Nadine Burke-Harris: ¡°Una comunidad fuerte puede revertir traumas infantiles¡±
La primera cirujana general de California alerta sobre c¨®mo los entornos violentos aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares o respiratorias en los ni?os. ¡°Es una crisis de salud p¨²blica global¡±, dice
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Una vez la doctora Nadine Burke-Harris (Vancouver, 49 a?os) atendi¨® a una ni?a peque?a que ten¨ªa problemas de asma sin ning¨²n origen aparente. Ten¨ªa brotes regulares que la m¨¦dico no lograba descifrar. ¡°?Me podr¨ªa describir c¨®mo es su casa, si tienen mascotas o hay cucarachas cerca?¡±, recuerda que le pregunt¨® a la madre en consulta. ¡°No lo s¨¦, doctora, s¨®lo noto que le dan los ataques cada vez que el pap¨¢ le pega un pu?etazo a la pared¡±, respondi¨® con naturalidad.
Relatos como estos se amontonan en la memoria de una de las mayores referentes en las investigaciones sobre c¨®mo los traumas en la infancia tienen consecuencias en la salud mental y f¨ªsica de millones de adultos. Tras completar un m¨¢ster en salud p¨²blica en Harvard y la residencia m¨¦dica en Stanford, Burke-Harris, primera cirujana general de California, fund¨® una cl¨ªnica en una de las comunidades m¨¢s desatendidas de San Francisco, Bayview Hunters Point. All¨ª enfoc¨® su estudio en las experiencias infantiles adversas (ACEs, por sus siglas en ingl¨¦s), que engloban desde abusos sexuales en la ni?ez hasta abandono de los cuidadores o encarcelaci¨®n de los padres. ¡°Esa informaci¨®n cambi¨® la forma en la que entend¨ªa la medicina¡±, cuenta en un encuentro organizado por Unicef durante la primera Conferencia Ministerial Mundial para erradicar la violencia contra la ni?ez. ¡°Estamos ante una crisis de salud p¨²blica global. La buena noticia es que hay soluciones que la ciencia ha probado que funcionan¡±, cuenta.
Una de ellas es una red de apoyo nutrida. ¡°Una comunidad fuerte puede revertir traumas infantiles¡±, zanja. Seg¨²n sus estudios, quienes estuvieron expuestos a cuatro o m¨¢s ACEs tienen el doble de probabilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares y mayor chance de padecer c¨¢ncer de pulm¨®n o falencias respiratorias. Para los que vivieron al menos seis, la esperanza de vida se reduce 20 a?os. ¡°Miramos hacia otro lado porque nos interpela directamente, pero el silencio es parte del problema¡±, cuenta esta madre de cuatro ni?os que reconoce haberse beneficiado en su vida personal de sus propios estudios. ¡°No podemos imaginar un mundo en el que no pase nada malo, eso es imposible. Se trata de forjar una comunidad para que, cuando algo no vaya bien, nos cuidemos entre nosotros¡±.
Pregunta. Alrededor de 90 millones de ni?os y ni?as han sufrido episodios de violencia sexual. Dos de cada tres sufren castigos violentos en su hogar rutinariamente. En pa¨ªses como M¨¦xico, m¨¢s de 26 millones de ni?os crecen sin su padre. ?Son los traumas infantiles una pandemia?
Respuesta. Como soy una nerd de la salud p¨²blica, te dir¨ªa que el t¨¦rmino de pandemia implica que el incidente actual es mayor de lo que era. (Risas). Pero te dir¨¦ que sin duda es global. La pregunta es: ?hay una prevalencia inusualmente alta previa a la norma? Desafortunadamente, no lo sabemos porque no hay datos. Pero sin duda los traumas infantiles son una crisis de salud p¨²blica global. Sin ninguna duda.
P. Usted ha calculado que las personas que han sido v¨ªctimas de al menos seis ACEs tienen una esperanza de vida de 20 a?os menor. ?C¨®mo es posible?
R. La raz¨®n por la que la esperanza de vida es tan baja es por los cambios biol¨®gicos que resultan de estas experiencias traum¨¢ticas: en el sistema inmune, hormonal, en el cerebro¡ Esto hace que, quienes estuvieron expuestos a cuatro o m¨¢s ACEs tienen el doble de probabilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares. O quienes tengan siete o m¨¢s, estar¨¢n 3,5 veces m¨¢s expuestos. Pero lo que hace la diferencia es que estas enfermedades se presentan siendo mucho m¨¢s j¨®venes, porque han sido expuestos a estr¨¦s prolongado desde muy ni?os. Estas personas tambi¨¦n tienden a tener varias enfermedades simult¨¢neas.
P. ?Qu¨¦ tan responsables somos entonces de nuestra propia salud?
R. La mitad de estas enfermedades est¨¢n asociados a comportamientos peligrosos. Si tuviste cuatro o m¨¢s ACEs, es m¨¢s probable que tengas problemas de alcohol, fumes o consumas drogas. Cada individuo puede conocer estos estudios y adelantarse, pero eso s¨®lo quita la mitad del riesgo. Hay otras intervenciones: los ambientes estables, los v¨ªnculos nutridos, mindfullness, pasear en la naturaleza, una buena alimentaci¨®n, acceso a terapia¡ Todo eso ayuda. La otra parte es la inversi¨®n de los Gobiernos. Hay mucha gente que piensa en los traumas infantiles como algo que sucede a los individuos y que ellos solos tienen que trabajar en ello y es injusto.
P. Pero no todo el mundo puede permitirse las soluciones que ha nombrado...
R. S¨ª¡ Algunas cosas como la meditaci¨®n o mindfulness son econ¨®micas.
P. ?Son aleatorios los ACEs o est¨¢n atravesados por la raza, el g¨¦nero o el estrato social?
R. La forma en la que se realizaron estos estudios inicialmente fue muy aleatoria. El doctor Vincent Felitti preguntaba a sus pacientes cu¨¢nto pesaban cuando tuvieron su primer encuentro sexual. La respuesta de una de ellas fue 18 kilos. Era una ni?a y fue su padre. Esto le sorprendi¨® mucho, as¨ª que empez¨® a preguntar a m¨¢s pacientes y not¨® que los abusos sexuales eran muy comunes. Y en esta investigaci¨®n, la mayor¨ªa eran personas cauc¨¢sicas, con estudios superiores. Pero factores como la discriminaci¨®n o ser v¨ªctima de un conflicto armado tambi¨¦n provocan respuestas t¨®xicas, aunque no sean ACEs como tal.
P. ?Qu¨¦ papel juegan las comunidades?
R. Una comunidad fuerte puede revertir los traumas infantiles. Juega un papel fundamental, pero se tiene que tener un mayor entendimiento de lo que pueden hacer; sobre la importancia de las relaciones estables, que un ni?o se sienta querido, valorado y entendido. Pero tambi¨¦n tiene que haber acceso a terapias psicol¨®gicas, espacios seguros para jugar¡
P. Am¨¦rica Latina es una regi¨®n que ha convivido hist¨®ricamente con la violencia. El doctor Etienne Krug, de la OMS, asegur¨® en una entrevista con EL PA?S que se ha ¡°normalizado¡±. ?Qu¨¦ riesgos acarrea?
R. Yo puedo hablar tambi¨¦n desde mi experiencia. Viv¨ª mis primeros cinco a?os de vida en Jamaica en un momento en el que la violencia era cotidiana. E incluso ah¨ª se pueden crear espacios seguros para los ni?os tanto por parte de la comunidad como de la familia. Eso puede ayudar a reducir los riesgos de salud asociados.
P. Usted es madre de cuatro ni?os. ?C¨®mo ha moldeado la crianza de sus hijos sus investigaciones?
R. Ha sido una ayuda muy, pero que muy grande. Crec¨ª en una casa en la que mi madre ten¨ªa problemas de salud mental sin tratar y donde hab¨ªa violencia relacionada. Creo que esta informaci¨®n me ha permitido romper el c¨ªrculo en mi propia familia. No puedo explicar lo liberador que ha sido. Por una parte, me ha permitido darme cuenta de lo importante que es que yo est¨¦ emocional y f¨ªsicamente bien. No hay nada m¨¢s sano para un ni?o que un cuidador sano. Yo digo que mi marido y yo tenemos cuatro hijos, pero en realidad son cinco. Entre el tercero y el cuarto tuvimos uno que falleci¨®. Cuando lo perdimos, yo no estaba bien. Estaba en un duelo extremo que afect¨® much¨ªsimo a mi habilidad de maternar. No pod¨ªa salir casi de la cama. La diferencia que hubo entre la familia en la que me cri¨¦ y la m¨ªa actual es que supe decir: ¡®No estoy bien¡¯. Y mi hermano y mi cu?ada se quedaron con nosotros. Ella cuid¨® de mis hijos mientras yo me recompon¨ªa. Mis hijos sab¨ªan que estaba triste, pero estuvieron bien porque hab¨ªa una red que los cuidaba. Y mi marido pudo cuidarme a m¨ª. Esto es lo que hizo esta ciencia. No podemos imaginar un mundo en el que no pase nada malo a nadie, eso es imposible. Se trata de forjar una comunidad para que, cuando algo no vaya bien, nos cuidemos entre nosotros.
P. Ha hablado del enorme coste econ¨®mico de mirar hacia otro lado. ?Pero qu¨¦ nos pasa como sociedad cuando no le damos importancia a esta crisis global?
R. Cuando entendemos los c¨ªrculos intergeneracionales, en los que alguien que ha sido v¨ªctima tiene muchas m¨¢s probabilidades de convertirse en perpetrador, logramos ver que el costo es infinito. No nos lo podemos permitir.
P. En una conocid¨ªsima charla Ted ,dijo que tal vez no miramos de frente al problema precisamente porque nos interpela. ?A qu¨¦ se refiere?
R. Hablar del trauma de menores es muy doloroso para muchos de nosotros, lo asociamos con la verg¨¹enza, y culturalmente hemos aprendido a guardar silencio cuando algo nos apena. Y eso es parte de la din¨¢mica que perpet¨²a el problema. Cuando no llamamos las cosas por su nombre, nada cambia. Cuando Vincent Felitti empez¨® a hacer sus investigaciones, mucha gente le dec¨ªa que c¨®mo se le ocurr¨ªa hablar de los abusos sexuales, pero cuando hablaba con las pacientes, todas le daban las gracias. Le dec¨ªan: pens¨¦ que me morir¨ªa sin cont¨¢rselo a nadie. El silencio es parte del problema.
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