Una tarea colectiva
El decano de la Escuela de Derecho de la Universidad EAFIT reflexiona sobre la formaci¨®n profesional y la cultura laboral en el ¨¢mbito de las leyes, a prop¨®sito de una investigaci¨®n publicada en ¡®La Silla Vac¨ªa¡¯
Este fin de semana, La Silla Vac¨ªa public¨® una investigaci¨®n sobre posibles patrones de abusos laborales en algunas firmas de abogados colombianas. El art¨ªculo recoge testimonios de m¨¢s de 30 abogados que denuncian distintos tipos de actos que incluyen discriminaci¨®n en el acceso a los empleos, abuso de las cl¨¢usulas de manejo y confianza, maltrato y acoso laboral, y, en general, un sistema que puede llevar a la sobrecarga laboral y a afectar la salud mental de las y los abogados, especialmente los m¨¢s j¨®venes.
Algunas de estas denuncias son muy graves y suponen serias infracciones al ordenamiento jur¨ªdico, especialmente laboral, que deber¨ªan ser investigadas por las autoridades correspondientes. Los abogados tenemos deberes con nuestros clientes, pues cada caso es muy importante, pero tambi¨¦n tenemos deberes con el Estado de Derecho, y somos los primeros que, conociendo la ley como la conocemos, debemos cumplirla y no hacerle quiebres.
Pero no es en esas infracciones puntuales a la ley en las que quiero concentrarme en esta columna. En mis c¨ªrculos cercanos, compa?eros abogados y graduados de la Universidad en la que trabajo, el art¨ªculo ha suscitado un intenso debate sobre un tema que no es una sorpresa para quienes estamos en el mundo del derecho, dentro y fuera de Colombia: la alta exigencia del trabajo de los abogados en las firmas. De un lado, est¨¢n quienes consideran que esto es algo por todos sabido, que cada persona decide si quiere exponerse a altas cargas y exigencias laborales a cambio de un futuro pr¨®spero, y que las nuevas generaciones quiz¨¢s no est¨¢n preparadas para asumir ese nivel de presi¨®n. Por el otro, est¨¢n quienes no desconocen que la exigencia y el rigor son importantes en cualquier trabajo, pero que esto no debe tener lugar a costa de altos niveles de estr¨¦s y de afectaciones a la salud f¨ªsica y mental en circunstancias como las que narra el art¨ªculo. En esta tensi¨®n se ignora quiz¨¢s que la soluci¨®n a este problema depende no solo de los j¨®venes abogados y de las firmas, sino que tambi¨¦n hay una responsabilidad de universidades y clientes.
Las universidades tenemos claro el reto de la educaci¨®n en competencias socioemocionales de los estudiantes y creo que en ese campo hemos tenido avances, tal vez t¨ªmidos todav¨ªa, especialmente en los procesos de transformaci¨®n de nuestros planes de estudio a modelos centrados en el estudiante, que implican que en sus clases trabajen en equipo, se equivoquen, reciban retroalimentaci¨®n, lidien con la frustraci¨®n y resuelvan problemas.
Sin embargo, creo que esa tarea no es solo de las universidades. Lo es tambi¨¦n de aquellos empleadores que contratan a profesionales en etapas tempranas de su carrera. Los programas de mentor¨ªa y el acompa?amiento cercano de abogados con mayor experiencia y trayectoria son claves en esa introducci¨®n de los j¨®venes a la vida laboral y ese es un trabajo que debe hacerse con paciencia y empat¨ªa para acompa?ar el crecimiento de los equipos. Es un trabajo que implica conocer mucho mejor a estas nuevas generaciones que no est¨¢n dispuestas a tolerar el maltrato, los gritos o la humillaci¨®n. Pero, de ninguna manera, esto implica abandonar la exigencia y el rigor que son esenciales en cualquier trabajo y proceso de formaci¨®n en firmas grandes o peque?as y que son responsabilidad de los abogados en el ejercicio de la profesi¨®n. Creo que el rol de los l¨ªderes de las firmas es decisivo porque son sus comportamientos, en un sistema jer¨¢rquico como el que tenemos, el que los dem¨¢s imitar¨¢n. Aqu¨ª las formas no son algo menor y hay que cuidarlas siempre.
Pienso tambi¨¦n que las firmas colombianas de abogados, especialmente las m¨¢s grandes, deben revisar sus pol¨ªticas ¡ªa veces no escritas¡ª de contrataci¨®n, tener mayor apertura y darse la oportunidad de contratar abogados por fuera de sus c¨ªrculos y perfiles habituales, lo que incluye personas que est¨¢n dispuestas a poner l¨ªmites y tener un balance entre su vida personal y su vida profesional. La diversidad en la conformaci¨®n de los equipos solo enriquece el trabajo de las firmas y suma perspectivas para una mejor toma de decisiones y para ofrecer mejores servicios.
Por ¨²ltimo, y esto es algo que cualquier abogado con experiencia sabe, tambi¨¦n a los clientes hay que ponerles l¨ªmites y ser estrictos con su cumplimiento. Hay que manejar sus expectativas de forma adecuada. Los clientes son tambi¨¦n parte de esta ecuaci¨®n, de ah¨ª que ser claros con ellos, y atender en tiempos y plazos razonables sus demandas, contribuye a crear una cultura de trabajo m¨¢s saludable.
Solo si vemos esta como una tarea colectiva, en la que universidades, firmas, abogados y clientes cumplan con su parte, podremos tener mejores resultados, y lograr avances y cambios sustanciales en un sistema con problemas evidentes. Queda pendiente en todo caso una cuesti¨®n no menor y es la de c¨®mo hacer compatible un ambiente laboral de mutuo cuidado y respeto con las exigencias de un mercado de servicios legales altamente competido.
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