Maduro supera su miedo a un magnicidio y sale de Palacio para hacer campa?a
El presidente de Venezuela, al igual que Hugo Ch¨¢vez, ha denunciado m¨²ltiples complots en su contra, lo que le ha llevado a permanecer encerrado durante mucho tiempo en su residencia
Nicol¨¢s Maduro no hered¨® el carisma de Hugo Ch¨¢vez, pero s¨ª su miedo a sufrir un atentado. El ide¨®logo de la revoluci¨®n bolivariana viv¨ªa angustiado con la posibilidad de ser asesinado. Por un p¨¢lpito era capaz de cancelar un viaje a otro pa¨ªs o una cena con mandatarios extranjeros. Esa ansiedad le pod¨ªa llegar a cualquier hora, en cualquier lugar. Esa v¨ªbora de la desconfianza tambi¨¦n hab¨ªa picado antes a su amigo Fidel Castro. Al final no muri¨® asesinado, sino v¨ªctima de un c¨¢ncer que le postr¨® en la cama durante d¨ªas de mucha agon¨ªa. Se fue al otro mundo ¡°aferrado a Cristo¡±, tal y como dijo Maduro en el momento de anunciar su muerte, el 5 de marzo de 2013.
Ch¨¢vez denunci¨® m¨¢s de 30 conspiraciones en su contra durante sus a?os en el poder. En algunas les puso nombres y apellidos a los que estaban detr¨¢s, pero de otras muchas solo se ofrecieron detalles vagos. En cualquier caso, ninguna termin¨® de resolverse en una investigaci¨®n judicial y quedaron suspendidas en el aire. Maduro era vicepresidente cuando su jefe muri¨® y qued¨® como presidente encargado. Ch¨¢vez lo ungi¨® como el heredero de la revoluci¨®n. No tard¨® tampoco mucho en sentir que el mundo conspiraba en su contra. Concretamente menos de un mes, en la primera semana de abril: ¡°Porque no pueden ganarme las elecciones, est¨¢n buscando darme un balazo en alguna calle de Venezuela¡±. Ese miedo le ha acompa?ado hasta hoy.
Sin embargo, las elecciones presidenciales que se celebrar¨¢n el 28 de julio han conseguido que salga a la calle m¨¢s de lo que acostumbra. Buena parte de los 11 a?os que lleva en el poder los ha pasado en el Palacio de Miraflores, la sede del Gobierno en la que a veces duerme, un aut¨¦ntico b¨²nker. Ese encierro le ha valido que se extendiese por el pa¨ªs la maledicencia de que ¨¦l, un sindicalista aguerrido que en su d¨ªa condujo un metrob¨²s, elegido por Ch¨¢vez por tratarse de un hombre del pueblo -es una de las opciones, pero las motivaciones exactas nunca han sido reveladas- hab¨ªa perdido contacto con la calle. Para acallar los rumores, Maduro comenz¨® a hacer en 2017 una serie de v¨ªdeos en los que aparec¨ªa al volante de un veh¨ªculo que cruzaba Caracas. Serv¨ªa para mandar el mensaje de que no ten¨ªa miedo a los que protestaban en las calles, que fueron reprimidos y en muchos casos asesinados por las autoridades.
En estos a?os, Maduro ha denunciado m¨¢s de 20 intentos de magnicidio. El ¨²ltimo este mismo a?o, en el que implica -sin que haya pruebas contundentes- a opositores y a activistas y expertos acad¨¦micos a los que ha encarcelado. El presidente venezolano nunca se ha quitado de la cabeza el 4 de agosto de 2018, cuando dos drones explosionaron durante un acto militar que ¨¦l presid¨ªa. Sali¨® ileso, pero esa nube negra le acompa?a. Culp¨® entonces a Donald Trump, al presidente colombiano Juan Manuel Santos y a opositores varios. Despu¨¦s surgieron varias informaciones confusas de qui¨¦n hab¨ªa orquestado el atentado. Sus enemigos dijeron que se lo provoc¨® ¨¦l mismo para tener una excusa con la que radicalizarse. En cualquier caso, el asunto acab¨® difuminado en la bruma. Maduro ya solo se sent¨ªa seguro entre cuatro paredes.
Su encierro en estos a?os no ha sido absoluto, por supuesto, pero s¨ª ha sido la t¨®nica general. Cuando no est¨¢ completamente en su terreno, sus apariciones son muy espor¨¢dicas. A principios de 2023 se vio en un punte fronterizo con Colombia, justo en la mitad, con Gustavo Petro. Maduro lleg¨® hasta all¨ª primero en avi¨®n y luego conduciendo un coche. Llevaba la ventanilla bajada y saludaba a la gente que dejaba atr¨¢s en la carretera. Sin embargo, el encuentro con Petro solo dur¨® 20 minutos. Una firma, un apret¨®n de manos, un abrazo y ciao. ?Pod¨ªa permitirse vivir en una burbuja a¨²n m¨¢s grande de la que envuelve al resto de presidentes? La verdad es que s¨ª, ten¨ªa alguien a su lado que hac¨ªa ese trabajo: Diosdado Cabello.
El n¨²mero dos del r¨¦gimen chavista y primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV, el partido oficialista) es quien se ha echado al hombro los recorridos por toda la geograf¨ªa nacional en estos ¨²ltimos a?os para dirigirse a su militancia. Una creencia com¨²n y equivocada es que Maduro y Cabello mantienen una guerra fr¨ªa por el poder. En un principio, antes de la muerte de Ch¨¢vez puede que fuera as¨ª, pero desde que cada uno asumi¨® su rol todo ha estado acoplado. En los momentos de amenaza a la revoluci¨®n y alta conflictividad pol¨ªtica, se han mantenido unidos.
Cabello ofrece cada lunes una rueda de prensa a los medios cercanos a su causa. Los mi¨¦rcoles, por la estatal Venezolana de Televisi¨®n, se emite su temido programa Con el mazo dando, Cabello se ha dedicado a trabajar de lleno en las estructuras del partido, en muchas ocasiones con soporte militar, fustigando sin cuartel a sus adversarios en cada declaraci¨®n y supervisando personalmente mecanismos de movilizaci¨®n y compromiso militante tradicionalmente efectivos en el pasado, como el publicitado 1x 10, es decir, que cada chavista movilice a 10 personas de su entorno.
Apoy¨¢ndose en la estructura organizativa de un partido empotrado en el Estado y presente en todo el pa¨ªs, sin dejar nunca de referirse a Nicol¨¢s Maduro ni de reconocer de manera impl¨ªcita su autoridad, Cabello se ha cruzado el pa¨ªs. Se le ha visto en Monagas, su estado natal; pero tambi¨¦n en los Valles del Tuy, los pueblos llaneros, la costa de Falc¨®n. Cabello lleva tiempo dando m¨ªtines de ¡°mantenimiento¡± en concentraciones de todo calibre: en algunas ocasiones, francamente modestas; en otras, ofreciendo aceptables demostraciones de concurrencia. ¡°La esperanza est¨¢ en la calle, recorre Venezuela, no hay rinc¨®n de la patria donde no se sienta la voz y el abrazo del pueblo, y es sin dudas, Ch¨¢vez, la esperanza que renace en el presidente Nicol¨¢s Maduro¡±, ha escrito Cabello hace poco en su cuenta de Twitter (ahora X) en los albores de una decisiva, y muy probablemente tensa campa?a electoral. En su cuenta personal de Instagram est¨¢ archivada la informaci¨®n de sus recorridos de este a?o.
En particular en las ¨²ltimas semanas, Cabello ha estado siguiendo el rastro de Mar¨ªa Corina Machado, organizando concentraciones en lugares cercanos a su paso. ¡°La oposici¨®n es mala haciendo oposici¨®n, pero es peor cuando gobiernan¡±, dijo hace poco en un mitin en el estado Trujillo, poco antes de que Machado terminara una multitudinaria gira por esta entidad andina. ¡°La derecha maltrecha que hoy sale a pedir el voto tiene un pacto con la burgues¨ªa¡±, ha declarado hace poco. Cabello ha incorporado entre los objetivos de su artiller¨ªa al candidato de la oposici¨®n, Edmundo Gonz¨¢lez Urrutia, a quien llama ¡°el inmundo¡±. Lo acusa de ser ¡°el candidato del imperialismo, de los apellidos, de la burgues¨ªa y de la oligarqu¨ªa¡±.
Pero ahora Cabello no est¨¢ solo, Maduro se ha echado tambi¨¦n a la calle en busca de votos. La elecci¨®n est¨¢ en franco peligro para el chavismo -lo dicen las encuestas m¨¢s fiables- que ha superado su miedo a ser asesinado. La p¨¢gina oficial de Facebook de Maduro habla de nueve estados recorridos en poco m¨¢s de una semana. Muchos de ellos han sido televisados como m¨ªtines en medio de un enorme despliegue t¨¦cnico. En ocasiones es dif¨ªcil evaluar su poder de concentraci¨®n. Su equipo de comunicaci¨®n monta v¨ªdeos con planos muy cortos con los que resulta imposible evaluar la cantidad de gente presente. Se le ha visto a Maduro en las costas occidentales de Falc¨®n; en los pueblos del estado Miranda y Carabobo; en el estado Yaracuy y en la ciudad oriental de Cuman¨¢. Si antes viv¨ªa aislado, ahora parece uno y trino. El poder est¨¢ en juego.
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