El regreso inesperado de Alberto Fujimori a sus 85 a?os
El antiguo aut¨®crata, excarcelado en diciembre por un indulto humanitario a causa de una enfermedad degenerativa e incurable, vuelve a la pol¨ªtica d¨¢ndole su apoyo a la pol¨¦mica presidenta Boluarte
Junto a su inseparable bal¨®n de ox¨ªgeno, Alberto Fujimori, de 85 a?os, ha dejado en evidencia que no est¨¢ dispuesto a renunciar a su rol protag¨®nico en la escena pol¨ªtica peruana. Hasta esta semana sus apariciones p¨²blicas se hab¨ªan limitado a diligencias (renovaci¨®n de su c¨¦dula de identidad) y visitas a centros de salud, con saludos breves. Pero en estos d¨ªas, a poco de cumplir tres meses en libertad, a sus 85 a?os, se pase¨® por uno de los centros comerciales m¨¢s ic¨®nicos de Lima, se tom¨® unos selfies con algunas jovencitas, y ante el micr¨®fono de un reportero de televisi¨®n confirm¨® lo que su hija Keiko jam¨¢s se hubiese atrevido a aceptar: que su partido Fuerza Popular tiene un pacto con el Ejecutivo para que Dina Boluarte siga siendo presidenta del pa¨ªs hasta el 2026.
Pero adem¨¢s lo hizo refiri¨¦ndose al fujimorismo como si fuese una agrupaci¨®n pol¨ªtica aparte, con vida propia: ¡°Fuerza Popular y el fujimorismo as¨ª lo han acordado¡±, dijo respecto a la continuidad de Boluarte, haciendo gala de un poder inconmensurable, como si estuvi¨¦semos en los a?os noventa. Las dos principales implicadas, Keiko y Boluarte, no respondieron. La mandataria, como de costumbre, le cedi¨® la posta a su primer ministro, Alberto Ot¨¢rola, y la fundadora del partido Naranja hizo lo propio a trav¨¦s de sus congresistas. ¡°Somos absoluta oposici¨®n¡±, ha asegurado su portavoz, Miguel Torres, sin m¨¢s asidero que sus palabras.
Para la abogada y periodista Rosa Mar¨ªa Palacios las declaraciones del exdictador comprometen a la agrupaci¨®n pol¨ªtica de su hija y son un paso en falso respecto a sus aspiraciones en la pr¨®xima contienda. ¡°Ese pacto hace que Fuerza Popular tenga que asumir el pasivo de este r¨¦gimen. Ad portas de unas elecciones es lo peor que te puede pasar. Sobre todo si Dina Boluarte tiene 49 muertos encima y, adem¨¢s, es la presidenta m¨¢s impopular de la historia del Per¨² y de Am¨¦rica Latina desde que se mide la popularidad de los presidentes. ?Qui¨¦n quiere abrazar a Dina Boluarte en un proceso electoral?¡±, expuso categ¨®rica en su programa digital para el diario La Rep¨²blica. Seg¨²n una encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), la aprobaci¨®n de Boluarte es del 8%.
?Cu¨¢l es el objeto de semejante zancadilla m¨¢s all¨¢ de sacudir a la opini¨®n p¨²blica? ?Se tratan de declaraciones coordinadas o de impulsos eg¨®latras de quien gobern¨® al Per¨² m¨¢s de una d¨¦cada? Lo cierto es que no fue la ¨²nica declaraci¨®n que dej¨® en posici¨®n adelantada a Fuerza Popular. Alberto Fujimori fue indulgente con Vladimiro Montesinos, su asesor, condenado por liderar una serie de masacres durante su Gobierno. ¡°Cada persona comete sus errores, ?no?¡±, dijo, como si se tratara de un ciudadano cualquiera y no del exmilitar que orquest¨® la mayor red de corrupci¨®n del Per¨².
El periodista y escritor Renato Cisneros lo explica: ¡°Esta es una de las grandes taras del fujimorismo: su incapacidad para admitir sus delitos comprobados, haci¨¦ndolos pasar por errores. Montesinos no fue un asesor err¨¢tico que se mare¨® con el dinero, se?or Fujimori, fue un criminal corrupto al que usted consinti¨® durante a?os¡±.
?Es realmente Alberto Fujimori la pieza que le faltaba a los Naranjas para llegar a Palacio o m¨¢s bien se dedicar¨¢ a darle combustible al antifujimorismo m¨¢s reaccionario? Sea como fuere, est¨¢ impedido de tentar la Presidencia. Una ley, impulsada curiosamente por Fuerza Popular, proh¨ªbe que los sentenciados por corrupci¨®n se postulen a cargos p¨²blicos representativos. ?Sus herederos, Keiko y Kenji, son una opci¨®n? El patriarca de la dinast¨ªa ha optado por la ambig¨¹edad y prefiri¨® lanzar una risita cuando le preguntaron si apoyar¨ªa a su hija en una eventual candidatura. ¡°Todav¨ªa es prematuro. Pero el fujimorismo estar¨¢ presente porque hay p¨²blico¡±, sostuvo.
Desde el Ejecutivo, el jefe del consejo de ministros, Alberto Ot¨¢rola, le mand¨® una advertencia entre l¨ªneas: ¡°Lo que desear¨ªamos es que siga cuidando su salud¡±. Como se recuerda, Fujimori ¡ªcondenado a 25 a?os por delitos de lesa humanidad¡ª sali¨® de la c¨¢rcel el 7 de diciembre gracias a un fallo del Tribunal Constitucional que revalid¨® el indulto humanitario que le concedi¨® el expresidente Pedro Pablo Kuczynski en la v¨ªspera de la Navidad de 2017. Aquella vez una Junta m¨¦dica determin¨® que padece de una ¡°enfermedad no terminal grave, que es progresiva, degenerativa e incurable¡± y que, por tanto, las condiciones carcelarias significaban un riesgo para su vida. Curiosamente, uno de los miembros de la junta fue su m¨¦dico particular, Juan Postigo D¨ªaz. Hasta donde se sabe, Fujimori ha sido operado en varias oportunidades de un viejo c¨¢ncer de lengua, ha registrado un ritmo card¨ªaco irregular llamado fibrilaci¨®n auricular parox¨ªstica, y ha presentado otras dolencias propias de su edad.
Siete a?os despu¨¦s, parece ser que los renovados br¨ªos de Fujimori se han vuelto un enorme problema para el Gobierno de Boluarte. Si el principal argumento para su segunda excarcelaci¨®n fue nuevamente su resquebrajada salud, que se vaya de shopping y opine sobre la coyuntura pol¨ªtica, cual vocero, hacen que la decisi¨®n pierda piso. Una decisi¨®n cuestionada que contravino una orden expresa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y por la que el Estado peruano deber¨¢ responder en marzo. Se necesitar¨¢n s¨®lidos alegatos para justificar el desacato.
En enero de 2019, poco antes de retornar a prisi¨®n y verse obligado a dejar una cl¨ªnica donde permaneci¨® durante m¨¢s de cien d¨ªas, Fujimori escribi¨® una carta, propia de un moribundo. ¡°El final de mi vida est¨¢ cerca. Tengo casi 12 a?os preso y hoy me est¨¢n llevando de nuevo a la c¨¢rcel. ?No es eso suficiente? A mis hijos y a mis nietos les digo que estoy seguro que el juicio de la historia ser¨¢ m¨¢s justo que el juicio de los enemigos pol¨ªticos conmigo¡±, dijo a modo de una despedida que no se consum¨®.
Una caricatura de Carlos Tovar, Carl¨ªn, ilustra este vaiv¨¦n del exaut¨®crata: Alberto Fujimori, bic¨¦falo, junto a su bal¨®n de ox¨ªgeno, sostiene dos papeles. En uno dice: ¡°?Por favor, no me maten! Si me regresan a prisi¨®n mi coraz¨®n no lo resistir¨ªa. ?Qu¨¦? No, este es el rollo de la vez pasada¡±. Se apresura entonces a leer el otro: ¡°Ah, este es el de ahora: Dina sigue hasta el 2026, y el fujimorismo estar¨¢ presente en esas elecciones¡±.
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