Lo que naci¨® con Garc¨ªa M¨¢rquez
El premio Nobel colombiano, autor de la magistral 'Cien a?os de soledad', cumple hoy 80 a?os
Bajo un aguacero extraviado, el 6 de marzo de 1927, y aterrando a todos, naci¨® Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez. Fue en la caribe?a Aracataca, un poblado colombiano, un domingo novelable a partir del cual el ni?o vivir¨ªa una infancia a la que ha vuelto muchas veces, y que le ha hecho convertirse en uno de los grandes escritores del siglo XX. Este a?o se celebran tambi¨¦n los 60 a?os de su primer cuento, La tercera resignaci¨®n; los 40 de Cien a?os de soledad, y los 25 de haber recibido el Premio Nobel de Literatura. Hoy hace 80 a?os naci¨® una nueva forma de narrar, un universo y un lenguaje propios, y un escritor t¨ªmido, que odia las preguntas y ama los silencios, con un encanto que ha cautivado a intelectuales y pol¨ªticos de varias generaciones.
Debi¨® llamarse Olegario. Acababan de sonar las campanas de la misa de nueve cuando los gritos de la t¨ªa Francisca se abrieron paso, entre el ruido del aguacero, por el corredor de las begonias: "?Var¨®n! ?Var¨®n! ?Ron, que se ahoga!". Y nuevos gritos enmara?aron la casa. Una vez liberado del cord¨®n umbilical enredado en el cuello, las mujeres corrieron a bautizar al ni?o con agua bendita. Lo primero que se les vino a la cabeza fue ponerle Gabriel, por el padre, y Jos¨¦, por ser el patrono de Aracataca. Nadie se acord¨® del santoral. De lo contrario, se habr¨ªa llamado Olegario Garc¨ªa M¨¢rquez.
Aquel domingo 6 de marzo de 1927, Aracataca celebr¨® la llegada del primog¨¦nito de Luisa Santiaga y Gabriel Eligio. Aunque, en realidad, para los cataqueros hab¨ªa nacido el nieto de Tranquilina Iguar¨¢n Cotes y el coronel Nicol¨¢s Ricardo M¨¢rquez Mej¨ªa, los abuelos maternos con quienes se cri¨® hasta los ocho a?os en una tierra cubierta de platanales bajo soles inmisericordes del Caribe colombiano. Era un ni?o en un caser¨®n de mujeres, amordazado por las creencias de ultratumba de la abuela y los recuerdos de guerras del abuelo. Ocho a?os de vivencias que lo har¨¢n universal en 1967 cuando publique Cien a?os de soledad. Aunque ¨¦l cree que la historia que no embolatar¨¢ su nombre en el olvido es la de sus padres recreada en El amor en los tiempos del c¨®lera. La v¨ªspera de su vida. La historia donde todo empieza. La de los felices amores contrariados que hace 80 a?os convirtieron a Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez en el mayor de siete varones y cuatro mujeres, y quien dar¨ªa vida a tantas cosas.
- UN ESCRITOR. "?Fue tu abuela la que te permiti¨® descubrir que ibas a ser escritor?". "No, fue Kafka, que, en alem¨¢n, contaba las cosas de la misma manera que mi abuela. Cuando yo le¨ª a los 17 a?os La metamorfosis, descubr¨ª que iba a ser escritor. Al ver que Gregorio Samsa pod¨ªa despertarse una ma?ana convertido en un gigantesco escarabajo, me dije: 'Yo no sab¨ªa que esto era posible hacerlo. Pero si es as¨ª, escribir me interesa", cont¨® el autor a Plinio Apuleyo Mendoza en El olor de la guayaba.
- UN PERIODISTA. Empez¨® en el diario cartagenero El Universal en 1948; sigui¨® en El Heraldo de Barranquilla, y luego en El Espectador, de Bogot¨¢. Ryszard Kapuscinski asegur¨® que, aunque lo admiraba por sus novelas, consideraba que "la grandeza estriba en sus reportajes. Sus novelas provienen de sus textos period¨ªsticos. Es un cl¨¢sico del reportaje con dimensiones panor¨¢micas que trata de mostrar y describir los grandes campos de la vida o los acontecimientos. Su gran m¨¦rito consiste en demostrar que el gran reportaje es tambi¨¦n gran literatura".
- UN MUNDO. "Esta voluntad unificadora es la de edificar una realidad cerrada, un mundo aut¨®nomo, cuyas constantes proceden esencialmente del mundo de infancia de Garc¨ªa M¨¢rquez. Su ni?ez, su familia, Aracataca constituyen el n¨²cleo de experiencias m¨¢s decisivo para su vocaci¨®n: estos demonios han sido su fuente primordial", escribi¨® Mario Vargas Llosa en Historia de un deicidio.
- UN LENGUAJE. "Es como si el lenguaje estuviera hecho para contar historias, para cambiar el mundo aterrador, para sumergir al hombre sin que se d¨¦ cuenta en los valles confortables del sue?o. Como si de un gran caleidoscopio se tratase que mostrara la realidad de los trozos de colores, pero ordenados en vistosos encajes, m¨¢gicos, cambiantes, multiplicados por los enga?osos espejos", explic¨® Ricardo Escavy Zamora, de la Universidad de Murcia, en el congreso Quinientos a?os de soledad.
- UN ESTILO. Carlos Monsiv¨¢is considera que "en sus libros cl¨¢sicos se extrema la certidumbre: gracias a la belleza del idioma (la perfecci¨®n de su sonido, la sucesi¨®n de frases inmejorables), los hechos adquieren otro relieve, son relatos que si no se dan con esas palabras se convierten en algo distinto. Para Garc¨ªa M¨¢rquez, escribir bien no es una exhibici¨®n de dotes estil¨ªsticas; es a?adir la noci¨®n ¨¦pica del idioma a las ¨¦picas existentes".
- MACONDO. El territorio literario donde transcurre gran parte de su creaci¨®n aparece por primera vez en Mon¨®logo de Isabel viendo llover en Macondo. Pero su fama llega en Cien a?os de soledad: "Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y ca?a brava construidas a la orilla de un r¨ªo de aguas di¨¢fanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehist¨®ricos".
- LOS BUEND?A. Es la estirpe de su obra m¨¢s famosa. "Ni uno solo de ellos es vulgar. Llevan pegada al rostro la irremovible m¨¢scara de la singularidad. Y, tal vez a causa de su desempe?o esc¨¦nico, tienen clavada en el pecho la lanza de la soledad. Son ellos el principio de la leyenda. En el equipaje de cada uno, desde ?rsula hasta el ¨²ltimo de los Buend¨ªa, se concentran maravillas, prodigios, milagros", dice N¨¦lida Pi?on.
- 'CIEN A?OS DE SOLEDAD'. Tras a?o y medio de escritura, ve la luz el 30 de mayo de 1967, en Sudamericana de Argentina. "Su situaci¨®n es parad¨®jica en cuanto a la historia de Macondo -que dura cien a?os-: atraviesa todas las edades de la Tierra, desde lo prehist¨®rico hasta el Apocalipsis. Historia y mito se entrelazan y lo parad¨®jico se carga de valor paradigm¨¢tico", ha aclarado Marta L. Canfiel, de la Universidad de N¨¢poles.
- UN INNOVADOR. La conquista de nuevos territorios literarios la resume Carlos Fuentes: "No s¨®lo reun¨ªa en un haz las grandes tradiciones de la literatura hispanoamericana -mito de fundaci¨®n, ¨¦pica de destrucci¨®n, historia de recreaci¨®n-, sino que, magistralmente, generosamente, demostraba la compatibilidad de los g¨¦neros de una ¨¦poca de sequ¨ªa literaria determinada por la dictadura del nouveau roman franc¨¦s, empe?ado en convertir la literatura en desierto".
- LA UNIVERSALIZACI?N DEL 'BOOM'. "La novela hispanoamericana no sali¨® verdaderamente al mundo hasta pasada la segunda mitad de la d¨¦cada de los sesenta, a partir del triunfo escandalosamente sin precedentes de Cien a?os de soledad", afirm¨® Jos¨¦ Donoso en Historia personal del boom.
- EL REALISMO M?GICO. Aunque le endilgaron ser el padre del realismo m¨¢gico, la verdad la aclara Piedad Bonnett: "Lo que acababa de hacer -valerse de lo m¨ªtico y m¨¢gico para lograr una visi¨®n popular de los hechos- equival¨ªa a llevar hasta sus ¨²ltimas consecuencias el postulado de Carpentier, quien, en el pr¨®logo a su novela El reino de este mundo [1949], hab¨ªa preguntado, de forma ret¨®rica: '?Pero qu¨¦ es la historia de Am¨¦rica toda sino una cr¨®nica de lo real maravilloso?".
- UNA OBRA. Ha vendido alrededor de 40 millones de ejemplares en m¨¢s de 30 idiomas. Novelas: La hojarasca (1955), El coronel no tiene quien le escriba (1957), La mala hora (1961), Cien a?os de soledad (1967), El oto?o del patriarca (1975), Cr¨®nica de una muerte anunciada (1981), El amor en los tiempos del c¨®lera (1985), El general en su laberinto (1989), Del amor y otros demonios (1994), Memorias de mis putas tristes (2004). Grandes reportajes: Relato de un n¨¢ufrago (1970), Noticia de un secuestro (1996), Obra period¨ªstica completa (1999). Primer tomo de sus memorias, Vivir para contarla (2002). Cuentos: Ojos de perro azul (1955), Los funerales de la Mam¨¢ grande (1962), La irresistible y triste historia de la c¨¢ndida Er¨¦ndira y de su abuela desalmada (1972), Doce cuentos peregrinos (1992).
- LO QUE HUBIERA QUERIDO SER. Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez lo supo hace muchos a?os, en Z¨²rich, cuando una tormenta de nieve lo llev¨® a un bar. Su hermano Eligio recuerda c¨®mo Gabo se lo cont¨®: "Todo estaba en penumbra, un hombre tocaba piano en la sombra, y los pocos clientes que hab¨ªa eran parejas de enamorados. Esa tarde supe que si no fuera escritor, hubiera querido ser el hombre que tocaba el piano sin que nadie le viera la cara, s¨®lo para que los enamorados se quisieran m¨¢s".
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