Comunistas y liberales se quedaron cortos: no se puede arreglar el mundo sin antes comprenderlo
¡®Libre¡¯, de Lea Ypi, profesora de la London School of Economics, disecciona los errores de las corrientes de pensamiento pol¨ªtico sin entregarse al cinismo
l libro de Lea Ypi Libre: el desaf¨ªo de crecer en el fin de la historia (Anagrama, 2023) ha tenido una recepci¨®n hostil en su pa¨ªs natal, Albania; es f¨¢cil ver por qu¨¦. La descripci¨®n que hace de s¨ª misma (¡°profesora de Teor¨ªa Pol¨ªtica en la London School of Economics, albanesa y marxista¡±) lo dice todo.
Leyendo el libro de Ypi, me sorprendi¨® el parecido entre su vida y la de Viktor Kravchenko, el funcionario sovi¨¦tico que desert¨® durante una visita a Nueva York en 1944. Su famoso y exitoso libro de memorias Yo escog¨ª la libertad se convirti¨® en el primer testimonio directo sustancial de los horrores del estalinismo, comenzando por su detallada descripci¨®n de la gran hambruna ucrania de principios de los a?os treinta. Kravchenko sab¨ªa de qu¨¦ hablaba: en aquellos tiempos todav¨ªa era un creyente convencido y particip¨® en la colectivizaci¨®n forzada.
La historia p¨²blica de Kravchenko termina en 1949, cuando logr¨® una sonada victoria en un importante juicio por difamaci¨®n contra un peri¨®dico franc¨¦s comunista. Al juicio, celebrado en Par¨ªs, los sovi¨¦ticos llevaron a su exesposa para que prestara declaraci¨®n, acus¨¢ndolo de corrupci¨®n, alcoholismo y violencia dom¨¦stica. Nada de eso influy¨® en el tribunal; pero la gente tiende a olvidar lo que ocurri¨® despu¨¦s. Apenas terminado el juicio, cuando en todo el mundo se lo aclamaba como h¨¦roe de la Guerra Fr¨ªa, Kravchenko comenz¨® a sentirse cada vez m¨¢s inquieto por la caza de brujas anticomunista que se desarrollaba en Estados Unidos. Combatir al estalinismo con macartismo, advirti¨®, era ponerse al nivel de los estalinistas.
La vida en Occidente hizo a Kravchenko cada vez m¨¢s consciente de sus injusticias y se obsesion¨® con la idea de reformar las sociedades democr¨¢ticas occidentales desde dentro. Tras escribir una continuaci¨®n no tan conocida de Yo escog¨ª la libertad, titulada Yo eleg¨ª la justicia, se embarc¨® en una cruzada para descubrir un nuevo modo de producci¨®n econ¨®mica menos explotador. Esa b¨²squeda lo llev¨® a Bolivia. Particip¨® en un intento fallido de organizar a agricultores pobres en nuevas estructuras colectivas.
Abrumado por el fracaso, se retir¨® a la vida privada y termin¨® peg¨¢ndose un tiro en su casa de Nueva York. No hubo de por medio ninguna infame operaci¨®n de chantaje de la KGB. El suicidio de Kravchenko fue una muestra de desesperaci¨®n y una prueba m¨¢s de que su denuncia original contra la Uni¨®n Sovi¨¦tica hab¨ªa sido una protesta genuina contra la injusticia.
Con su libro, Ypi hace en un solo volumen lo que Kravchenko hizo en dos. Cuando en 1997 Albania cay¨® en la guerra civil, la vida de Ypi se vino abajo. Obligada a quedarse escondida en casa escribiendo un diario, mientras afuera tableteaban las kal¨¢shnikov, tom¨® una decisi¨®n extraordinaria: iba a estudiar filosof¨ªa.
Pero lo m¨¢s extraordinario es que su compromiso con la filosof¨ªa la llev¨® de regreso al marxismo. Su historia demuestra una vez m¨¢s que los cr¨ªticos m¨¢s penetrantes del comunismo suelen ser excomunistas, para quienes la cr¨ªtica del ¡°socialismo real¡± fue el ¨²nico modo de mantenerse fieles a su compromiso pol¨ªtico.
Libre naci¨® de un tratado anterior respecto de la interrelaci¨®n entre las nociones de libertad para el socialismo y el liberalismo, y esa perspectiva estructura el libro. La primera parte, sobre c¨®mo los albaneses ¡°eligieron la libertad¡±, es un relato ameno de la infancia de Ypi durante la ¨²ltima d¨¦cada del r¨¦gimen comunista en Albania. Sin omitir los horrores de la vida diaria (la escasez de alimentos, las denuncias por razones pol¨ªticas, los mecanismos de control y sospecha, la tortura y los castigos crueles), el libro est¨¢ salpicado de momentos c¨®micos. Incluso en condiciones tan duras y desesperadas, la gente hallaba formas de preservar un m¨ªnimo de dignidad y honestidad.
En la segunda parte, que describe el tumultuoso periodo poscomunista en Albania despu¨¦s de 1990, Ypi relata la incapacidad de la libertad que los albaneses eligieron (o, mejor dicho, la que les impusieron) para generar justicia. Culmina con un cap¨ªtulo sobre la guerra civil de 1997, momento en el que la narraci¨®n se interrumpe y es reemplazada por fragmentos del diario de Ypi. La potencia de su escritura radica en que, incluso aqu¨ª, la autora no deja de lidiar con las grandes preguntas y explora de qu¨¦ manera proyectos ideol¨®gicos ambiciosos suelen terminar, no en triunfo, sino en confusi¨®n y desorientaci¨®n.
En los noventa, uno de esos grandes proyectos fue reemplazado por otro. Derribado el comunismo, la ciudadan¨ªa albanesa fue sometida a una ¡°transici¨®n democr¨¢tica¡± y a ¡°reformas estructurales¡± pensadas para hacerla m¨¢s ¡°parecida a Europa¡± con su ¡°libre mercado¡±. La amarga conclusi¨®n de Ypi en el ¨²ltimo p¨¢rrafo del libro merece una cita completa:
¡°Mi mundo est¨¢ tan alejado de la libertad como aquel del que mis padres intentaron escapar. Ninguno de los dos alcanza ese ideal. Pero sus fracasos han sido diferentes, y hasta que no los comprendamos seguiremos divididos. Escrib¨ª mi historia para explicar, para reconciliar y para continuar la lucha¡±.
He aqu¨ª una ir¨®nica refutaci¨®n de la famosa und¨¦cima tesis de Marx sobre Feuerbach: ¡°Los fil¨®sofos no han hecho m¨¢s que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo¡±. El contrapunto es que no se puede cambiar el mundo para mejor sin antes comprenderlo. Ah¨ª es donde los grandes iniciadores de los proyectos comunista y liberal fallaron.
Pero de esta intuici¨®n, Ypi no extrae la conclusi¨®n c¨ªnica de que los cambios importantes son imposibles o inevitables. Su conclusi¨®n, m¨¢s bien, es que la lucha (por la libertad) no se ha detenido ni se detendr¨¢. Por eso la autora se siente en deuda con ¡°todas las personas del pasado que lo sacrificaron todo, porque no eran ap¨¢ticas, no eran c¨ªnicas, no cre¨ªan que basta dejar que las cosas sigan su curso y estas se acomodar¨¢n solas¡±.
Este es el problema actual del mundo. Si creemos que las cosas se acomodar¨¢n solas, acabaremos con una multiplicidad de cat¨¢strofes: ruptura ecol¨®gica, ascenso del autoritarismo, caos y desintegraci¨®n social. Ypi expresa aquello que el fil¨®sofo Giorgio Agamben denomin¨® ¡°el coraje de la desesperanza¡±, su reconocimiento de que el optimismo pasivo es una receta para la autoindulgencia y, por tanto, obst¨¢culo contra un pensamiento y una acci¨®n significativos.
Cuando el comunismo lleg¨® a su fin todos estaban euf¨®ricos y esperaban que la libertad y la democracia trajeran consigo una vida mejor; pero con el tiempo, muchos perdieron esas esperanzas. Es entonces cuando empieza el trabajo real. Al final, Ypi no ofrece soluciones f¨¢ciles y ah¨ª radica la fortaleza de su libro. Esa abstenci¨®n es lo que lo convierte en una obra filos¨®fica. No se trata de cambiar el mundo a ciegas; se trata, primero y ante todo, de ver el mundo y comprenderlo.
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