Los Estados Unidos de Putin
Los intereses de Putin son desde ahora los intereses de Estados Unidos; y uno de esos intereses, uno de los m¨¢s importantes, es el desmantelamiento de las democracias europeas

Seamos serios: para nadie que haya seguido con atenci¨®n los primeros cuatro a?os de Trump ¨Dpara nadie que lo haya visto decir lo que dijo y hacer lo que hizo¨D puede ser sorprendente lo que ocurri¨® hace unos d¨ªas en la Casa Blanca. Y sin embargo nos choc¨® ¨Dno a todos: pero as¨ª va el mundo¨D la emboscada grosera que organizaron esos dos matones, el presidente fel¨®n y el vicepresidente deplorable, contra un mandatario extranjero: nos choc¨® aunque no nos sorprendiera, o, dicho de otro modo, no pod¨ªa sorprendernos que Trump humillara ante las c¨¢maras al responsable indirecto de su humillaci¨®n de hace cuatro a?os. Recordar¨¢n ustedes la famosa llamada con Zelenski, en la que Trump, con el lenguaje y las maneras del mafioso que es en el fondo, trat¨® de sacarle favores (como buscarle mugre al hijo de Biden) a cambio de prestarle ayuda. Esa llamada tuvo su costo para el mafioso, y a Zelenski lo ve como el responsable de su humillaci¨®n; y este segundo mandato est¨¢ dise?ado para la venganza, nada sutil, contra todos los que le hicieron pasar un mal rato en sus primeros cuatro a?os. Lo anunci¨® con todas las palabras en varios discursos: retribution, prometi¨® a sus seguidores. Y lo est¨¢ cumpliendo.
Y por eso digo que no ten¨ªamos derecho a sorprendernos, aunque s¨ª a que nos chocara. Porque incluso para el m¨¢s curtido de los observadores pol¨ªticos, si conserva en el alma una pizca de decencia, tuvo que ser dif¨ªcil observar a Trump y a Vance comportarse como pandilleros de quinta en los salones de la Casa Blanca, acosando y hostigando a un hombre que crey¨® que Estados Unidos era todav¨ªa un aliado y se encontr¨® con un traidor. Los hay que critican a Zelenski por caer en la trampa, o por reaccionar a las provocaciones, o por no conservar la calma ante las agresiones en gavilla del grotesco gobierno de matones. Pero es que este hombre tra¨ªa en las manos el destino de un pa¨ªs entero que ha sido agredido e invadido por la Rusia de Putin: tra¨ªa en las manos la vida de sus ciudadanos, los ciudadanos a los que ha defendido durante los tres a?os de la agresi¨®n con una valent¨ªa que los Trump y los Vance de este mundo no han conocido ni de nombre, los ciudadanos que todos los d¨ªas mueren bajo los misiles que el ej¨¦rcito ruso lanza contra hospitales y escuelas. Zelenski tra¨ªa en sus manos el derecho de Ucrania a existir, que est¨¢ amenazado; y s¨ª, Ucrania corre todos los d¨ªas el riesgo de desaparecer. S¨®lo los c¨ªnicos lo desde?an.
?Y qu¨¦ ven¨ªa a hacer Zelenski a la Casa Blanca? Ven¨ªa a pedir ayuda para preservar las vidas de los suyos y la democracia de un pa¨ªs agredido: ayuda para defenderse de un pa¨ªs agresor mucho m¨¢s poderoso. Y se encontr¨® de repente con un hatajo de cobardes que se burlaban de ¨¦l por no llevar traje y corbata (pocos d¨ªas despu¨¦s de que el buf¨®n Elon Musk invadiera el Sal¨®n Oval vestido con sus camisetas de leyendas pueriles y su hijo en hombros), y que le reclamaban no haber dado las gracias por los favores recibidos hasta ahora (en caso de que usted se lo pregunte: s¨ª, s¨ª las ha dado. M¨¢s de una vez. Pero lo de la dignidad, en la Casa Blanca de Trump y los suyos, no parece haber pegado.) No hay que hacer psicolog¨ªa barata con esto, pero a m¨ª no me resulta dif¨ªcil ver en la escena la simple reacci¨®n de un par de narcisistas afectados por todo lo que el otro tiene y de lo cual ellos carecen. O tal vez s¨ª: tal vez s¨ª se pueda hacer psicolog¨ªa barata. Porque el narcisismo y los complejos de Trump son lo que lo hace tan vulnerable a la manipulaci¨®n: la de Putin, por ejemplo. Y al contrario que Macron o Stammer, Zelenski no lleg¨® a la Casa Blanca para lamerle los zapatos. Ten¨ªa otras cosas en mente.
Cuando ocurri¨® la escena infame, yo estaba en Nueva York, y por primera vez en la larga historia de mi relaci¨®n con Estados Unidos escuch¨¦ a un ciudadano norteamericano pronunciar estas palabras de frustraci¨®n y desespero: ¡°Hoy me da verg¨¹enza ser norteamericano¡±. No, no es algo que se oiga con frecuencia. Pero Estados Unidos ha entrado con Trump en territorio decididamente nuevo, y no s¨®lo porque un acosador sexual y delincuente condenado goce del apoyo de millones de ciudadanos, y delate as¨ª todos los d¨ªas su hipocres¨ªa infinita. Se?alarlo es casi un acto de inocencia, y una ingenuidad rasgarse las vestiduras, as¨ª como es ingenuo (y sin embargo hay que hacerlo) se?alar que este gobierno de indecentes y plut¨®cratas est¨¢ echando por tierra una versi¨®n del mundo que nos hab¨ªa costado muchos a?os y mucha sangre construir: esa versi¨®n del mundo en la cual los pa¨ªses poderosos no pueden tomar por la fuerza la tierra de los que lo son menos.
Estados Unidos, dig¨¢moslo con claridad, ha capitulado ante los enemigos de la libertad y la democracia: palabras grandes que se pueden usar para decir muchas cursiler¨ªas, y de las cuales se abusa tanto que a veces pierden su significado. (?Qu¨¦ significa libertad cuando se dicen sus defensores personajillos como Javier Milei? ?Qu¨¦ significa democracia cuando la palabra le llena la boca al venal Jeff Bezos?) Trump ha adoptado como suyo el discurso del agresor Putin, ha acusado a Ucrania ¨Del pa¨ªs agredido ante los ojos de todos¨D de provocar la guerra, y enseguida ha comenzado el desmantelamiento de la ayuda militar que hasta ahora le hab¨ªa permitido a Ucrania resistir a la agresi¨®n. En otras palabras: asistimos desde el comienzo de la invasi¨®n rusa a una destrucci¨®n escrupulosa del derecho internacional, por no hablar de un ataque sin cuartel a los principios democr¨¢ticos que resguardan el delicado equilibrio del mundo posterior a la Segunda Guerra; pero ahora vemos c¨®mo el gobierno de Estados Unidos, en cabeza de Trump, se ha convertido en c¨®mplice activo de un dictador que es ya culpable de cr¨ªmenes de guerra.
La semana pasada, los Estados Unidos de Trump ¨Do, como me dijo un estudiante en estos d¨ªas, los Estados Unidos de Putin¨D votaron por primera vez con Rusia y Corea del Norte: fue para acallar una resoluci¨®n, propuesta por Europa, que le exig¨ªa a Rusia sacar sus tropas de Ucrania. Los intereses de Putin son desde ahora los intereses de Estados Unidos; y uno de esos intereses, uno de los m¨¢s importantes, es el desmantelamiento de las democracias europeas. Para eso, Trump y Putin cuentan con la colaboraci¨®n o la simpat¨ªa de muchos: en la extrema derecha europea, nacionalista y xen¨®foba, pero tambi¨¦n en la extrema izquierda, antieurope¨ªsta y sectaria.
En 1948, Orwell escribi¨® una carta que he recordado con frecuencia en estos d¨ªas. ¡°La verdadera divisi¨®n¡±, dec¨ªa all¨ª, ¡°no es entre conservadores y revolucionarios, sino entre autoritarios y libertarios¡±. La ¨²ltima palabra significaba entonces algo distinto de lo que significa ahora. Pero la lucidez de estas l¨ªneas sigue intacta. Es el momento de escuchar lo que nos dice.
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