨®n de atornillarse al poder vs. el Petro que encera el piso por el que repta Maduro y que airea las constituyentes semana de por medio. El Petro que fustigaba a los corruptos del establecimiento vs. el Petro en cuyos predios tambi¨¦n germinan el saqueo y el desgre?o.
No debe ser f¨¢cil ser Gustavo Petro. Tal vez por eso solo hay uno. Y, sin ¨¢nimo de tanquear su amplio dep¨®sito de egolatr¨ªa, podr¨ªa decirse, como en la vieja serie de televisi¨®n escrita por Eduardo Lemaitre, que sufre de un s¨ªndrome bolivariano: es el nuevo hombre de las dificultades. Las padece a diario. Y cincuenta millones de personas tambi¨¦n. Al menos en esto no est¨¢ solo el m¨¢s solo de los presidentes. El martirio es general, en tiempos de este hombre duro con complejo de golpe blando.
Sus cr¨ªticos m¨¢s ac¨¦rrimos y pasados de calidad quisieran que brillara para ¨¦l la luz perpetua. Los que pensamos que a¨²n tiene dos a?os para dejar de cultivar el odio y las rencillas, para unir y progresar, deseamos, en cambio, que brille para el presidente alg¨²n tipo de luz que pudiera guiarlo en medio de su propia oscuridad.
***
Retaguardia. Llama la atenci¨®n la cantidad de trampas dispuestas aqu¨ª, y en el continente, a los periodistas en sus cuentas de redes para inhabilitarlas. Falta ver qui¨¦n est¨¢ detr¨¢s de la siembra de estas minas que vuelan por los aires la libertad de prensa y expresi¨®n. Habr¨¢ mucha satisfacci¨®n en las bodegas oficiales con este repugnante movimiento digital de la l¨ªnea ¨¦tica.
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