La Fundaci¨®n Amigos del Parque de Betulia: transformar un pueblo y darle prop¨®sito
Entre las casas grises de San Juan de Betulia naci¨® una revoluci¨®n de color que convirti¨® a este peque?o municipio de Sucre en un museo al aire libre que atrae a turistas nacionales e internacionales
En el coraz¨®n del Caribe colombiano, San Juan de Betulia alguna vez fue un susurro entre los valles de Sucre: con apenas 7.000 habitantes, sus calles eran transitadas s¨®lo por sus residentes. ¡°Era un pueblo de paso, sin nada que hiciera detenerse a la gente¡±, recuerda la joven betuliana Catalina Torres.
Todo cambi¨® en 2022, cuando ?scar Ortega, un dise?ador gr¨¢fico nacido en Betulia y radicado en el extranjero, regres¨® para cuidar a su madre. Mientras estaba en el municipio tuvo una idea: congregar a los habitantes y transformar juntos sus espacios p¨²blicos para que la comunidad se apropiara del pueblo. Le comparti¨® su plan a Catalina y se unieron para poner en marcha un proyecto que convertir¨ªa a los betulianos en ciudadanos solidarios y empoderados.
Iniciaron con la plaza central, un espacio olvidado y casi en ruinas, al que devolvieron su prop¨®sito de ser un punto de encuentro, haci¨¦ndole retoques para que brillara como nuevo. Los buenos comentarios de los vecinos los inspiraron a seguir. As¨ª naci¨® La Ruta del Color, y su propuesta de pintar las fachadas de las casas con dise?os ¨²nicos marc¨® un antes y un despu¨¦s en la historia del municipio. ¡°Quer¨ªa que la gente se diera cuenta de lo hermosas que son estas casas tradicionales, que vieran su valor y las cuidaran¡±, relata Ortega.
El inicio no estuvo exento de desaf¨ªos. La primera casa a pintar fue la de Enith y Carmen Severiche, dos ancianas que habitaban una estructura de bahareque y palma. ¡°Al principio no entend¨ªan por qu¨¦ quer¨ªamos pintar su casa, pero al final aceptaron. Esa primera pincelada despert¨® algo en todo el pueblo¡±, recuerda Torres. Aquella victoria convirti¨® La Ruta del Color en un movimiento.
El renacer de Betulia
Hoy, San Juan de Betulia es irreconocible. M¨¢s de 48 casas han sido transformadas en lienzos que cuentan historias de vida (y las que estaban en mal estado han sido restauradas). Seg¨²n el Departamento Nacional de Planeaci¨®n (DNP), los ingresos del municipio incrementaron 8% en 2023, el doble del promedio hist¨®rico. Nuevos negocios han florecido, desde tiendas de recuerdos hasta peque?os restaurantes que ofrecen delicias locales como el tradicional diabol¨ªn.
Para la Alcald¨ªa, estas cifras son un reflejo directo del impacto que ha generado esta revoluci¨®n que apenas comienza. ¡°A pesar de que no somos de tradici¨®n hotelera s¨ª podemos percibir como La Ruta del Color ha cambiado este lugar. Ahora tenemos cerca de 2.000 visitantes mensuales, cuando antes no ten¨ªamos ninguno¡±, revela el alcalde Roberto Ortega.
Este renacer ha tenido un impacto a¨²n m¨¢s profundo. Por un lado, fortaleci¨® la vida en comunidad. El ejercicio de pintar las casas se convirti¨® en una fiesta colectiva en la que participan desde los ni?os hasta los abuelos, y si al due?o de la casa no le alcanza para la pintura, entre todos hacen una ¡°vaca¡± para poner lo que falta. Por el otro, motiv¨® a las personas a tomar las riendas de su futuro. ¡°La gente se dio cuenta de que no solo hab¨ªa que participar, sino tambi¨¦n exigir. Ahora estamos m¨¢s pendientes de lo que hacen los pol¨ªticos, porque sabemos lo que se puede lograr si todos nos involucramos¡±, asegura el fundador del proyecto.
Un museo de vida al aire libre
Las calles, antes polvorientas, son ahora una galer¨ªa donde el pasado y el presente dialogan entre tonos vivos. Murales de mariposas amarillas evocan a Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, mientras mosaicos de retazos recuerdan las colchas de Delfina Ortega, una anciana que vivi¨® hasta los 103 a?os y se convirti¨® en leyenda local. Peces pintados celebran el oficio de una vendedora que dedic¨® su vida a este oficio. ¡°Cada casa tiene su propia historia, y eso hace que la gente se sienta orgullosa de lo que antes pasaba desapercibido¡±, cuenta Ortega.
As¨ª lo ve Anselmo Gil, docente de arte y voluntario, quien ha sido testigo de la transformaci¨®n de Betulia. ¡°Es como si hubi¨¦ramos creado un museo al aire libre, pero lleno de calor humano y tradici¨®n¡±. All¨ª, los turistas se mezclan con los habitantes, quienes con orgullo comparten an¨¦cdotas y sugieren los mejores lugares para tomarse una foto o probar los platos t¨ªpicos de la regi¨®n.
Aunque queda un largo camino por recorrer, con planes de restaurar m¨¢s casas (la meta son 200), plantar ¨¢rboles y crear nuevos murales, La Ruta del Color ya ha cumplido su misi¨®n principal: empoderar a los betulianos y mostrarles que juntos son capaces de poner a su peque?o municipio en el mapa del mundo. Entre brochas y colores, este pueblo del Caribe ha encontrado un latido renovado.
*Apoyan Ecopetrol, Movistar, Fundaci¨®n Corona, Indra, Bavaria y Colsubsidio.
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