Gustavo Petro, la plebitusa y el triunfo postergado del ¡®s¨ª¡¯
Uno de los grandes retos de Petro ser¨¢ garantizar la implementaci¨®n total de ese acuerdo, vilipendiado por el actual Gobierno
Para alguien que no es colombiano entender el concepto de tusa no es sencillo. Hasta que se sufre. O, por no entrar en detalles, hasta que ve c¨®mo otros la sufren. Ocurri¨® aquella noche del 2 de octubre de 2016 en la que Colombia dio la espalda en un plebiscito al acuerdo de paz del Gobierno con las FARC. Con una diferencia p¨ªrrica, en una votaci¨®n m¨ªnima tras una campa?a plagada de inventos como la ideolog¨ªa de g¨¦nero que propag¨® el uribismo m¨¢s recalcitrante¡ La esperanza de mucha gente en algo tan abstracto como el concepto de paz devino en una tristeza infinitamente m¨¢s palpable. Este domingo, en la participaci¨®n m¨¢s grande que ha habido nunca, millones de colombianos pudieron, por fin, celebrar alrededor del Acuerdo. No es descabellado pensar, pues, que, como ocurre con las tusas, el mayor triunfo de la izquierda en la historia de Colombia haya nacido de una negaci¨®n.
El triunfo postergado del ¡®s¨ª¡¯ a la paz es que Colombia, el pa¨ªs que vivi¨® seis d¨¦cadas de guerra, que aniquil¨® a tiros a Jorge Eliecer Gait¨¢n, Carlos Pizarro, Bernardo Jaramillo, a Luis Carlos Gal¨¢n, haya elegido presidente a un exguerrillero, por m¨¢s que no pocos usen esa palabra como descalificativo para sembrar miedo: ?Qu¨¦ fue, si no, Jos¨¦ Mujica?, ?qu¨¦ es Antonio Navarro Wolf? ?qu¨¦ era el propio Petro alcalde de Bogot¨¢? Como tambi¨¦n es un triunfo de la paz el que en el pa¨ªs m¨¢s mortal para los defensores de la tierra la pr¨®xima vicepresidenta vaya a ser una mujer negra, activista por el medio ambiente.
La victoria de Gustavo Petro y de Francia M¨¢rquez no se entiende sin el Acuerdo que se firm¨® en La Habana. ¡°La firma e implementaci¨®n del acuerdo final contribuir¨¢ a la ampliaci¨®n y profundizaci¨®n de la democracia en cuanto implicar¨¢ la dejaci¨®n de armas y la proscripci¨®n de la violencia como m¨¦todo de acci¨®n pol¨ªtica para todas y todos los colombianos a fin de transitar a un escenario en el que impere la democracia¡±. No son estas palabras de Petro en campa?a; son parte del segundo punto del texto, el que se que refiere a la participaci¨®n pol¨ªtica. Firmado, en una misma mesa, por el Gobierno con los antiguos combatientes, los mismos que han seguido poniendo los muertos estos ¨²ltimos a?os sin decaer en su apuesta de dejar las armas, sin importar que su partido pol¨ªtico sea intrascendente.
Uno de los grandes retos de Petro ser¨¢ garantizar la implementaci¨®n total de ese acuerdo, vilipendiado por el actual Gobierno, que si en algo no ha dudado ha sido en postergar cualquier medida que garantizase el cumplimiento de lo firmado. Las ganadas por Duque fueron las primeras elecciones sin la guerrilla de las FARC alzada en armas, pero el pacto estaba tan reciente que, en la pr¨¢ctica, se puede considerar a las del domingo los primeros comicios en los que la guerra no ha sido un asunto de campa?a. No solo. Los dos candidatos que optaban a la Presidencia estaban a favor del texto.
El Acuerdo de Paz garantizaba sobre el papel un horizonte nuevo para el pa¨ªs. Para esos ¡®nadie¡¯ a los que tanto se ha referido Francia M¨¢rquez. Tambi¨¦n para una generaci¨®n a la que le han afectado m¨¢s los estallidos sociales de los ¨²ltimos a?os y una pandemia que profundiz¨® la desigualdad que la guerra de d¨¦cadas atr¨¢s. Una juventud que tras el triunfo del ¡®no¡¯ llen¨® las calles. Fueron los primeros que comenzaron a sentar los cimientos de una victoria tan esperada que tard¨® en llegar casi seis a?os.
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