La cara oculta de un pintor comunista censurado por la dictadura en la Universidad Nacional de Colombia
Un mural del artista Alipio Jaramillo es redescubierto, ocho d¨¦cadas m¨¢s tarde, bajo una docena de capas en la Facultad de Derecho
El pintor Alipio Jaramillo muri¨® olvidado. Su talento no bast¨® para desarmar los prejuicios pol¨ªticos de una sociedad al¨¦rgica a las ideas comunistas, muy en l¨ªnea con el macartismo estadounidense imperante en la Colombia del siglo pasado. Por eso su trabajo fue desterrado a la trastienda de la historia. A principios del pasado octubre, sin embargo, el guion dio un giro sutil. Bajo una docena de capas de pintura, un mural del artista manizalita fue redescubierto en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Colombia. En las escasas fotos difundidas por la instituci¨®n p¨²blica, se entrev¨¦n unas figuras coloridas, mestizas, robustas, de campesinos en sus faenas agr¨ªcolas.
La singular y corta dictadura c¨ªvico militar del general Gustavo Rojas Pinilla consider¨® que la escena representada por Jaramillo para esa pared era corrosiva y decidi¨®, en alg¨²n punto de 1953, borrarla de la historia. La raz¨®n era muy simple. Jaramillo, en la misma l¨ªnea de su maestro, el muralista mexicano David Alfaro Siqueiros, predic¨® ideas revolucionarias y comunistas. Y el n¨²cleo de su trabajo reivindic¨® a los sectores m¨¢s oprimidos, encarnados en figuras sobrias de campesinos y obreros. Una narraci¨®n inaceptable para la censura en un campus universitario que se cre¨ªa libre y en el que Jaramillo dict¨® clases (tambi¨¦n malvivi¨® a escasas cuadras del lugar, en una peque?a casa donde muri¨® en 1999).
Aunque por archivos hist¨®ricos se sab¨ªa que la universidad hab¨ªa contratado al artista en los a?os 40 para pintar en la facultad varios murales, el hallazgo tom¨® a los acad¨¦micos y funcionarios por sorpresa. Ahora, los responsables han comenzado una investigaci¨®n para aprender m¨¢s de la obra y redactar un proyecto para una eventual restauraci¨®n. Se espera que el renovado edificio se entregue antes de que termine el a?o. Despu¨¦s se activar¨¢ un plan para proteger la pintura y que los estudiantes se apropien de ella y de su historia. La vicedecana de la Facultad de Derecho, Silvia Mantilla, agrega que luego vendr¨¢ una investigaci¨®n para ¡°disponer de un presupuesto¡± para su recuperaci¨®n.
El car¨¢cter de Jaramillo, insobornable en materia pol¨ªtica, tambi¨¦n lo alej¨® de los circuitos institucionales, las galer¨ªas y los museos: ¡°No fue un artista complaciente con su medio. No perteneci¨® a las ¨¦lites culturales. Su pensamiento era m¨¢s liberador. Tuvo rupturas incluso con algunos artistas que propusieron cierta corriente de vanguardia. Su obra era m¨¢s contestataria y pon¨ªa a los humillados y a los ofendidos en el centro¡±, explica el artista y docente de la Universidad Nacional David Lozano.
Un artista que no tranzaba sus ideas por dinero
La Facultad de Derecho, construida entre 1937 y 1940, est¨¢ catalogada como bien de inter¨¦s cultural. Por eso se ejecutaron varios estudios previos para su intervenci¨®n, entre los que estaban una serie de calas o pruebas en los muros. Hace m¨¢s de un a?o, en medio de las perforaciones en el hall del auditorio de la Facultad apareci¨® un rostro. Este hallazgo retras¨® la remodelaci¨®n por varios meses, seg¨²n explic¨® la decana, porque deb¨ªa protegerse la pintura. El siguiente paso fue contratar otro estudio que determin¨® que val¨ªa la pena ¡°liberar¡± el resto del mural pintado al fresco.
En ese punto comenz¨® un proceso para retirar manualmente las capas de pintura. A medida que avanzaban, sali¨® a la luz el mural en su inmensidad con sus tonos rojizos, azules y verdes que mostraban con claridad a varios jornaleros. A m¨¢s se revelaba la imagen, m¨¢s crec¨ªan la fascinaci¨®n y las preguntas por esta obra que llevaba cerca de 80 a?os oculta y de la que, hasta ahora, se sabe muy poco.
De Jaramillo queda claro que se trataba de un tipo que no cambiaba por dinero sus opiniones. Incluido dentro de la colecci¨®n permanente del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MALBA), acaso el m¨¢s completo en Latinoam¨¦rica, el ¨®leo 9 de abril (1948) recoge buena parte de sus intereses est¨¦ticos y pol¨ªticos. ¡°Me declaro practicante del realismo. Y me sumerjo en mi pa¨ªs en busca de lo universal, que son las esencias que unifican y esclarecen. Me doy cuenta de que con lo que he conseguido, es probable que el pueblo entienda lo que quiero expresar¡±, respondi¨® el pintor en 1958 a una cr¨ªtica implacable de la escritora argentina Marta Traba (Buenos Aires, 1923-Madrid, 1983).
La cr¨ªtica de arte argentina, con su poder en el mundo cultural colombiano, se encarg¨® de establecer qu¨¦ historia se deb¨ªa contar. Instal¨® juicios en forma de criba que limitaron la posibilidad de mirar con mayor amplitud hacia otras escuelas, corrientes o visiones. ¡°La singularidad de Alirio reside en dos elementos fundamentales¡±, explica el exdirector del Museo Nacional William L¨®pez, ¡°primero, su educaci¨®n. Fue formado directamente por Siqueiros, y participa en la elaboraci¨®n de murales en Chile y Brasil. Segundo, tiene una visi¨®n pl¨¢stica muy interesante que nos la perdimos como un relato adicional, muy bello, de las clases populares¡±.
La vicedecana de la Facultad de Derecho y la historiadora Sandra Reyes aseguran que hay varias fuentes hist¨®ricas que apuntan a que el mural de la Nacional es de su autor¨ªa. Uno de los documentos que destacan es una edici¨®n de 1948 de la revista Vida de la Universidad en la que un ayudante an¨®nimo del artista manizalita escribe sobre los murales. ¡°Alipio Jaramillo se propuso realizar en sus muros al campesino, con un sentido de homenaje¡±, se lee en el art¨ªculo, que detalla las 20 intervenciones hechas en el hall de la Facultad de Derecho.
Para el historiador y cr¨ªtico de arte ?lvaro Medina no cabe ninguna duda. Recuerda que el mural forma parte del trabajo m¨¢s ambicioso y completo contratado por la Universidad hasta ese entonces. Fueron 20 paneles removibles distribuidos entre el vest¨ªbulo, el corredor central y el auditorio. Afirma que la intervenci¨®n art¨ªstica en la tambi¨¦n llamada Ciudad Blanca fue encargada en 1946 por el entonces rector, Gerardo Molina, un intelectual y pol¨ªtico que milit¨® en el socialismo.
El informe completo de la revista universitaria, que reposa en los archivos, est¨¢ ilustrado con algunas fotograf¨ªas, pero ninguna corresponde al hallazgo, reconoce por su parte la historiadora Reyes. ¡°Pudo ser el mural principal de toda la composici¨®n¡±, asegura, y agrega que otras fuentes secundarias respaldan la tesis de que es una obra de Jaramillo. La vicedecana Mantilla agrega que los arquitectos encargados hicieron una primera investigaci¨®n en la que encontraron, incluso, una fotograf¨ªa donde aparece la parte inferior derecha del mural ¨Choy casi borrado¨C y otros documentos, como el contrato firmado en 1948, que ¡°confirman que la obra es de ¨¦l¡±.
Censura en la Universidad Nacional
?ngela Arbel¨¢ez, historiadora del arte y curadora de la obra de Jaramillo, celebra esta ¡°feliz casualidad¡±. ¡°Es una buena noticia. Ahora, lo que queda es hacer un llamado a una correcta investigaci¨®n hist¨®rica¡±, afirma por videollamada desde su casa en Atenas (Grecia). Cuando se enter¨® de la noticia, sac¨® de su biblioteca todos los archivos, cat¨¢logos y algunas piezas que le hab¨ªa regalado el muralista antes de morir.
La historiadora buscaba pistas del mural encontrado, del que ella no ten¨ªa conocimiento y que, ahora, le causa una profunda intriga. Arbel¨¢ez posee una copia del contrato firmado el 8 de abril de 1948, un d¨ªa antes del asesinato del l¨ªder liberal Jorge Eli¨¦cer Gait¨¢n, un hecho que desat¨® disturbios masivos en la capital, conocidos como el Bogotazo, y el recrudecimiento de la violencia en el pa¨ªs. ¡°Mira qu¨¦ casualidad¡±, exclama mientras lee el contrato: ¡°El contratante Jaramillo realizar¨¢ dentro del concepto pl¨¢stico mural, la obra art¨ªstica denominada ¡®Homenaje al campesino colombiano¡¯ en el Hall de la Facultad de Derecho, obra que inici¨® en el a?o 1946. El mural est¨¢ constituido por 20 temas y cubre las siguientes dimensiones: ocho paneles, ocho, z¨®calos, 3 plafones y un dintel¡±.
Como rese?a la revista cultural Aleph, los murales fueron removidos en 1953 por orden del decano Jes¨²s Estrada-Monsalve en una forma de censura pol¨ªtica. Los paneles, que fueron pintados sobre madera, eran m¨®viles, por lo que terminaron en un s¨®tano. Estos, por fortuna, fueron rescatados, restaurados y enviados a la Universidad de Caldas en los a?os 2000. Por eso, para la historiadora Arbel¨¢ez, es clave investigar la relaci¨®n entre el mural que se acaba de encontrar y los paneles. ¡°Lo que pas¨® en la Universidad Nacional le caus¨® mucho dolor a Alipio¡±, recuerda Arbel¨¢ez, que catalog¨® su obra y trabaj¨® con ¨¦l en profundidad entre 1991 y 1998.
No ser¨ªa extra?o encontrar otras obras silenciadas durante la misma etapa en el campus de la Nacional. El acad¨¦mico David Lozano subraya la paradoja de que la restituci¨®n haya tardado tanto, y de que hace 70 a?os la libertad de expresi¨®n haya saltado por los aires en una universidad p¨²blica que siempre se caracteriz¨® por sus tendencias progresistas: ¡°Era el lugar m¨¢s apropiado en t¨¦rminos de espacio para construir pensamiento con los estudiantes. Para hablar de la memoria y de la violencia. Quiz¨¢s resultaba muy subversivo para algunos. Pero al ocultar un mural tambi¨¦n se est¨¢ ocultando la realidad. La pintura mural es arte p¨²blico y esta es una oportunidad para recuperar una parte de la narrativa que hab¨ªa sido invisibilizada¡±.
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