La paz total se fragmenta en disidencias de las disidencias
La Segunda Marquetalia de Iv¨¢n M¨¢rquez se desmorona como ya hab¨ªa ocurrido con el Estado Mayor Central de Iv¨¢n Mordisco, mientras la mesa con el ELN sigue atascada por los di¨¢logos del Gobierno con un frente d¨ªscolo
Los interlocutores del Gobierno de Gustavo Petro en los distintos tableros de la paz total se fragmentan cada d¨ªa m¨¢s, bien sea la guerrilla del Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional (ELN), los disidentes del Estado Mayor Central o los desertores del acuerdo de paz que hasta esta semana se agrupaban en la sombrilla de la Segunda Marquetalia. Los tres grupos armados que se sientan en las mesas de di¨¢logos nacionales que se han puesto en marcha a pesar de los tropiezos han pasado por alg¨²n tipo de divisi¨®n, lo que dificulta las negociaciones en el marco de la pol¨ªtica bandera del primer Gobierno de izquierdas de la Colombia contempor¨¢nea.
A dos a?os de su instalaci¨®n, la mesa con el ELN, en teor¨ªa la m¨¢s avanzada de todas, suma meses congelada. El in¨¦dito cese al fuego bilateral que dur¨® un a?o expir¨® en agosto sin que las delegaciones hayan conseguido desatascar el di¨¢logo desde entonces. En medio de esa crisis, el Gobierno ha mantenido los di¨¢logos paralelos con un frente d¨ªscolo, los Comuneros del Sur, que en el departamento de Nari?o ha optado por desprenderse del comando central, liderado por Antonio Garc¨ªa, y de la direcci¨®n nacional de la guerrilla que naci¨® en 1964 inspirada en la revoluci¨®n cubana.
La escisi¨®n, anunciada en mayo, ha provocado incesantes reclamos de la delegaci¨®n del ELN al Gobierno. Sus acciones armadas no cesan. La guerrilla decret¨® un paro armado en Choc¨® en plena emergencia invernal y ha perpetrado al menos una docena de atentados contra la fuerza p¨²blica desde el fin del cese al fuego. El m¨¢s reciente el pasado jueves, cuando asesin¨® a cinco soldados en Anor¨ª, en Antioquia, cerca de uno de los antiguos espacios de reincorporaci¨®n donde los exguerrilleros de las extintas FARC hacen su tr¨¢nsito a la vida civil. En septiembre, despu¨¦s de un ataque contra una base militar en Puerto Jord¨¢n, Arauca, que dej¨® dos militares muertos y 26 heridos, el presidente Petro pareci¨® tirar la toalla. ¡°Pr¨¢cticamente, es una acci¨®n que cierra un proceso de paz con sangre¡±, declar¨®. La viabilidad de la mesa qued¨® ¡°severamente lesionada¡±, dijo entonces, ¡°y su continuidad s¨®lo puede ser recuperada con una manifestaci¨®n inequ¨ªvoca de la voluntad de paz del ELN¡±.
Esa manifestaci¨®n no ha llegado, y la mesa languidece, sin rompimiento y sin di¨¢logos. ¡°Estos se?ores no han entendido que el tren de la historia los dej¨®, que es una lucha armada anacr¨®nica que tiene el rechazo de la inmensa mayor¨ªa de la poblaci¨®n colombiana¡±, apuntaba esta semana el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo. ¡°Est¨¢n perdiendo una enorme oportunidad en un Gobierno que le sigue apostando a la paz total, una mesa de negociaci¨®n articulada, con una agenda definida, un norte, y ellos se encargan todos los d¨ªas de generar frustraciones en la sociedad¡±.
El mayor grupo de disidentes de las FARC que se apartaron del acuerdo de paz, el autodenominado Estado Mayor Central, bajo el mando de Iv¨¢n Mordisco, tambi¨¦n se sent¨® a negociar con el Gobierno en 2023, en lo que constitu¨ªa la segunda mesa nacional de la paz total, pero acab¨® por fragmentarse irremediablemente en este 2024. Ese proceso entr¨® en su en¨¦sima crisis despu¨¦s de una serie de acciones ofensivas del EMC que incluyeron atentados contra militares y comunidades ind¨ªgenas. El Gobierno confirm¨® en abril que ya no negocia con Mordisco, contra el que lanz¨® una ¡°ofensiva total¡± en el convulso departamento del Cauca. El proceso contin¨²a con los bloques que operan en otras regiones, como el Catatumbo y el Magdalena Medio, y en departamentos como Meta, Caquet¨¢ y Putumayo, pero los disidentes que siguen en la mesa representan menos de la mitad de los hombres en armas.
La desintegraci¨®n tambi¨¦n alcanz¨® esta semana la incipiente mesa con la que se supon¨ªa la otra gran sombrilla de disidentes, la Segunda Marquetalia de Iv¨¢n M¨¢rquez. El l¨ªder guerrillero, en paradero desconocido, desautoriz¨® los di¨¢logos ¨Cque reci¨¦n se pusieron en marcha el pasado junio¨C en una carta cuya autenticidad no ha sido verificada. Dos de sus estructuras m¨¢s fuertes, los Comandos de la Frontera y la Coordinadora Guerrillera del Pac¨ªfico, hicieron p¨²blica su decisi¨®n de independizarse y dejar de usar esa etiqueta, con el prop¨®sito de continuar el proceso. ¡°Colombia puede estar tranquila de que el proceso de paz sigue (¡) Nos tocar¨¢ replantear la mesa, replantear la agenda, pero eso es cuesti¨®n de tiempo¡±, ha dicho jefe negociador de la Segunda Marquetalia, o al menos de las estructuras que siguen en la mesa, conocido como Walter Mendoza. Se trata de un antiguo comandante de las FARC que firm¨® la paz y luego volvi¨® a empu?ar las armas, como el propio M¨¢rquez.
Las ¡°profundas fracturas¡± entre las disidencias, reaccion¨® Petro en sus redes sociales, ¡°se dan alrededor de si hacer la paz con este Gobierno o profundizar la acci¨®n b¨¦lica que cada vez m¨¢s se dirige al traqueteo [narcotr¨¢fico] y contra el pueblo mismo de las regiones del conflicto en Colombia¡±. En su interpretaci¨®n, te?ida de optimismo, ¡°esta divisi¨®n en los grupos violentos es un avance en la paz¡±, escribi¨® sin mayores detalles. ¡°Insistir¨¦ en la paz, no sin ser claro en que quienes no aceptan el camino de bajar las armas y ponerlas al servicio del pueblo, ser¨¢n doblegados por la fuerza p¨²blica de la Constituci¨®n¡±, concluy¨®.
Cuando empez¨® la pol¨ªtica de paz total, los grupos armados ten¨ªan incentivos a unirse, formar grandes alianzas, jerarqu¨ªas y l¨ªneas de mando para lograr una negociaci¨®n pol¨ªtica, apunta la analista Elizabeth Dickinson, del International Crisis Group. ¡°En muchos casos, esta supuesta unidad fue superficial y est¨¢n volviendo a la naturaleza de un conflicto muy fragmentado, con grupos locales que act¨²an bajo intereses locales¡±, se?ala la experta. Si las declaraciones del presidente significan que la estrategia del Gobierno es dividir a los grupos armados, y as¨ª debilitarlos, es una apuesta ¡°supremamente riesgosa¡±, advierte. La paz total se desdobla en m¨¢s tableros simult¨¢neos mientras el tiempo apremia.