La huelga de los funcionarios ambientales de Brasil amenaza grandes planes del Gobierno de Lula
Las plantillas de varios organismos presionan al Ejecutivo con petici¨®n de subidas salariales tras el congelamiento de los a?os Bolsonaro y la reciente subida a la polic¨ªa
Los funcionarios ambientales de Brasil llevan casi medio a?o confinados en sus despachos en se?al de protesta para exigir mejoras laborales. El 1 de enero paralizaron el trabajo al aire libre. Eso significa que se acabaron las inspecciones sobre el terreno, el embargo de propiedades o la confiscaci¨®n de material usado en actividades il¨ªcitas. Aunque su movilizaci¨®n ya tiene impacto medioambiental y econ¨®mico, el Gobierno de Luiz In¨¢cio Lula da Silva rompi¨® las negociaciones a principios de mes porque considera imposible satisfacer todas las demandas. Ellos replican que, en las actuales condiciones, dif¨ªcilmente se cumplir¨¢n las ambiciosas metas gubernamentales en materia ambiental y debaten su endurecer su postura y emprender una huelga en toda regla. Un alto cargo de Petrobras estim¨® en mayo que, si la huelga se prolonga, podr¨ªa suponer la p¨¦rdida del 2% de la producci¨®n anual de petr¨®leo, es decir, m¨¢s de 50.000 barriles al d¨ªa.
Los funcionarios del Ministerio de Medio Ambiente y de organismos como el Ibama (la agencia de protecci¨®n ambiental) o el instituto Chico Mendes (ICMbio, para la biodiversidad), son, junto al profesorado de las universidades federales, la punta de lanza de unos empleados p¨²blicos que exigen mejoras laborales tras el congelamiento salarial de los a?os Bolsonaro.
La movilizaci¨®n coloca al presidente Lula en una posici¨®n complicada. Por un lado, a nadie se le escapa que ciment¨® su carrera pol¨ªtica como l¨ªder sindical y organizador de huelgas laborales ¡ªestos d¨ªas ha reiterado su respeto a los que ejercen ese derecho democr¨¢tico¡ª pero el d¨¦ficit p¨²blico aumenta y el jefe del Gobierno empieza a estar irritado con las protestas.
El presidente anunci¨®, la semana pasada, una inversi¨®n millonaria en educaci¨®n superior y nuevos campus en un compromiso que fue considerado como un intento de neutralizar una huelga que dura ya muchas semanas en decenas de universidades.
En cambio, las negociaciones con los representantes de los funcionarios ambientales se han roto. Este es un cuerpo de empleados p¨²blicos cr¨ªtico en dos aspectos: ellos son los encargados de implantar la pol¨ªtica ambiental, un asunto central en la pol¨ªtica exterior del Gobierno Lula y uno de los asuntos que coloc¨® como prioridad en su campa?a electoral. Tambi¨¦n son esenciales para dar las licencias ambientales en un sector central de la econom¨ªa como el del petr¨®leo y el gas.
Que a finales de 2023 el Gobierno de Lula concediera jugosas subidas salariales a varios cuerpos de polic¨ªa ¡ªun sector mayoritariamente en sinton¨ªa con el bolsonarismo¡ª y no a colectivos que, en principio, le son m¨¢s afines irrit¨® a estos sobremanera.
La ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, se encuentra en medio del pulso. ¡°Los funcionarios son fundamentales y estrat¨¦gicos para luchar contra la deforestaci¨®n, evaluar las licencias ambientales y proteger las unidades de conservaci¨®n¡±, recalc¨® Silva la semana pasada durante una visita a Juazeiro (Bah¨ªa), en el Brasil m¨¢s ¨¢rido, antes de hacerse eco de los argumentos gubernamentales: ¡°Han estado seis a?os desatendidos [durante los mandatos de Bolsonaro y Michel Temer] y no tenemos posibilidades de recuperar todo lo perdido¡±.
Los cinco meses largos de protesta de los agentes ambientales del Ibama se han traducido, por ejemplo, en una fuerte ca¨ªda de las denuncias por deforestaci¨®n (-82%), de las multas ambientales (-64%), y en un aumento espectacular (17 veces) del ¨¢rea degradada en la Amazonia (es decir, afectada por la extracci¨®n selectiva de la madera m¨¢s valiosa), detalla al tel¨¦fono Wallace Lopes, director de la asociaci¨®n nacional de funcionarios de carrera Ascema. A?ade que solo han gastado el 3% del presupuesto para inspecciones en tierras ind¨ªgenas. Solo salen al terreno en caso de emergencias como fuegos de grandes dimensiones u ¨®rdenes judiciales.
Pero los impactos se sienten mucho m¨¢s all¨¢ de la Amazonia, las tierras ind¨ªgenas o las reservas naturales. Miles de autom¨®viles, atascados en los puertos por la lentitud de los tr¨¢mites de importaci¨®n ¡ªporque los funcionarios trabajan con enorme celo y apuran el plazo de los 60 d¨ªas¡ª. La concesi¨®n de licencias ambientales para nuevos proyectos de infraestructura, petrol¨ªferos, gas¨ªsticos, paralizada. Se limitan a renovar las ya existentes. Una mala noticia para un presidente que acaba de anunciar un plan mastod¨®ntico de inversiones p¨²blicas ¡ªbuena parte de ellas en los sectores m¨¢s afectados por la movilizaci¨®n en el ¨¢rea medioambiental¡ª con el ¨¢nimo de reactivar la econom¨ªa, crear empleos y atraer inversiones.
¡°En 2023 trabajamos mucho y entregamos resultados¡±, explica Lopes en referencia al primer a?o de este tercer mandato de Lula, cuando la deforestaci¨®n en la Amazonia cay¨® un 22% tras los nefastos resultados de la Presidencia de Bolsonaro, cuando la p¨¦rdida de ¨¢rboles en la Amazonia se aceler¨® como nunca en las d¨¦cadas anteriores. Se quejan de que ni el presupuesto ni la estructura del departamento han cambiado de un a?o para otro.
¡°Pero ya avisamos que en 2024 necesit¨¢bamos inversiones¡±, a?ade el tambi¨¦n inspector del Ibama y apunta al calendario: ¡°En 2026 tenemos una COP [conferencia de la ONU sobre el cambio clim¨¢tico, que se celebrar¨¢ en Bel¨¦m, en la Amazonia]¡±.
Los empleados de los ¨®rganos ambientales, conscientes de que el Gobierno quiere llegar all¨ª con un expediente de ¨¦xitos, mantienen la presi¨®n. ¡°Pedimos una reestructuraci¨®n de la carrera m¨¢s all¨¢ de las reivindicaciones salariales¡±, afirma Lopes, que es analista ambiental y ha coordinado importantes operaciones en la Amazonia. Destaca el d¨¦ficit cr¨®nico de funcionarios en esta ¨¢rea que se arrastra hace a?os. Los del Ibama son unos 4.900 cuando deber¨ªan rondar los 8.000. El n¨²mero de inspectores, por ejemplo, es tan irrisorio que a cada uno le corresponde ocuparse de ¡°un territorio equivalente a Dinamarca¡±, explica.
Aunque est¨¦n echando un pulso al Gobierno Lula para exigir mejores condiciones salariales, admiten que trabajar con este Gabinete est¨¢ a a?os luz del mandato anterior: ¡°El Gobierno Bolsonaro fue un cap¨ªtulo aparte, est¨¢bamos perseguidos y acosados. Este Gobierno os deja trabajar, no interfiere. Podemos planificar y ejecutar lo que planificamos¡±, subraya. Y la jefatura de los organismos ambientales vuelve a estar en manos de civiles, de funcionarios de carrera, y no de polic¨ªas militares.
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