Gustavo Petro: hablemos de la coca y la coca¨ªna
Podr¨ªa aprovecharse la gran cantidad de cultivos que Colombia tiene para convertirse en un pa¨ªs l¨ªder en la investigaci¨®n de esta planta
Tras su victoria de masiva votaci¨®n pero resultado dividido en una campa?a marcada por la incertidumbre, a Gustavo Petro lo espera un pa¨ªs con retos de largo alcance, y la esperanza y expectativa de millones de personas que votaron por la promesa de un cambio. Uno de estos retos (con su propia esperanza de cambio) ser¨¢ el abordaje al fen¨®meno de los cultivos de coca y sus derivados. Considerando que el futuro presidente ha afirmado que habr¨¢ un ¡°cambio de paradigma¡± de la guerra contra las drogas es natural esperar una voluntad pol¨ªtica para superar el enfoque tradicional.
Pero, ?qu¨¦ es lo que podemos esperar? Una valoraci¨®n cr¨ªtica de la campa?a del nuevo jefe del ejecutivo nos deja con una mezcla de promesas claras, dudas cruciales y recomendaciones divididas en tres grandes frentes: abordaje a los cultivos coca, dimensi¨®n internacional, y la regulaci¨®n de la coca¨ªna.
En el punto de origen, el cultivo y producci¨®n, la promesa m¨¢s clara declarada en el programa y debates es la prohibici¨®n de la aspersi¨®n a¨¦rea con glifosato. Esto ya marcar¨¢ una gran diferencia con el actual gobierno quien a pesar de terminar su mandato en menos de dos meses contin¨²a presionado para reanudar este m¨¦todo. Adem¨¢s, considerando la afirmaci¨®n del presidente electo de cumplir con lo pactado dentro del acuerdo de paz, podemos esperar avances hacia lo estipulado en el punto 4 ¨C ¡°Soluci¨®n al Problema de las Drogas Il¨ªcitas¡±-. Petro ha mencionado el cumplimiento a cabalidad del Programa Nacional Integral de Sustituci¨®n de Cultivos Il¨ªcitos (PNIS) y el impulsar la sustituci¨®n de tierras y de econom¨ªas para no depender del mercado de la coca¨ªna.
Sin embargo, a¨²n no disponemos del detalle de c¨®mo va a implementar este cumplimiento, un desaf¨ªo mucho m¨¢s complejo de lo que parece: hay una progresiva desfinanciaci¨®n del Punto 4 en todos sus componentes, un avance total de apenas el 49%, solo un 11.33% de las familias vinculadas al PNIS cuentan con un servicio de apoyo financiero para proyectos productivos de ciclo largo y se ha avanzado muy poco en la construcci¨®n de la ley que determina el tratamiento penal diferencial para peque?os cultivadores. Todo ello se produce en un contexto de desconfianza en el programa, as¨ª como de falta de instrumentos adicionales como el catastro multiprop¨®sito o una mayor participaci¨®n de las comunidades ¨¦tnicas en instancias decisorias del PNIS.
Adem¨¢s, los programas se mantienen sin evaluaciones suficientes para conocer su verdadera eficacia. La perspectiva comparada como la recopilada por el Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas (CESED) de la Universidad de Los Andes, servir¨ªa aqu¨ª. Esta sugiere en sus primeras entregas que en lugar de imponer la erradicaci¨®n total como condici¨®n previa para los cultivadores, se deber¨ªa implementar una sustituci¨®n gradual. Algo que nunca hemos intentado en el pa¨ªs. Otras publicaciones como el ¡®Cat¨¢logo de las peque?as soluciones alternativas para sustituir los cultivos de coca en Colombia¡¯ brindan algunas pistas sobre experiencias exitosas de sustituci¨®n de cultivos. Por ejemplo, la participaci¨®n de diversas instituciones p¨²blicas y privadas, el reconocimiento y recuperaci¨®n de las tradiciones, la apertura de nuevas opciones de comercializaci¨®n, la generaci¨®n de capacidades t¨¦cnicas locales y la participaci¨®n activa de las comunidades.
Por ¨²ltimo, cabr¨ªa explorar tal y como se menciona en el programa de gobierno la regulaci¨®n de las plantas y sus derivados y la investigaci¨®n de los usos ben¨¦ficos. A pesar de los m¨²ltiples nutrientes y alcaloides que la planta de coca tiene y de los usos medicinales, nutricionales y agroindustriales que podr¨ªamos explorar, en el pa¨ªs hemos decidido quedarnos solo con una relaci¨®n: la coca¨ªna. Pero podr¨ªa aprovecharse la gran cantidad de cultivos que Colombia tiene para convertirse en un pa¨ªs l¨ªder en la investigaci¨®n de esta planta, algo que lateralmente podr¨ªa contribuir a rebajar el estigma existente tanto sobre ella como sobre nuestra naci¨®n.
Conectando el frente del cultivo con el internacional, es vital que el pr¨®ximo gobierno mire m¨¢s hacia la regi¨®n, espec¨ªficamente los casos de Per¨² y Bolivia con la Enaco y el modelo de control social, respectivamente. En ambos pa¨ªses existen zonas donde es legal cultivar hoja de coca y, a pesar de que a¨²n mantienen retos y vac¨ªos, son modelos de los que podemos aprender. Ahora, mirando hacia el norte, el otro gran cambio que se espera en el plano internacional consistir¨ªa en reorientar la pol¨ªtica exterior colombiana respecto a las drogas con EEUU y la UE. De cumplir con el plan de gobierno, los esfuerzos de cooperaci¨®n internacionales para el financiamiento destinado a la llamada guerra contra las drogas se redirigir¨¢n a apoyar pol¨ªticas y programas de transformaci¨®n econ¨®micas en las regiones con presencia de cultivos de coca.
Esto no suena lejano ni descabellado considerado que la actual estrategia de lucha contra el narcotr¨¢fico entre Estados Unidos y Colombia incluye un enfoque m¨¢s integral y la definici¨®n de medidas de ¨¦xito m¨¢s amplias que no solo se centren en el n¨²mero de hect¨¢reas erradicadas. Adem¨¢s, Juan Gonz¨¢lez, Asistente Especial del Presidente Biden y Director Senior del Consejo Nacional de Seguridad para el Hemisferio Occidental, lament¨® que la agenda entre ambos pa¨ªses haya estado dominada por la lucha contra las drogas durante tantos a?os.
Hay en el plano transnacional una v¨ªa adicional, probablemente m¨¢s compleja pol¨ªticamente: un cambio inaplazable que se espera con el nuevo gobierno es liderar y fortalecer la conversaci¨®n sobre regular la coca¨ªna. De acuerdo al ¨²ltimo Informe Mundial de Drogas (2021) se estima que 20 millones de personas fueron consumidoras de coca¨ªna en el 2019 (0,4% de la poblaci¨®n mundial). Seg¨²n datos del Informe Europeo sobre drogas (2021), la coca¨ªna es la segunda droga ilegal m¨¢s consumida en Europa. Existe un demanda muy poderosa y estable y Colombia, como pa¨ªs con el mayor n¨²mero de cultivos de coca, ya deber¨ªa tener claro que los esfuerzos por erradicar los cultivos de coca de poco sirven.
Aunque Petro habla de un nuevo paradigma y de regular los usos derivados de las plantas hasta ahora se ha demostrado comparativamente t¨ªmido en este frente, de manera que no es claro si su apuesta mayor es sustituir o regular (acciones no excluyentes). Por supuesto que regular la coca¨ªna no depende solo de Colombia, y este es un camino largo y pol¨ªticamente costoso por las dudas y prejuicios que se mantienen tanto entre las ¨¦lites como entre la ciudadan¨ªa. Sin embargo, los giros que se empiezan a producir en la agenda mundial cuestionando la guerra contra las drogas constituyen una oportunidad que deber¨ªamos comenzar a aprovechar y liderar, cambiando la pregunta de si deber¨ªamos regular esta sustancia o no, a c¨®mo hacerlo.
Por ¨²ltimo, es vital que este reenfoque se acompa?e desde el nuevo gobierno de un abandono de la narrativa tradicional que estigmatiza la planta (¡°la mata que mata¡±), las personas que la cultivan (¡°narcocultivadores¡±) y las que usan drogas (¡°enfermos¡±). Este cambio en el lenguaje puede parecer menor, pero si en algo ha sido exitosa la guerra contra las drogas es en anclarse en la opini¨®n p¨²blica. Tambi¨¦n es primordial que se abandone la narrativa de que todos los males del pa¨ªs con causa del narcotr¨¢fico. Ante diagn¨®sticos err¨®neos habr¨¢ soluciones erradas. Por supuesto que los mercados ilegales de drogas son un factor crucial a considerar, pero restringir el abordaje a esta dimensi¨®n no producir¨¢ resultados fruct¨ªferos como no los ha producido hasta ahora.
La existencia de vac¨ªos y dudas sobre c¨®mo regular los mercados de drogas no significa que no debamos explorar otros caminos especialmente cuando hay certeza y evidencia que respalda que lo que actualmente hacemos no funciona. Ya sabemos que la guerra contra las drogas fracas¨®. Ahora es el momento de explorar otros caminos, con la evidencia y el pragmatismo de nuestro lado.
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