La at¨ªpica ecologista que consigui¨® prohibir el agroqu¨ªmico que contaminaba las monta?as de Costa Rica
La larga lucha comunal que lider¨® Isabel M¨¦ndez forz¨® al Gobierno a impedir la venta y uso del clorotalonil, un producto que est¨¢ prohibido en Europa por estar clasificado como probable cancer¨ªgeno
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Hace casi diez a?os, Isabel M¨¦ndez, una ama de casa y colaboradora de la iglesia, paseaba cerca de la naciente que surt¨ªa de agua a los 5.000 vecinos de su comunidad Cipreses, en la cresta de la cordillera volc¨¢nica central de Costa Rica, y se sorprendi¨® al ver una nata blanca sobre el suelo entre los sembrad¨ªos de hortalizas. Caminaba por el monte porque pretend¨ªa preparar la misa tradicional para que la comunidad le pidiera a la Virgen de los ?ngeles las lluvias deseadas por los agricultores, pero la inquietud de la mujer acab¨® siendo el principio de otra historia. El resultado fue una larga lucha ecologista, hasta que, en 2024, logr¨® la prohibici¨®n del clorotalonil, un fungicida vetado en Europa por ser probablemente cancer¨ªgeno para el ser humano y que en este conservador pueblo de monta?a se utilizaba de manera descontrolada y contaminaba el acueducto, seg¨²n ex¨¢menes de laboratorio de la Universidad Nacional contrastados en Suiza.
Para lograrlo, atraves¨® un laberinto de documentos institucionales, consultas y gestiones que hizo con EcoCipreses, el grupo comunitario que M¨¦ndez form¨® junto a cuatro vecinos. Como ecologista at¨ªpica, cree que tambi¨¦n hay m¨¦rito divino, dice al recordar episodios tensos junto con otros divertidos de la ¨²ltima d¨¦cada, mientras ojea una pila de documentos. Repasa el trabajo que hizo con el grupo en defensa del ambiente hasta lograr que se firmara la prohibici¨®n del clorotalonil en toda Costa Rica por pu?o y letra del propio presidente, Rodrigo Chaves, un cr¨ªtico de las causas ecologistas.
¡°El clorotalonil crea preocupaciones significativas para la salud de los individuos, ya que se encuentra categorizado como probable carcin¨®geno humano, seg¨²n la Agencia Internacional para la Investigaci¨®n sobre el C¨¢ncer (IARC por sus siglas en ingl¨¦s,) y tambi¨¦n presenta preocupaciones para la salud por su posibilidad de ser un perturbador endocrino y generar efectos en el desarrollo embrionario¡±, se lee en la orden de prohibici¨®n del producto, que era el cuarto m¨¢s vendido en el pa¨ªs.
A los creadores de EcoCipreses a¨²n les parece incre¨ªble haber sacado adelante ese decreto presidencial hasta hacerlo entrar en vigor en julio. Fue una se?al de que, despu¨¦s de todo, las instituciones sanitarias costarricenses aceptaron el peligro que representaba el uso de ese agroqu¨ªmico y las autoridades agr¨ªcolas admitieron a rega?adientes la necesidad de su prohibici¨®n. Aunque esto solo sucedi¨® despu¨¦s de que la Sala Constitucional emitiera una resoluci¨®n a mitad de 2023 favorable a la denuncia de M¨¦ndez y su grupo.
La firma presidencial fue la confirmaci¨®n de que tambi¨¦n hay luchas ambientales con final feliz. La vicepresidenta y ministra de Salud, Mary Munive, lo celebr¨® al visitar un pueblo cercano para pedir a los ciudadanos denunciar la venta o utilizaci¨®n del clorotalonil y lanzar un plan de muestreo en otros acueductos de la regi¨®n, donde viven unas 60.000 personas y de donde salen la gran mayor¨ªa de papas, zanahorias y repollos para el resto del pa¨ªs.
¡°Nos da orgullo saber que lo logramos porque entendemos que, al otro lado de la puerta, hab¨ªa grandes intereses econ¨®micos de las empresas que lo comercializaban. Hubo momentos en que dudamos lograrlo, sentimos temor y recibimos amenazas¡±, cuenta M¨¦ndez despu¨¦s de volver a visitar el sitio donde, en 2014, surgi¨® la inquietud inicial que la llev¨® a hacerse preguntas, articularse con vecinos, pedir apoyo a universidades y a generar contactos con otras fuerzas que ayudaron a elevar la denuncia a escala nacional.
Aunque M¨¦ndez, al mirar los cultivos, sospecha que algunos agricultores siguen utilizando el peligroso pesticida por el contrabando, ve tambi¨¦n el vaso medio lleno y deja salir una sonrisa. Cree que con la prohibici¨®n hubo tambi¨¦n una sacudida de conciencia, porque alrededor de la naciente ha crecido vegetaci¨®n donde hasta hace unos meses los cultivos de hortalizas casi tocaban la fuente de agua. Incluso algunos pocos productores han virado hacia m¨¦todos org¨¢nicos. Por esto, la activista presume que la fuente natural de agua ya no est¨¢ tan expuesta a ese plaguicida cuyos residuos son m¨¢s persistentes en el medio ambiente, lo que aumentaba la probabilidad de que se filtraran en la tierra hasta las capas de agua, al acueducto y a los grifos de las casas, seg¨²n los especialistas que ayudaron a la causa desde el Instituto Regional de Estudios en Sustancias T¨®xicas (IRET) de la Universidad Nacional.
¡°Tuvimos que aprender mucho sobre c¨®mo funcionan los agroqu¨ªmicos y tambi¨¦n c¨®mo funcionan las instituciones del Estado, c¨®mo denunciar y c¨®mo buscar aliados¡±, relata M¨¦ndez, al mencionar el entusiasmo que tambi¨¦n tuvieron en esta lucha sus compa?eros de EcoCipreses. Nombra a Jordan, un veintea?ero profesor de un colegio, y a dos vecinas amas de casa y agricultoras llamadas Ana Mar¨ªa y Karla. Tambi¨¦n habla del aporte de Fabi¨¢n Pacheco, otro miembro del equipo que s¨ª ten¨ªa a?os de experiencia como ecologista a nivel nacional y que pronto hizo migas con Isabel, quien se define como una luchadora social desde la iglesia, desde la escuela del pueblo o desde su casa, donde a menudo cuida de sus nietos y hace tejidos en medio de im¨¢genes de la Virgen de los ?ngeles.
Fue una lucha de participaci¨®n comunal en un pa¨ªs poco dado al activismo ciudadano; por eso el doble valor que la acredita y el reconocimiento que ha recibido la mujer como lideresa en defensa del medio ambiente.
¡°El grupo fue peque?o, pero poco a poco tuvimos apoyo de otras personas que ve¨ªan los pasos que d¨¢bamos hasta que logramos la prohibici¨®n¡±, recuerda la mujer, aludiendo tambi¨¦n a la hostilidad que recibieron de personas cercanas a la junta comunal que administra el acueducto y que es presidida por un importante agroproductor local que, precisamente, ha defendido el clorotalonil como inocuo. Poca importancia le dio la asociaci¨®n local a la relaci¨®n con el c¨¢ncer que se ha se?alado en pa¨ªses europeos y a las razones por las cuales las empresas env¨ªan a otras naciones lo que no pueden vender en sus territorios de origen. En otras comunidades cercanas a Cipreses, en cambio, el comit¨¦ a cargo del acueducto acab¨® sum¨¢ndose a las denuncias del grupo ecologista y ahora aplauden tambi¨¦n la prohibici¨®n total del producto.
Pero no todo est¨¢ solucionado, advierte M¨¦ndez. Las alertas siguen encendidas por sospechas de la comercializaci¨®n ilegal del producto tra¨ªdo desde Panam¨¢ y por los a?os que puede tardar la purificaci¨®n de los manantiales. El equipo no bajar¨¢ la guardia hasta que haya pruebas de que el agua est¨¢ llegando limpia a los hogares y no se necesite m¨¢s la repartici¨®n con camiones cisterna, algo que ocurre desde 2022, cuando se emiti¨® una primera alerta sanitaria que recomendaba evitar consumir el agua. Tambi¨¦n est¨¢ pendiente el muestreo de m¨¢s acueductos en la regi¨®n y la vigilancia sobre otros productos agroqu¨ªmicos en Costa Rica, el pa¨ªs del mundo con mayor consumo de plaguicidas por hect¨¢rea, seg¨²n un estudio del 2021 auspiciado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Las prioridades, ahora, son controlar las sustancias contenidas en los vegetales que come la poblaci¨®n nacional y conservar limpias las fuentes de agua en momentos de dificultades nacionales para garantizar el acceso al agua potable. Por eso tambi¨¦n comparten con otras comunidades costarricenses la experiencia sobre c¨®mo organizarse frente a amenazas al recurso h¨ªdrico.
¡°Mi pap¨¢ era agricultor, como casi todos aqu¨ª, y muri¨® de c¨¢ncer g¨¢strico. Hay muchos casos de c¨¢ncer en esta zona y los m¨¦dicos casi aseguran que es por tanto plaguicida. En juego est¨¢ la salud de nosotros y tambi¨¦n el agua de mis hijos y mis nietos. El Estado tiene instituciones que pueden ayudar, pero solo responden si hay presi¨®n de la gente, de nosotros, si nos organizamos y nos plantamos contra intereses econ¨®micos muy grandes¡±, dice la lideresa. Tambi¨¦n habla de la importancia de la ¡°cultura local¡±, al referirse a las costumbres agr¨ªcolas y la fuerte presencia de vallas publicitarias o almacenes de marcas de pesticidas que a¨²n forman parte de este paisaje rural en el que cada d¨ªa recorre un cami¨®n repartidor de agua. Por lo menos, hasta nuevo aviso.
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