Leopoldo M¨²nera, rector de la Universidad Nacional de Colombia: ¡°Creo que he demostrado que no soy instrumento de nadie, ni del Gobierno ni de los estudiantes¡±
El polit¨®logo, que se define como un socialista libertario, cuestiona a las gestiones anteriores por llevar adelante ¡°un proceso de privatizaci¨®n¡± y promete una democratizaci¨®n en los ¨®rganos de gobierno de la instituci¨®n
Hace unos meses, la Universidad Nacional de Colombia estaba en ebullici¨®n. Los estudiantes, en paro, cantaban consignas en contra de Ismael Pe?a, designado como rector por el Consejo Superior Universitario (CSU). Leopoldo M¨²nera (Bogot¨¢, 67 a?os), el candidato a ese cargo que hab¨ªa ganado una consulta no vinculante en la comunidad acad¨¦mica, participaba de las asambleas y llamaba a la desobediencia c¨ªvica. Finalmente, la entonces ministra de Educaci¨®n, Aurora Vergara, desconoci¨® la designaci¨®n de Pe?a y consigui¨® que el CSU nombrara al preferido de estudiantes, profesores y egresados. Ahora, luego de tres meses en el cargo, M¨²nera atiende a EL PA?S en un breve paso por sus oficinas en el edificio Uriel Guti¨¦rrez, que estuvo tomado en esas tensas semanas. Est¨¢ en medio de una gira por las nueve sedes de la universidad en todo el pa¨ªs y cuenta que su equipo trabaja a gran velocidad. ¡°Espero que nadie se reviente¡±, dice.
Su llegada a la rector¨ªa representa un giro de 180 grados en la principal universidad de Colombia. A diferencia de sus cuatro predecesores m¨¢s inmediatos, no viene de las Ciencias o las Matem¨¢ticas. Profesor de Teor¨ªa Pol¨ªtica, se?ala las relaciones de poder que atraviesan a la instituci¨®n, cuestiona a las gestiones anteriores por llevar adelante procesos de ¡°privatizaci¨®n¡± y promete la democratizaci¨®n del gobierno universitario. Hombre de matices, escoge cada palabra con cuidado. Se define como un ¡°socialista libertario¡±, pero aclara que no le gustan las identidades cerradas y que ning¨²n cambio es posible sin instituciones. Sabe que ahora est¨¢ del otro lado, que representa a la universidad, y promete que ser¨¢ independiente del Gobierno que apoy¨® su designaci¨®n y de los estudiantes que respaldaron su candidatura. ¡°En mi trayectoria he demostrado que no soy instrumento de nadie¡±, asegura.
Pregunta. ?Con qu¨¦ se ha encontrado en estos primeros meses en la rector¨ªa?
Respuesta. Hemos constatado lo que ya sab¨ªamos: la gran complejidad de una universidad que tiene nueve sedes muy diferentes. Aunque hay estabilidad financiera, hemos tenido que enfrentar problemas de manejo administrativo, asuntos que tienen que ver con el proceso de privatizaci¨®n. Pero vamos bien, se ha conformado un equipo joven que est¨¢ trabajando a una gran velocidad. Espero que nadie se reviente.
P. Uno de los principales cuestionamientos a las gestiones anteriores es lo que el movimiento estudiantil y usted denominan ¡°privatizaci¨®n de la universidad¡±. ?C¨®mo describe este proceso?
R. En los ¨²ltimos a?os, la falta de financiaci¨®n del Estado ha hecho que las universidades p¨²blicas busquen recursos a trav¨¦s de programas de extensi¨®n, de interrelaci¨®n con la sociedad. El problema es que lo han hecho con criterios mercantiles, no acad¨¦micos. Es inaceptable, por ejemplo, que una facultad sin experiencia en temas judiciales se gane un concurso para un proyecto sobre el nombramiento de jueces en Colombia. Presentan la oferta m¨¢s baja, subcontratando personas, y no incluyen a la comunidad universitaria. Por otro lado est¨¢n las corporaciones, organizaciones de r¨¦gimen privado, con autonom¨ªa y una personer¨ªa jur¨ªdica propia, que utilizan el nombre de la Universidad Nacional. En algunos casos administran recursos p¨²blicos con l¨®gicas privadas que favorecen a grupos muy espec¨ªficos de profesores, estudiantes o egresados. Finalmente, lo que pasa con los posgrados: no tienen matr¨ªculas tan caras como las universidades privadas, pero aun as¨ª son altas y eso hace que los mismos egresados de la Universidad tengan dificultades para ingresar a ellos.
P. ?Ha encontrado indicios de corrupci¨®n?
R. Eso lo est¨¢n presentando los medios de comunicaci¨®n. Nosotros vamos con mucha cautela. Lo que hemos encontrado en un caso espec¨ªfico, el de la corporaci¨®n Rotorr [creada por la exrectora Dolly Montoya y que recibi¨® contratos por m¨¢s de 80.000 millones], es que hubo cambios en los estatutos entre finales del a?o pasado y comienzos de este. Le quitaron control a la Universidad, aumentaron las funciones del director ejecutivo, eliminaron los topes para contrataciones directas, cambiaron la junta directiva, agregaron pasos para reformar los estatutos e hicieron m¨¢s compleja la liquidaci¨®n de la entidad. Rotorr surgi¨® como una corporaci¨®n para fomentar la ciencia, la tecnolog¨ªa y la innovaci¨®n, pero se convirti¨® en un spin-off que puede tener ganancias y que ahora tambi¨¦n se encarga de organizar eventos. Estamos examinando c¨®mo se ha hecho la contrataci¨®n, para ver si se requiere la intervenci¨®n de los organismos de control y vigilancia.
P. Al recorrer el campus en Bogot¨¢, sorprende ver la diferencia entre edificios deteriorados de Humanidades y otros m¨¢s modernos de Ciencias. ?C¨®mo se explica eso?
R. Hay mejoras en infraestructura que se han hecho con los recursos que consigue cada facultad, y eso produce diferencias. Es mucho m¨¢s f¨¢cil hacer programas de extensi¨®n [y obtener ingresos] en las facultades que tienen un componente tecnol¨®gico, como Ingenier¨ªa o Ciencias. Para otras es m¨¢s dif¨ªcil: usted no vende servicios de Filosof¨ªa o de Antropolog¨ªa. Por eso vamos a recuperar un fondo de solidaridad y equidad, como el que exist¨ªa hace 20 o 25 a?os. La idea es que la infraestructura se desarrolle en funci¨®n de las necesidades de toda la Universidad, de todas sus sedes, no en funci¨®n de quienes producen m¨¢s dinero. De todos modos, tampoco es tan dicot¨®mico. En la facultad de Artes, por ejemplo, ya puede ver una serie de nuevos edificios que son producto de un esfuerzo conjunto de la facultad y el resto de la Universidad.
P. Los ¨²ltimos cuatro rectores han estado m¨¢s vinculados a las Ciencias que a las Humanidades. ?Cree que el hecho de que usted sea polit¨®logo y abogado marcar¨¢ una diferencia?
R. S¨ª. Tenemos una preocupaci¨®n muy importante por el compromiso social que debe tener esta universidad y un componente muy importante de democratizaci¨®n interna, de cambios en las formas de gobierno [para dar un mayor rol a los estudiantes, profesores y trabajadores]. Adem¨¢s, consideramos que la reflexi¨®n pedag¨®gica es fundamental. No hay que simplemente adaptarse a los cambios tecnol¨®gicos, hay que reflexionar m¨¢s sobre lo que estamos haciendo por las transformaciones a nuestro alrededor.
P. La creaci¨®n de residencias universitarias y las mejoras en los servicios de alimentaci¨®n son algunos de los principales reclamos estudiantiles...
R. En eso estamos trabajando. En la alimentaci¨®n, por ejemplo, tenemos un proyecto de econom¨ªa circular. La idea es que produzcamos nosotros mismos los alimentos, con trabajo estudiantil, y que se fomente una alimentaci¨®n m¨¢s equilibrada.
P. Hace unos a?os, la exrectora Montoya le dijo a este peri¨®dico que el mural del Che Guevara era ¡°de los estudiantes¡± y no de la instituci¨®n, que ella preferir¨ªa murales art¨ªsticos como los de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico. ?Usted qu¨¦ opina?
R. Los murales son una expresi¨®n de la cultura pol¨ªtica que se ha ido desarrollando en las universidades en Colombia. Y esa cultura pol¨ªtica incluye a figuras como el Che o Camilo Torres, que es de las entra?as de la Universidad. Ser¨ªa irreal negar lo representativos que han sido para el movimiento estudiantil. Uno no puede cancelar la cultura pol¨ªtica con un decreto.
P. Montoya tambi¨¦n dijo que meter la pol¨ªtica o la religi¨®n puede acabar con la Universidad...
R. No hay que depender de la expresi¨®n de un partido o movimiento pol¨ªtico. Eso pasa en algunas universidades de Am¨¦rica Latina y no me parece sano. Pero la Universidad nunca ha sido ajena a la pol¨ªtica. Las relaciones de poder existen dentro de las comunidades acad¨¦micas y sus tendencias. Tambi¨¦n cuando hay una disputa por el gobierno universitario o en las relaciones con el Gobierno nacional, tanto en las que ten¨ªa Dolly [Montoya] como en las que ahora tengo yo. Negar la pol¨ªtica es desconocer lo que es la vida acad¨¦mica, es tener una visi¨®n ilusoria.
P. Usted habla como un polit¨®logo. ?Hay una divisi¨®n entre disciplinas sobre c¨®mo gestionar esta universidad?
R. No me gustar¨ªa decir que hay una diferencia solo disciplinar porque los campos de conocimiento no son homog¨¦neos. En las Ciencias o la Ingenier¨ªa hay diferencias internas. Creo que podr¨ªa decirse que hay m¨¢s homogeneidad entre las personas que han llegado a la rector¨ªa. Eso es normal por la manera en la que han sido nombrados los rectores de la Universidad Nacional, donde la participaci¨®n de la comunidad no era muy relevante y la presencia del Gobierno era preponderante. Los ¨²ltimos presidentes han tenido una orientaci¨®n pol¨ªtico-ideol¨®gica muy clara.
P. La universidad se hab¨ªa acostumbrado a que el Consejo Superior Universitario no eligiera al ganador de la consulta a la comunidad. ?Qu¨¦ fue distinto esta vez?
R. Varias cosas. Primero, tuvimos una participaci¨®n hist¨®rica: votaron m¨¢s del 77% de los profesores y la participaci¨®n de los estudiantes fue del 44%, el doble que la vez anterior. Segundo, la comunidad entendi¨® que hab¨ªa un proyecto diferente. Tercero, hab¨ªa otro Gobierno. El presidente vino y dijo que iba a apoyar la consulta, cuando todav¨ªa no se conoc¨ªa el resultado. Despu¨¦s se hizo la votaci¨®n y yo tuve una notoria ventaja.
P. Ese apoyo no lo tuvo en 2012, cuando tambi¨¦n gan¨® la consulta...
R. Uno de los miembros del Consejo Superior me dijo esa vez que ¨¦l consideraba que el programa que yo hab¨ªa presentado era el mejor, pero que yo no ten¨ªa buena relaci¨®n con el presidente [Juan Manuel Santos] y que el rector deber¨ªa tener buena relaci¨®n con el Gobierno. Y que por eso no me iban a nombrar.
P. Una de las cosas que m¨¢s le molestaron esta vez es que lo vieran como el candidato del presidente...
R. Es que no me respald¨® desde el comienzo. No fue as¨ª. Hab¨ªa otros candidatos que dec¨ªan que ten¨ªan el respaldo del presidente de la Rep¨²blica, lo dec¨ªan claramente en m¨²ltiples lugares. El cambio fue cuando ¨¦l vino y se comprometi¨® a apoyar al ganador de la consulta.
P. La entonces ministra de Educaci¨®n, Aurora Vergara, se neg¨® a firmar la designaci¨®n de Ismael Pe?a y fue clave en que el Consejo volviera a votar. ?C¨®mo mostrar¨¢ su autonom¨ªa del Ejecutivo?
R. En el pasado no ha habido la preocupaci¨®n de c¨®mo puede desmarcarse el rector. Yo he sido un defensor de la autonom¨ªa universitaria desde siempre, y lo estoy demostrando. Por ejemplo, hemos manifestado nuestro desacuerdo con un decreto de formalizaci¨®n laboral. Queremos formalizar, incluir en la planta a una serie de profesores que est¨¢n con una vinculaci¨®n privada, pero hacen falta recursos. El decreto puede ser violatorio de la autonom¨ªa presupuestal y financiera de la Universidad.
P. Tambi¨¦n est¨¢ aqu¨ª gracias al apoyo constante del movimiento estudiantil, que lo ve como un aliado o incluso como un instrumento para canalizar sus reclamos. ?Cree que ser¨¢ un desaf¨ªo marcar cierta distancia?
R. En primer lugar, le falt¨® mencionar que llegu¨¦ a la rector¨ªa por la consulta que se le hizo a toda la comunidad acad¨¦mica. Despu¨¦s, por un movimiento que no fue solo estudiantil: participaron tambi¨¦n los trabajadores y los profesores. De todos modos, cuando hagamos propuestas que no son del gusto de una parte del movimiento estudiantil, enfrentaremos el debate como lo hemos hecho en el pasado. Estuve en la vicerrector¨ªa de la sede Bogot¨¢ y nadie puede decir que yo hac¨ªa lo que quer¨ªan los estudiantes. Todo lo contrario. Incluso me met¨ª una vez en un tropel [una revuelta] en contra de una parte del movimiento, que consideraba que yo no deb¨ªa estar ah¨ª.
P. ?C¨®mo fue ese momento?
R. Hab¨ªa sido asesinado un polic¨ªa con una papa bomba. La situaci¨®n se puso muy tensa, sobre todo en la entrada de la 26, y consider¨¦ que si segu¨ªa as¨ª iba a haber m¨¢s muertos. Probablemente no solo del lado de la Polic¨ªa, sino entre los estudiantes. Decid¨ª irme hacia la 26 y me met¨ª en el tropel. Habl¨¦ con la Polic¨ªa, la salud¨¦ luego de que me mandaran varios gases lacrim¨®genos que afortunadamente no me dieron. Y se logr¨® parar el tropel, no hubo m¨¢s muertos. Creo que en mi trayectoria he demostrado que no soy instrumento de nadie.
P. ?Qu¨¦ cree que puede causar desacuerdos con el movimiento estudiantil en los pr¨®ximos meses?
R. Creo que con frecuencia hay una estigmatizaci¨®n de ese movimiento estudiantil, de responsabilizarlo de cosas que le son ajenas y que hacen parte de las muchas transformaciones de este pa¨ªs en los ¨²ltimos a?os. El movimiento que se manifiesta en las universidades con frecuencia ya no es solo universitario, sino que es juvenil urbano, con j¨®venes que no tienen acceso a la educaci¨®n superior. El microtr¨¢fico, por otra parte, rodea a las universidades, tiene presencia desde el exterior. Y luego est¨¢ el conflicto armado, que ya no es con organizaciones guerrilleras centralizadas. Ahora est¨¢n fragmentadas e intervienen tambi¨¦n paramilitares y organizaciones ligadas con el tr¨¢fico de drogas. Todo eso incide. La Universidad est¨¢ muy atravesada por la sociedad colombiana, y creo que con frecuencia no entendemos que estamos en Colombia, un pa¨ªs de enormes conflictos.
P. Entonces, ?un hipot¨¦tico tropel ma?ana no necesariamente refleja una tensi¨®n suya con el movimiento estudiantil?
R. Ser¨ªa la manifestaci¨®n de un movimiento juvenil urbano en el que participa el movimiento estudiantil. Si no se entiende que hay nuevos sujetos, no entendemos lo que pasa en las universidades.
P. ?Ha hablado con el ministro de Educaci¨®n, Daniel Rojas, sobre la reforma a la ley 30 para robustecer el financiamiento de las universidades p¨²blicas?
R. Dadas las dificultades que ha tenido el Gobierno para aprobar las reformas, se decidi¨® priorizar la reforma de los art¨ªculos 86 y 87. No significa que la reforma se vaya a reducir, sino que se empieza con garantizar el financiamiento de universidades p¨²blicas. M¨¢s adelante se incluir¨¢n otros puntos, como reformas acad¨¦micas, ampliaci¨®n de la cobertura o bienestar estudiantil.
P. Para finalizar, una pregunta m¨¢s propia de usted como profesor de Ciencia Pol¨ªtica. ?C¨®mo se define ideol¨®gicamente?
R. No creo en las identidades cerradas porque uno es muchas cosas simult¨¢neamente. Pero hist¨®ricamente me he identificado con el socialismo libertario. Creo en una construcci¨®n de sociedad donde la libertad sea fundamental y en la que su ampliaci¨®n est¨¦ centrada en manifestaciones colectivas, con una democracia radical en el gobierno de la universidad y del pa¨ªs. Y creo en el concepto de la igualdad, en el reconocimiento de diferencias no jerarquizadas y en la solidaridad. Debemos entender que somos en sociedad en virtud de las relaciones que nos constituyen, no como individuos aislados.
P. ?Hay una tensi¨®n entre esa parte libertaria y las instituciones?
R. Hay una tensi¨®n que es constitutiva de lo pol¨ªtico. Es la tensi¨®n de la guerra civil espa?ola, que nos ense?¨® que la ¨²nica manera de intentar transformaciones desde un socialismo libertario es viviendo entre lo que est¨¢ institucionalizado y lo que no lo est¨¢. Por eso los anarquistas entraron al Gobierno. En este caso, no creo simplemente en el poder de las asambleas. Me parece que es una forma de asociaci¨®n limitada, que abre la posibilidad a manipulaci¨®n. Por eso hace falta una Constituyente universitaria que democratice nuestras instituciones de gobierno.
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