El incierto futuro de la derecha colombiana
Ninguna de las pulsiones del diverso espacio de la derecha parte con ventaja en la batalla que se abre por su dominio, tanto en la oposici¨®n a Petro como en las elecciones que vendr¨¢n
La derecha colombiana no est¨¢ acostumbrada a perder elecciones, y en las ¨²ltimas semanas perdi¨® dos seguidas. Primero, el 29 de mayo el candidato preferido del ¨¢mbito conservador tradicional, Fico Guti¨¦rrez, no logr¨® su esperado pase a la segunda vuelta. Despu¨¦s, la figura anti-establishment a la que se adhirieron para evitar la victoria del izquierdista Gustavo Petro, Rodolfo Hern¨¢ndez, se qued¨® a tres puntos y 700.000 votos. Esto, a pesar de que su resultado no fue pobre en perspectiva comparada: logr¨® aunar a un 27,2% del total de los votantes habilitados, un nivel similar al que llev¨® a Duque a la presidencia en 2018, y por encima del arrastre que tuvo tanto el derrotado ?scar Iv¨¢n Zuluaga en 2014 como el victorioso ¡°no¡± en el plebiscito sobre los acuerdos de paz con las FARC dos a?os despu¨¦s.
Estas cuatro candidaturas, comparadas entre s¨ª, expresan en cierta manera las opciones que la derecha colombiana tiene ante s¨ª, y entre las que se mover¨¢ tanto su papel de oposici¨®n al nuevo gobierno como de futura alternativa al mismo en los siguientes procesos electorales. As¨ª, mientras ?scar Iv¨¢n Zuluaga encarn¨® una candidatura encajada dentro del estereotipo conservador (orden, institucionalidad, seguridad, valores familiares, libertad econ¨®mica y de empresa), y con esa propuesta perdi¨® en una campa?a marcada por las negociaciones que en ese momento cursaba el gobierno Santos con la entonces guerrilla de las FARC, en el plebiscito de 2016 ese mismo aparato ideol¨®gico se puso al servicio de una sola causa: el cuestionamiento de que los acuerdos de paz fueran lo mejor para el pa¨ªs y lo m¨¢s justo con su historia. Por apenas 50.000 votos, esa inversi¨®n de factores funcion¨®, ciertamente con una participaci¨®n m¨¢s baja y con un hueco especial en la costa Caribe debido al hurac¨¢n que dej¨® a municipios enteros en casa. Pero solo dos a?os despu¨¦s la derecha ganar¨ªa en esa misma zona del pa¨ªs: Iv¨¢n Duque, una opci¨®n que se presentaba como moderada y tecn¨®crata.
Si ponemos a estas tres candidaturas a competir con la de Rodolfo Hern¨¢ndez por ver qui¨¦n sac¨® m¨¢s porcentaje de votos municipio a municipio, nos resulta la forma esencial del puzzle territorial al que se enfrentan las derechas colombianas: siempre muy dependientes del contexto de cada elecci¨®n, resulta que el Duque de 2018 fue la candidatura con un alcance territorial m¨¢s transversal, especialmente en ambas costas, y muy especialmente en la norte.
Tambi¨¦n en Antioquia, coraz¨®n de la derecha colombiana del siglo XXI en torno a la figura del expresidente ?lvaro Uribe.
Pero Zuluaga fue mucho m¨¢s competitivo en el centro y sur del pa¨ªs, incluyendo algunas zonas que tocan en los Llanos Orientales y en la capital: Bogot¨¢ concentra normalmente alrededor de un 20%-30% de los votos de cualquier candidatura vencedora a la presidencia de Colombia.
Rodolfo Hern¨¢ndez destac¨® en los Santanderes, su zona natal, y hasta cierto punto en la corona norte y este de Bogot¨¢. Resulta por ¨²ltimo interesante constatar que el ¡°no¡± al plebiscito fue competitivo en el interior del territorio Pac¨ªfico, una zona especialmente golpeada por los conflictos entre diversos grupos armados.
Una valoraci¨®n apresurada de este mapa as¨ª como de los an¨¢lisis departamentales podr¨ªa llevar a la conclusi¨®n de que una candidatura moderada y orientada a las soluciones t¨¦cnicas como la que representaba Iv¨¢n Duque en 2018 fue la mejor opci¨®n para la derecha colombiana. Pero ese argumento ha quedado fuertemente debilitado despu¨¦s de sus cuatro a?os de mandato y la baja valoraci¨®n entre la ciudadan¨ªa del gobierno saliente. La derecha m¨¢s ideol¨®gica ha hecho valer este aparente fracaso como un argumento para una plataforma m¨¢s escorada hacia el extremo, pero la derrota de ¡®Fico¡¯ (que, sin pertenecer al ala ultra, s¨ª era un perfil m¨¢s ideol¨®gico que otras alternativas barajadas hasta marzo como la del exalcalde bogotano Enrique Pe?alosa o la del propio Rodolfo) en primera vuelta sirve como contra-argumento. La opci¨®n anti-establishment tampoco ha sido especialmente competitiva, a pesar de que casi logr¨® los once millones de sufragios que habr¨ªan resultado de la suma de Rodolfo y Fico en primera vuelta.
As¨ª, ninguna de las pulsiones dentro del amplio y diverso espacio de las derechas parte con la ventaja de los datos en la batalla que se abre por su dominio. Esta ausencia de respuestas claras solo aumentar¨¢ la probabilidad de que las divisiones se profundicen. La ¨²nica tabla de salvaci¨®n para la uni¨®n, o la m¨¢s clara al menos, ser¨¢ la oposici¨®n al gobierno entrante de Gustavo Petro: la polarizaci¨®n como hu¨ªda hacia adelante, al menos hasta que se vuelva a iniciar el baile de candidatos de cara a 2026.
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