La digitalizaci¨®n de actas de nacimiento, una nueva esperanza para las abuelas de beb¨¦s robados en Argentina
La medida afecta a m¨¢s de medio mill¨®n de partidas de nacidos en C¨®rdoba entre 1976 y 1983. Falta recuperar la identidad de unos 370 argentinos en esta situaci¨®n
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Desde hace varias d¨¦cadas, Sonia Torres se levanta cada ma?ana agradeciendo tener un nuevo d¨ªa para buscar a su nieto, un hombre que hoy deber¨ªa tener 46 a?os, pero al que todav¨ªa no ha podido conocer. ¡°Al principio llor¨¢bamos, pero nos dimos cuenta de que les gustar¨ªa que los busc¨¢ramos con alegr¨ªa¡±, dice la mujer de 93 a?os, que hoy est¨¢ el frente de la filial de C¨®rdoba de las Abuelas de Plaza de Mayo, una de las cinco sedes nacionales de la organizaci¨®n no gubernamental que naci¨® en 1977 para localizar a los ni?os desaparecidos durante la dictadura argentina entre 1976 y 1983. ¡°Nos fortalecemos con eso y amanecemos pensando: ¡®Este es el d¨ªa: en alg¨²n momento tocar¨¢n la puerta de Abuelas o de nuestra casa y dir¨¢n: ¡®Abuela la b¨²squeda termin¨®, ac¨¢ estoy¡¯. Con esa frase, sacamos fuerza y seguimos, siempre creyendo que ma?ana va a ser el d¨ªa del encuentro. As¨ª vamos caminando¡±, dice.
Esta es la manera en la que Torres y otras madres y abuelas se mantienen en pie. Son mujeres que comenzaron a buscar en los a?os 70 a sus hijos e hijas detenidos y desaparecidos y, luego, a sus nietas y nietos que nacieron en las salas de tortura y que fueron apropiados y robados a sus padres en los denominados ¡®a?os del plomo¡¯. Torres es madre de Silvina, una estudiante de 20 a?os que fue detenida el 26 de marzo de 1976 con seis meses de embarazo, dos d¨ªas despu¨¦s del golpe de Estado, y luego asesinada. Tambi¨¦n es la abuela de ese nieto de 46 a?os al que no conoce, pero al que rastrea y sigue esperando.
Aunque tiene su historia personal, Torres prefiere hablar de la b¨²squeda colectiva en un pa¨ªs roto por las torturas, asesinatos y la desaparici¨®n de m¨¢s de 30.000 personas. En ese grupo de mujeres, cada restituci¨®n de identidad se celebra como una reparaci¨®n hist¨®rica y, aunque a veces se le quiebra la voz pensando en su lucha, dice que las abuelas ¡°tienen tatuada en el alma la esperanza del ma?ana¡±. En la sala de su casa, ella tiene una fotograf¨ªa de su hija a la que le promete cada d¨ªa que su nieto aparecer¨¢ y que no se ir¨¢ del mundo sin conocerlo. ¡°Estoy viva porque tengo que encontrarlo¡±, enfatiza.
Pero es consciente de que el tiempo corre en su contra. Las pocas abuelas que quedan son mayores y muchas han fallecido sin poder abrazar a los hijos de sus hijos. Hasta ahora hay 132 nietos restituidos, pero faltan unos 370 nacidos en cautiverio o secuestrados. Para agilizar la localizaci¨®n de los que quedan, la filial cordobesa de Abuelas de Plaza de Mayo solicit¨® al Gobierno provincial la digitalizaci¨®n de las actas de nacimiento entre 1976 y 1983 conservadas en papel. El 24 de marzo de 2019, D¨ªa Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, que conmemora a las v¨ªctimas de la ¨²ltima dictadura, se firm¨® el convenio para iniciar el programa por la identidad.
En tres a?os, se digitalizaron 510.453 partidas y la carga en la base de datos estar¨¢ concluida en las pr¨®ximas semanas, en el a?o en que se cumplen 40 a?os de democracia ininterrumpida en Argentina. Calixto Angulo, secretario de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia de C¨®rdoba, remarca que el desconocimiento del paradero de m¨¢s de 300 personas es una deuda con la democracia. ¡°Un Estado que acerca informaci¨®n y brinda colaboraci¨®n a las asociaciones que buscan es un Estado que rompe el pacto de silencio de los genocidas¡±, asegura. La organizaci¨®n de Abuelas particip¨® en el dise?o, la implementaci¨®n y el control de esta pol¨ªtica p¨²blica, en un trabajo conjunto con el Gobierno y la Universidad Nacional de C¨®rdoba (UNC).
En C¨®rdoba rige desde 2007 la Ley de la Memoria por la que se cre¨® la Comisi¨®n y el Archivo Provincial de la Memoria, que desarrolla herramientas de colaboraci¨®n del Estado para esclarecer delitos de lesa humanidad. El Archivo se encuentra en el edificio donde funcion¨® el Departamento de Informaciones 2 (D2) dependiente de la Polic¨ªa de C¨®rdoba, una divisi¨®n especial ideada para perseguir y reprimir y que fue utilizado como centro de detenci¨®n. All¨ª hoy se enciende una luz por cada nieto recuperado.
Cerrar heridas
En la ejecuci¨®n del programa trabajan tres integrantes de Abuelas, que escanearon 3.500 tomos de libros de actas en papel, y m¨¢s de 50 universitarios de la UNC. ¡°Este trabajo se hizo con estudiantes que no hab¨ªan nacido cuando ocurrieron los hechos. Para nosotros es muy importante porque tambi¨¦n contribuimos a que el Estado salde la deuda que tiene con toda la sociedad y tratar de cerrar esa herida¡±, sostiene Juan Saffe, secretario de Extensi¨®n Universitaria de la Facultad de Ciencias Econ¨®micas. ¡°M¨¢s all¨¢ de lo que reconocen las leyes, los tratados y las normas sobre el derecho a la identidad, muchas de las v¨ªctimas de ese atroz genocidio eran de nuestra comunidad, estudiantes, profesores¡ Entonces, la Universidad tambi¨¦n est¨¢ cerrando su propia herida¡±, agrega.
Cecilia D¨ªaz es la directora del proyecto de digitalizaci¨®n, que trabaja junto a Abuelas en una simbiosis que combina la t¨¦cnica con la experiencia y el cuidado de la informaci¨®n. ¡°Me parece hermoso lo que estamos haciendo: aclarar algo tan oscuro que ocurri¨® en nuestro pa¨ªs, habiendo sido atravesada por la dictadura y siempre comprometida con los organismos de derechos humanos. Cuando me convocaron, indudablemente dije que s¨ª. Antes, ante cada investigaci¨®n ten¨ªan la demora burocr¨¢tica, depender del acceso f¨ªsico, del tomo, de escanear, fotocopiar...¡±, detalla.
Ahora, el nombre del ni?o, de los padres, de los hospitales, de la partera o del funcionario que certific¨® el nacimiento se cargan en una base de datos que puede aportar informaci¨®n crucial a las v¨ªctimas del despojo. ¡°Eso va a agilizar un mont¨®n y estoy muy esperanzada en que pronto tengamos novedades¡±, apunta D¨ªaz.
Lil¨¦n Casella es archiv¨®loga e integrante de Abuelas en el equipo de digitalizaci¨®n. ¡°El Registro Civil provincial es un organismo centralizador de las 619 oficinas del interior. Estamos hablando de un archivo muy grande, hab¨ªa que hacer una selecci¨®n, relevar el estado de esa documentaci¨®n y en base a eso determinar si iba a soportar el trabajo f¨ªsico y mec¨¢nico al que son sometidos los libros que ya cuentan con m¨¢s de 40 a?os¡±, explica.
B¨²squeda sin fronteras
Mar¨ªa Teresa S¨¢nchez, abogada de Abuelas, cuenta que las madres salieron a rastrear a sus hijas en el mismo momento de su desaparici¨®n. ¡°Siempre narran que al principio fue una b¨²squeda solitaria, iban a juzgados de menores a preguntar por sus nietos o nietas en el tiempo que deb¨ªan nacer¡±, relata. ¡°Una funcionaria del Poder Judicial les dijo: ¡®Vienen muchas abuelas preguntando lo mismo, solas no van a conseguir nada, ?por qu¨¦ no se juntan?¡¯ En 1977 las abuelas conformaron la organizaci¨®n¡±.
La pesquisa incluy¨® pa¨ªses extranjeros y pedidos a las Naciones Unidas. Durante la dictadura demandaban la verdad bajo la consigna ¡®Vivos los llevaron, vimos los queremos¡¯. M¨¢s tarde, el grito fue ¡®Juicio y castigo¡¯ y a partir del 2003, el lema que une a los defensores de derechos humanos es ¡®Memoria, Verdad y Justicia¡¯. A¨²n hoy las averiguaciones cruzan las fronteras argentinas. En Estados Unidos, Canad¨¢ y Espa?a, por ejemplo, hay nodos de Abuelas para recibir consultas y brindar informaci¨®n. ¡°Vend¨ªan a los ni?os nuestros a EE UU, a Paraguay, a cualquier lado¡±, recuerda Torres, y piensa que tal vez su nieto Daniel, igual que otros, est¨¦ en el extranjero. ¡°Si no, ?c¨®mo no nos van a buscar?¡±, se pregunta la ¨²ltima Abuela viva en C¨®rdoba.
S¨¢nchez explica que Abuelas siempre ha trabajado con el Estado, aunque las pol¨ªticas de derechos humanos han ido variando con los Gobiernos. ¡°Tuvimos una relaci¨®n muy estrecha con Ra¨²l Alfons¨ªn, en su Gobierno se cre¨® el Banco Nacional de Datos Gen¨¦ticos y se aprobaron los principales pactos de derechos humanos¡±, remarca, en relaci¨®n al primer presidente constitucional electo en 1983. Bajo su mandato se realiz¨® el Juicio a las Juntas, como se llam¨® el proceso y condena contra nueve jerarcas de la dictadura.
S¨¢nchez cree que la digitalizaci¨®n de las actas suma a la memoria y a la verdad. ¡°Mantener viva la memoria no s¨®lo es un homenaje a los desaparecidos, sino una oportunidad para que las generaciones m¨¢s j¨®venes puedan comprender qu¨¦ pas¨® y por que hablamos de ¡®Nunca m¨¢s¡¯, que no vuelvan a ocurrir los cr¨ªmenes terribles de la dictadura¡±, sostiene.
Nieta restituida
Mar¨ªa Bel¨¦n Altamiranda, de 45 a?os, es una nieta recuperada, coordinadora de la Comisi¨®n de Memoria en Abuelas y parte del equipo de digitalizaci¨®n de actas. Es hija de Rosa Taranto y Horacio Altamiranda, militantes del movimiento guerrillero Partido Revolucionario de los Trabajadores - Ej¨¦rcito Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP), secuestrados en 1977 en la localidad de Florencio Varela, provincia de Buenos Aires, y encerrados en el centro clandestino de detenci¨®n El Vesubio. Rosa estaba embarazada de siete meses, pari¨® a su hija en el Hospital Militar de Campo de Mayo y la beb¨¦ fue entregada al Movimiento Familiar Cristiano que la dio en adopci¨®n.
Mar¨ªa Bel¨¦n siempre supo que era adoptada y en 2005 comenz¨® la b¨²squeda de sus or¨ªgenes. El Banco de Datos Gen¨¦ticos le confirm¨® su identidad. ¡°Fue el Estado el que secuestr¨®, asesin¨®, rob¨® nuestra identidad y corresponde que sea el mismo Estado el que ayude en la b¨²squeda¡±, subraya Altamiranda, en relaci¨®n al convenio por las partidas de nacimiento. ¡°Lo que nos juega en contra es el tiempo porque queremos que los nietos se puedan encontrar con sus abuelas¡±, subraya Bel¨¦n, que conoci¨® a sus cuatro abuelos.
¡°La identidad es todo. Es encontrar los pilares de los comienzos, es saber la verdad, lo que pas¨®, qui¨¦nes fueron tus padres. Colaboro con Abuelas para que haya memoria, para que se cuente y se sepa. La palabra desaparecido es tan fea¡ Pero mientras los recordemos van a estar. Algo que aprendimos de las Abuelas es que nada es con rencor ni con venganza. Solamente pedimos la justicia que no tuvieron con nuestros padres¡±.
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