Bukele, el ¡°pu?o de hierro¡± sin rival en las elecciones de El Salvador
El presidente se dispone a ser reelegido el pr¨®ximo domingo gracias a su popularidad, que antepone desactivar las pandillas a los derechos humanos
A Nayib Bukele le gusta bromear sobre s¨ª mismo. Cuando se gradu¨®, en el anuario del colegio se defini¨® como un class terrorist, un terrorista de clase. Era su forma de burlarse de lo que supone ser de origen palestino en un pa¨ªs, El Salvador, dominado por una clase blanca de ra¨ªces europeas. No ha cambiado mucho su manera de enfrentar las adversidades con el paso del tiempo. Hace dos a?os, en el momento en el que comenzaron a arreciar las cr¨ªticas sobre sus maneras autoritarias de gobernar el pa¨ªs, cambi¨® su biograf¨ªa de Twitter para pasar a describirse como ¡°el dictador m¨¢s cool...
A Nayib Bukele le gusta bromear sobre s¨ª mismo. Cuando se gradu¨®, en el anuario del colegio se defini¨® como un class terrorist, un terrorista de clase. Era su forma de burlarse de lo que supone ser de origen palestino en un pa¨ªs, El Salvador, dominado por una clase blanca de ra¨ªces europeas. No ha cambiado mucho su manera de enfrentar las adversidades con el paso del tiempo. Hace dos a?os, en el momento en el que comenzaron a arreciar las cr¨ªticas sobre sus maneras autoritarias de gobernar el pa¨ªs, cambi¨® su biograf¨ªa de Twitter para pasar a describirse como ¡°el dictador m¨¢s cool del mundo mundial¡±. Alrededor del planeta hab¨ªa generado una corriente de simpat¨ªa, sobre todo entre los j¨®venes que vieron los v¨ªdeos, de calidad cinematogr¨¢fica, en los que aparecen cientos de pandilleros sometidos con grilletes en los patios de las prisiones. El hecho de anunciarse en tono burl¨®n como el s¨¢trapa de esta peque?a naci¨®n de 6,3 millones de personas podr¨ªa tener su gracia, si no fuera porque la comunidad internacional se ha mostrado alarmada por el deterioro de la democracia desde su ascenso al poder hace cuatro a?os.
Su popularidad dentro y fuera de sus fronteras es abrumadora. El pr¨®ximo domingo 4 de febrero volver¨¢ a ser elegido presidente de El Salvador con una mayor¨ªa aplastante, seg¨²n todos los sondeos. Ni siquiera har¨¢ falta acudir a una segunda vuelta. Su pelo engominado, su barba recortada con cuidado, sus pantalones vaqueros, su gorra hacia atr¨¢s, la modulaci¨®n de voz entrenada para gustar, volver¨¢n a estar presentes en el d¨ªa a d¨ªa de los salvadore?os, al menos hasta 2028. Despu¨¦s, el destino dir¨¢. Se presenta a pesar de que hasta seis art¨ªculos de la Constituci¨®n salvadore?a prohib¨ªan expresamente la reelecci¨®n consecutiva. Sin embargo, la Sala de lo Constitucional, un ¨®rgano controlado por ¨¦l, ha hecho una interpretaci¨®n m¨¢s que cuestionable que le permite participar en las siguientes elecciones si dejara el cargo seis meses antes. As¨ª ha hecho Bukele, que acusa habitualmente a las ONG y las naciones que cuestionan sus m¨¦todos de tratar de desestabilizar el buen hacer que, a su forma de ver, ha implantado en el pa¨ªs.
El ¨¦xito que ha cosechado en materia de seguridad es innegable, ?pero a qu¨¦ precio? Bukele, al poco de llegar a la presidencia, en 2019, negoci¨® con las principales pandillas de El Salvador, la Mara Salvatrucha 13 y Barrio 18 ¡ªsurgidas en Los ?ngeles, California, y trasladas al pa¨ªs centroamericano cuando Estados Unidos deport¨® en masa a sus miembros a finales de los 70¡ª, pero en marzo de 2022 rompi¨® el pacto e instaur¨® r¨¦gimen de excepci¨®n. En los d¨ªas anteriores se hab¨ªan producido 80 homicidios que hab¨ªan sembrado el terror. Pero todo cambi¨® de la noche a la ma?ana en este pa¨ªs acostumbrado a la violencia. Las autoridades han aplicado la mano dura y en este tiempo han detenido a m¨¢s de 70.000 personas. La paz se ha impuesto en barrios que llevaban d¨¦cadas dominados por las maras. Los pagos de extorsiones sumaban el 3% del PIB y el costo anual de la violencia, el 16%, una cifra estratosf¨¦rica. En 2023, seg¨²n unas cifras que algunos cuestionan, El Salvador registr¨® 2,4 homicidios por cada 100.000 habitantes, una de las m¨¢s bajas de Latinoam¨¦rica, cuando antes de que llegara Bukele presentaba los ratios m¨¢s altos del mundo, con 103.
Basta ir a cualquier barrio de San Salvador liberado de las pandillas para escuchar frases hagiogr¨¢ficas sobre Bukele. ?l mismo tiene una concepci¨®n exagerada de s¨ª mismo. ¡°Bukele es audaz, complicado, autoritario, piensa r¨¢pido y tiene capacidad de tomar decisiones sin importarle los medios. No tiene escr¨²pulos¡±, cuenta por tel¨¦fono alguien que trabaj¨® muy cerca de ¨¦l. Ese af¨¢n de imponer su ley a cualquier precio ha hecho que se hayan socavado de forma evidente los derechos humanos. Human Rights Watch ha denunciado abusos durante el r¨¦gimen de excepci¨®n. Otro n¨²mero considerable de organizaciones han documentado torturas, detenciones arbitrarias ¡ªun chico con s¨ªndrome de Down¡ª, muertes sospechosas en las c¨¢rceles. Los abogados y los familiares de los presos se quejan de que no tienen contacto con ellos, y que son sometidos a juicios virtuales sin testigos. El sistema de Bukele, seg¨²n ¨¦l mismo, se ha mostrado casi infalible: dice que el margen de error de los arrestos es del 1%.
Gustavo Flores-Mac¨ªas, profesor especializado en gobiernos y pol¨ªticas p¨²blicas de la Universidad de Cornell, en Estados Unidos, cree que las elecciones fungir¨¢n como un refer¨¦ndum de las medidas de Bukele. Destruida la oposici¨®n, su partido, Nuevas Ideas, volver¨¢ a tener mayor¨ªa en la Asamblea Legislativa, lo que supondr¨¢ que contin¨²e aglutinando todo el poder. El pa¨ªs, ahora mismo, es suyo. ¡°Los resultados en materia de seguridad p¨²blica han superado las predicciones m¨¢s aventuradas, pero el costo en materia de derechos humanos y derechos individuales ha sido considerable¡±, explica Flores-Mac¨ªas, que se?ala que se ha interrumpido el debido proceso y las autoridades pueden encarcelar casi con total libertad a quien consideren sospechoso.
La poblaci¨®n, cree el acad¨¦mico, parece considerar que el nuevo panorama bien vale el costo en materia de derechos humanos y la erosi¨®n sostenida de contrapesos al presidente como el Congreso o el poder judicial. ¡°Si Bukele gana con un gran margen, como se anticipa, ser¨¢ un mensaje claro de los salvadore?os de que la desesperaci¨®n ante la inseguridad era tal que el Estado de derecho puede pasar a un segundo plano¡±. Valeria V¨¢squez, analista senior de la consultora Control Risks para Centroam¨¦rica, asegura que en El Salvador se ha visto un declive significativo de la democracia. ¡°Bukele cambi¨® al fiscal general, a varios jueces y b¨¢sicamente ya no existe la separaci¨®n de poderes. Y eso se va a ir deteriorando m¨¢s¡±, expone V¨¢squez.
Ella reconoce que los resultados en materia de seguridad de Bukele ¡°se ven en las calles¡±, de ah¨ª su enorme popularidad. Describe al presidente como alguien personalista, con tendencias autoritarias, algo que considera que solo puede ir a m¨¢s. ¡°Vamos a seguir viendo mucho de ¨¦l a lo largo de los pr¨®ximos a?os. Esto es solo el comienzo¡±, aventura. El m¨¦todo Bukele causa sensaci¨®n en los pa¨ªses de la regi¨®n. El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, ha anunciado la creaci¨®n de dos prisiones estilo Bukele ante la grave crisis de inseguridad que vive el pa¨ªs, dominado tambi¨¦n por las pandillas. Alcaldes, legisladores y gobernadores de Per¨², Chile, Argentina, y de los lugares m¨¢s insospechados, han hecho campa?a asegurando que seguir¨¢n sus pasos.
Nadie puede parar a Bukele, encantado de fagocitar todo lo que le rodea. Hace unas semanas se hizo una foto con Messi y todo el plantel del Inter de Miami. En la la sede de la ONU, en septiembre, todo el mundo estaba pendiente de su discurso. La gente ha asistido at¨®nita a c¨®mo este hombre de 42 a?os, que empez¨® como gerente de un concesionario de Yamaha, hijo de un padre pol¨ªgamo, con seis esposas y 10 hijos, en muy poco tiempo ha acabado ¡ªde momento¡ª con las pandillas, pero para ello ha dejado en suspenso derechos fundamentales. Los salvadore?os, como todo parece indicar, le dar¨¢n un respaldo aplastante dentro de siete d¨ªas.
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