Las presas pol¨ªticas nicarag¨¹enses que resistieron la tortura de las c¨¢rceles de Ortega y Murillo
El libro ¡®Libertad tras las rejas¡¯ recopila las historias de 11 mujeres supervivientes de las prisiones en Nicaragua con las firmas de algunos de los mejores periodistas y escritores del continente
El 9 de febrero de 2023 un avi¨®n estadounidense volaba desde Managua a Washington. En su interior viajaban 222 nicarag¨¹enses desnutridos que acariciaban la libertad despu¨¦s de a?os de encierro. Unas horas antes, los presos pol¨ªticos hab¨ªan sido sacados de su celda sin mediar una palabra. Muchos pensaban que estaban a punto de morir a manos de los guardias de las prisiones del r¨¦gimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, despu¨¦s de tanto tiempo de incomunicaci¨®n, torturas y trato inhumano. Para su sorpresa aterrizaron sanos y salvos en la capital del pa¨ªs norteamericano. Hubo reencuentros con los seres queridos, abrazos, l¨¢grimas por los que se hab¨ªan quedado atr¨¢s. Una sensaci¨®n extra?a de irrealidad.
La brutal represi¨®n del r¨¦gimen de Nicaragua en las c¨¢rceles, documentada hasta la saciedad por la prensa nicarag¨¹ense en el exilio y las asociaciones derechos humanos, atac¨® con especial sa?a a las mujeres. Ahora, ve la luz un testimonio que deja entrar algo de luz entre las grietas de las prisiones de Ortega: Libertad tras las rejas, un libro que recoge las historias de 11 presas pol¨ªticas de aquellas 222; un relato descarnado de resiliencia, esperanza frente a la deshumanizaci¨®n y un grito por la libertad contra la dictadura viva m¨¢s cruel del continente.
Ortega, acorralado por la presi¨®n internacional, aflojaba el pulso con la liberaci¨®n en masa de presos pol¨ªticos. Pero, siguiendo el mantra de los viejos dictadores, aquello de mano de hierro y guante de seda, se hab¨ªa reservado una ¨²ltima vuelta de tuerca. Retir¨® la nacionalidad a los 222 y a otros 94 exiliados pol¨ªticos, entre ellos antiguos compa?eros de armas, grandes personalidades de las artes, la pol¨ªtica o el periodismo de Nicaragua.
Libertad tras las rejas es un proyecto de la Campa?a S¨¦ Humano, compuesto por familiares y exiliados nicarag¨¹enses. Fue editado por Juan Marieli y Wilfredo Miranda Aburto, colaborador de EL PA?S. Las manos que firman cada historia se cuentan entre las m¨¢s respetadas del periodismo y la literatura en Latinoam¨¦rica: Alma Guillermoprieto, Jon Lee Anderson, Gioconda Belli, Sergio Ram¨ªrez, Laura Restrepo y Pedro Saboulard, Mart¨ªn Caparr¨®s, Claudia Pi?eiro, Sabrina Duque, Juli¨¢n Navarrete, Lorena Arroyo y los propios Marieli y Miranda Aburto. Todo el trabajo fue voluntario.
La Campa?a S¨¦ Humano comenz¨® en 2021, intentando concienciar de la grave situaci¨®n en el pa¨ªs. ¡°Lanzamos mensajes potentes sobre el hambre, las condiciones f¨ªsicas de las celdas, la falta de visitas, y al final hubo la expatriaci¨®n, el despojo de nacionalidades de 222 presos y presas, y pensamos que val¨ªa la pena dejar evidencias concretas que perduraran; contribuir a la memoria hist¨®rica y resaltar la resiliencia de las personas que hab¨ªan estado presas¡±, explica una de las integrantes del proyecto, presentado este lunes en San Jos¨¦.
¡°Es un libro inmensamente valioso en este momento que vivimos¡±, dijo durante la presentaci¨®n la reconocida defensora de Derechos Humanos Claudia Paz y Paz, en conversaci¨®n con el editor Wilfredo Miranda. ¡°Aunque tiene partes muy dolorosas, en general son testimonios de esperanza que tienen un inmens¨ªsimo valor para la historia, la memoria y construcci¨®n colectiva de la verdad y para otras mujeres de la regi¨®n que tienen que pasar por historias similares¡±, asegur¨®. Seg¨²n Paz, que estuvo en Nicaragua como experta independiente investigando la represi¨®n a las protestas de 2018, en ellas se pudo documentar c¨®mo la tortura y los malos tratos tienen sesgos de g¨¦nero, como retratan tambi¨¦n las historias del libro. ¡°Es violencia dirigida a donde m¨¢s les duele a las mujeres [...] por haber vulnerado el rol de g¨¦nero, por atreverse a hablar a manifestarse, a protestar¡±, dijo al recordar que a las madres presas les acusaban de abandonar a sus hijos.
En busca de editorial
Libertad tras las rejas no ha sido publicado en formato f¨ªsico porque, al ser un trabajo voluntario, todav¨ªa no tiene editorial. ¡°Estamos buscando editorial porque quisi¨¦ramos que este libro se difundiera m¨¢s all¨¢ de nuestras pocas capacidades de impresi¨®n y distribuci¨®n. Siempre hemos trabajo con escasos recursos y much¨ªsima voluntad. No necesitamos ni queremos generar r¨¦dito financiero, sino r¨¦dito pol¨ªtico, que se d¨¦ a conocer lo m¨¢s posible las historias de estas mujeres valientes, adem¨¢s escritas con unas plumas extraordinarias. Al final tenemos un muestrario de las mujeres que sufrieron la tortura, la represi¨®n y el aislamiento. Desde j¨®venes de 23 a?os, como Samantha, a personas mayores como Violeta, que ya tiene 71 a?os¡±, incide la misma integrante del proyecto.
Samantha, la m¨¢s joven, es Samantha Jir¨®n. Durante la represi¨®n desatada por Ortega y Murillo en la Operaci¨®n Limpieza de 2018 solo ten¨ªa 18 a?os y aun as¨ª particip¨® en la resistencia contra el r¨¦gimen, que asesin¨® al menos a 355 personas, seg¨²n la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Lorena Arroyo, periodista de este diario y directora de Am¨¦rica Futura, escribe en Libertad tras las rejas: ¡°Cinco a?os despu¨¦s, el 8 de julio de 2023, esa misma joven est¨¢ en un sal¨®n de belleza latino de San Leandro, a las afueras de San Francisco, en California, para te?irse el pelo de azul. Es un proceso de varias horas: primero hay que decolorar su media melena morena a un rubio a lo Lady Gaga para que despu¨¦s tome el color elegido, un azul met¨¢lico que es mucho m¨¢s que una decisi¨®n est¨¦tica. Para una mujer de 23 a?os que ha pasado un a?o y tres meses en una c¨¢rcel de Nicaragua, que ya va por su segundo exilio y que se ha quedado ap¨¢trida por oponerse a Ortega y Murillo, pintarse el cabello es una forma de ejercer su libertad. Y un intento de luchar contra sus propios traumas. A partir de ahora y, hasta que decida volver a cambiar de look, Samantha ver¨¢ todos los d¨ªas en el espejo el tono del uniforme de presa que visti¨® durante 15 meses seguidos y que, tras salir de la c¨¢rcel, se prometi¨® no volver a usar¡±.
Violeta, la mayor de las presas, es Violeta Granera Padilla, candidata del Partido Liberal Independiente (PLI) a las elecciones en 2016. La autora nicarag¨¹ense Gioconda Belli, tambi¨¦n exiliada y desnacionalizada por Ortega, empieza as¨ª su historia: ¡°Violeta recuerda un d¨ªa en que los despertaron a las dos de la madrugada y les dijeron que se ba?aran y se prepararan. Quiz¨¢ por su trauma, me dice, por el asesinato de su pap¨¢, porque pas¨® ¨¦pocas en que so?aba que entraban los guerrilleros y se la llevaban o mataban a sus hijos, ella tuvo la certeza de que los llevar¨ªan a fusilar¡±.
Quiz¨¢ la presa pol¨ªtica de m¨¢s relevancia del libro es Dora Mar¨ªa Tellez, de 68 a?os, la Comandante Dos. Con solo 22 a?os, en 1978, asalt¨® el Palacio Nacional de Managua, sede del poder del dictador Anastasio Somoza, como parte de un batall¨®n del Frente Sandinista de Liberaci¨®n Nacional, en uno de los mayores golpes estrat¨¦gicos que sufri¨® el r¨¦gimen. La haza?a fue inmortalizada por Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez en su cr¨®nica Asalto al Palacio, que iniciaba con aquella magistral primera l¨ªnea: ¡°El plan parec¨ªa una locura demasiado simple¡±.
En Libertad tras las rejas, es la mexicana Alma Guillermoprieto, una de las m¨ªticas corresponsales que cubrieron la Revoluci¨®n Sandinista desde su comienzo, la encargada de darle voz. Escribe: ¡°Hace muchos a?os, Dora Mar¨ªa me cont¨® que durante el a?o largo que pas¨® enmonta?ada en la densa selva tropical que era entonces el noroccidente de Nicaragua, lo que la atribulaba no era solo el hambre, sino estar constantemente rodeada del intenso verde de la vegetaci¨®n. ¡®Uno cuando est¨¢ en la ciudad dice: ?qu¨¦ lindo, qu¨¦ verdecito! Y cuando est¨¢s en la monta?a, quer¨¦s ver amarillo, rojo, blanco, azul! Entonces, ese verde-verde te agota, y te agota la dureza (de la situaci¨®n) tambi¨¦n¡¯. Pero entonces hab¨ªa compa?eros a su alrededor, y hab¨ªa esperanza. En la c¨¢rcel, no. La prisionera ve¨ªa su encarcelamiento como una batalla m¨¢s que hab¨ªa que dar, pero no siempre era posible sostener esa postura desafiante en medio de la soledad m¨¢s absoluta. Entonces, en las tardes, dice, llegaba a sentirse como si estuviera muerta.¡±
Como las de Samantha, Violeta o la Comandante Dos, todas las historias son distintas, ¨²nicas y a la vez componen un mosaico com¨²n del horror en las c¨¢rceles de Ortega. Tambi¨¦n del m¨²sculo colectivo que compone la resistencia al dictador. La integrante de Campa?a S¨¦ Humano lo resume as¨ª: ¡°Quisiera resaltar el valor y la resiliencia de estas mujeres: nunca perdieron ni la esperanza ni la risa. Cuando lees sus testimonios te das cuenta de que aun en el peor de los escenarios nunca perdieron la capacidad de so?ar, la esperanza de que su aporte a la libertad de Nicaragua ten¨ªa sentido¡±.
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