Cuando negociar con el Gobierno es imposible
Con los camioneros hubo toda la consideraci¨®n, mesa de negociaci¨®n, regateo y reducci¨®n de las cifras. Pero con el resto de los colombianos y sus representantes en el Congreso la situaci¨®n parece ser otra
?Qu¨¦ tienen aquellos que son due?os o manejan veh¨ªculos con motor a diesel que no tengamos el resto de los colombianos? Es inevitable hacerse esa pregunta cuando ya ajustamos una semana escuchando al gobierno, de presidente para abajo, insistir e insistir e insistir en que no existe la m¨¢s m¨ªnima posibilidad de que se reduzca la cifra proyectada para el presupuesto general de la naci¨®n que debe aprobar el Congreso para el a?o 2025.
Argumenta el ministro de Hacienda que es necesario que el presupuesto para el funcionamiento del Estado se apruebe incluyendo la cifra de recaudo que se estima conseguir de la mano de la nueva reforma tributaria, pues ya esa plata est¨¢ comprometida para garantizar los gastos de funcionamiento, as¨ª como el pago de la deuda. En pocas palabras, si no se garantiza todo el dinero (incluyendo el de la reforma a los impuestos que a¨²n no se aprueba) podr¨ªamos quedar en un escenario de d¨¦ficit que obligar¨ªa no solo a hacer recortes en los gastos estatales, sino que podr¨ªa hasta darse una situaci¨®n de ¡°aplazamiento de presupuesto¡±. Mejor dicho: nos quedamos sin plata.
El escenario es inquietante, por decir lo menos, pues aunque uno entiende que al Estado le pasa lo mismo que en cualquier hogar, es decir, los gastos poco a poco van subiendo y por lo tanto debe buscarse la forma de incrementar el ingreso, cuando esta situaci¨®n le pasa a quienes tienen al cargo el manejo responsable y mesurado de la plata de todos, uno se pregunta si no estamos viendo como se construyen castillos en el aire, prometiendo y prometiendo y prometiendo, pero sin saber de donde va a salir la plata para cumplir tanta promesa.
Pero volvamos a la pregunta del comienzo: ?qu¨¦ tienen los transportadores de carga, as¨ª como los dem¨¢s que se movilizan con combustible di¨¦sel que no tengamos el resto de los colombianos?
Es que con ellos el gobierno fue generoso. Tal vez demasiado generoso. No solo acept¨® no empezar con ellos el incremento del precio de su combustible en paralelo con el incremento de la gasolina regular, sino que ahora que por fin iba a empezar a darse el alza, terminar por acordar un incremento infinitamente menor, en contrav¨ªa de lo que la matem¨¢tica y el objetivo de tal cambio de precio ten¨ªa: tapar el hueco billonario que hace el subsidio a ese combustible.
Con los camioneros hubo toda la consideraci¨®n, mesa de negociaci¨®n, regateo y reducci¨®n de las cifras. Pero con el resto de los colombianos y sus representantes en el Congreso la situaci¨®n parece ser otra. Es como si unos colombianos ¨C los que chantajean ¨C tuvieran la posibilidad de obtener todo lo que quieren, mientras que los otros colombianos ¨C aquellos que aceptamos la v¨ªa democr¨¢tica ¨C debemos someternos a la imposici¨®n. No s¨¦ si es que me falla la l¨®gica, pero algo no sale bien en esta historia. ?Hay que paralizar al pa¨ªs para que el gobierno se ablande? ?Ese es el m¨¦todo con el que s¨ª hay posibilidad de obtener algo distinto al constante no?
Es muy triste ver que el gobierno del cambio (as¨ª sin may¨²scula) no gusta del di¨¢logo. Es muy triste ver que aquel que se pavonea de sus procesos de paz, no negocia con quienes aceptan la democracia. Es muy triste ver eso, pero hay que aceptarlo porque los dem¨®cratas, as¨ª no lo crea el Presidente, creemos que las cosas no se hacen con amenazas, ni con golpes, sino respetando lo que se eligi¨® democr¨¢ticamente.
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