Englobados
Los colombianos clamamos a los cielos por un pa¨ªs menos corrupto y violento. Algo impide que Dios nos vea de rodillas: el aire est¨¢ plagado de globos
Los globos ejercen en nosotros una especial atracci¨®n. De ni?os, cuando los vemos elevarse por los aires, nos olvidamos de todo. Los amamos. Nos prendamos de su contradictoria esencia: coloridos obesos que, de manera gr¨¢cil, se mantienen en la inmensidad. No hay globo sin p¨²blico: el aerost¨¢tico, el de pi?ata, el meteorol¨®gico, el ocular o el terr¨¢queo. Floten en el aire, en la inmensidad o en las cuencas, nos rendimos a ellos. Hace d¨¦cadas, como a las estaciones de gasolina, a los globos les llam¨¢bamos bombas, pero la efectiva din¨¢mica de la violencia nos hizo rebautizarlos.
Tanta atenci¨®n les prodigamos, que en su presencia hay una desconexi¨®n de lo que nos rodea. No hay registro hist¨®rico del hecho, pero un ni?o podr¨ªa ser devorado por los leones mientras mira un globo abrirse paso entre las nubes. Esta semana me devor¨® un le¨®n forrado en caracteres. Repasando la primera p¨¢gina digital de un peri¨®dico que mucho respeto, me englob¨¦: me puse a leer lo que su editor consider¨® la segunda noticia m¨¢s importante del d¨ªa, justo en momentos en que el pa¨ªs estaba aterrado por la escasez de combustible aeron¨¢utico.
¡°La de abrir¡±, como decimos los periodistas, era precisamente aquella noticia relativa al l¨ªo del d¨ªa, con el siguiente titular: ¡°Avianca y Latam anuncian que operaciones volver¨¢n a la normalidad tras notificaci¨®n de restablecimiento del suministro de combustible¡±. El titular de la segunda nota en importancia no lo pude digerir: ¡°Mujer denuncia que le rompieron vidrio de su carro y le robaron su Mac en la Zona Rosa, en el Norte de Bogot¨¢¡±.
Aclaro que la insensibilidad no es lo m¨ªo y que, si a alguien que amo le pasara eso, me preocupar¨ªa y me enojar¨ªa. ?Pero el robo de un costoso computador en una zona privilegiada de Bogot¨¢ da para sacarle ventaja y preponderancia a tanta cosa importante y dura, de inter¨¦s general, que pasa en este pa¨ªs? ¡°Un globo¡±, me dijo un compa?ero de trabajo con el que coment¨¦ el asunto. ¡°Un globo que ponen all¨ª para ganar likes¡±. Palabras m¨¢s, palabras menos, me explic¨® que el morbo hace que m¨¢s gente lea la tragedia del Mac que, por ejemplo, el reporte de un desplazamiento de cientos de campesinos en el Cauca.
Los globos distraen. En este caso, de la materialidad¡ ?Y en todos los casos! Para desviar la atenci¨®n del desastre de los combustibles, que el Gobierno manej¨® de torpe manera, nos aplicaron una enredada rueda de prensa sobre el despilfarro en los OCAD Paz, presentando el episodio como un alarmante hecho de corrupci¨®n. Importante s¨ª era el asunto. Pero no sabe uno si m¨¢s o menos que el ¡°ruido¡± alrededor de los precios rid¨ªculos con que la electrificadora de Urr¨¢ ha estado vendiendo energ¨ªa a abonados del poder progresista.
Y los pol¨ªticos, que son tan astutos, tambi¨¦n se embelesan con los globos. Llevan meses hipnotizados con la posibilidad de una Constituyente (incluso una reelecci¨®n) que seguramente no se dar¨¢ en este cuatrienio que va por mitaca. El presidente tiene el firmamento repleto de estos amansa-bobos, destinados a que los precandidatos que germinan gasten energ¨ªas en ¡°cazarlos¡± y no propongan nada s¨®lido en materia de sacar a este pa¨ªs del caos.
Hay m¨¢s: tan grande es el globo de la paz total, que la guerrilla del ELN, sanguinaria y criminal, se molesta con la idea de que el Gobierno dialogue con el Clan del Golfo (que a su vez se enfurece si no lo llaman Autodefensas Gaitanistas de Colombia). No hay paz total. Incluso la que parcialmente firmamos con las Farc nos dej¨® el pa¨ªs sembrado de disidencias inconformes y narcodependientes.
Trenes elevados, cobro de transporte p¨²blico en facturas, pistas internacionales en La Guajira, centrales hidroel¨¦ctricas en L¨®pez de Micay, actualizaciones del escudo nacional, parques e¨®licos por doquier, compras de tierra para los despose¨ªdos, docenas de universidades p¨²blicas en los departamentos alejados de las cordilleras, hidr¨®geno verde en Nari?o, un San Juan de Dios que resucitar¨¢ de entre los muertos, salud eficiente para el magisterio, acuerdos nacionales con partidos y empresarios, racimos de turistas, juntas de acci¨®n comunal encargadas de la fibra ¨®ptica, energ¨ªa solar suficiente para sostener la econom¨ªa del pa¨ªs, Juegos Panamericanos, nombramientos en la Comisi¨®n de Regulaci¨®n de Energ¨ªa y Gas, fin de la dependencia macroecon¨®mica de la coca¨ªna, trenes en los cuatro puntos cardinales¡ en Colombia, las nubes siguen arrinconadas por los globos. Nos ponen a so?ar. Nos animan. Nos seducen. Y nos abstraen de la realidad: los veremos terminar como el Hindenburg.
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