Mar de leva en Venezuela
La gente grita, llora, se abraza y se promete mutuamente que vencer¨¢n para siempre el horror actual, haciendo profesi¨®n de una fe casi religiosa
Lo que sucede hoy en Venezuela no se comprende al instante. Multitudes enfervorecidas emergen desde los lugares m¨¢s rec¨®nditos del pa¨ªs para congregarse en actos pol¨ªticos improvisados. Nubes de motociclistas acompa?an a una mujer que se desplaza sentada sobre el parabrisas de un peque?o autom¨®vil. La gente grita, llora, se abraza y se promete mutuamente que vencer¨¢n para siempre el horror actual, haciendo profesi¨®n de una fe casi religiosa.
Quien observa todo esto desde la distancia, sabiendo que comer¨¢ tres veces ese d¨ªa, quiz¨¢s piense que los venezolanos se volvieron locos. Analistas de profesi¨®n diagnostican ¡°mesianismo¡±, ¡°populismo¡± y otras afecciones ajenas a la pol¨ªtica supuestamente real, hecha en torno a una mesa en la que se come con cubiertos y donde los pol¨ªticos profesionales dirigen a unos ciudadanos bien comportados. Algunos claman por un retorno a la cordura.
Ciertamente hay algo de religioso en el movimiento ciudadano que hoy abarca a toda Venezuela. En esencia, toda religi¨®n pretende re-ligare a los miembros de una comunidad. A menudo olvidamos esa necesidad cuando tenemos la fortuna de vivir bajo un racional estado de derecho. La olvidamos tambi¨¦n al iniciarse los conflictos que irrumpen tras la violaci¨®n generalizada de la ley, arrastrando la pol¨ªtica hacia los predios de la guerra. Pero solemos recordarla cuando nos sentimos desamparados ante la tragedia. Dicen por ah¨ª que s¨®lo se acuerda uno de Santa B¨¢rbara cuando truena.
Los venezolanos han experimentado una tragedia descomunal. El mundo entero lo sabe, pero una cosa es saberlo y otra es vivirlo. Venezuela sufre las consecuencias del verbo divisor, de la discordia sembrada con sa?a. Durante a?os ese veneno separ¨® a sus familias, arruin¨® la econom¨ªa, diezm¨® los servicios p¨²blicos y propici¨® la emigraci¨®n de la cuarta parte de la poblaci¨®n. Como beneficiarios de esta diatriba, capaz de separar lo que siempre debi¨® permanecer unido, los ciza?eros se lanzaron con fruici¨®n a esquilmar las riquezas de la naci¨®n.
De los laberintos de una tragedia semejante no se escapa s¨®lo recuperando la raz¨®n, sino tambi¨¦n sanando el coraz¨®n. La sinraz¨®n, en todo caso, no radica en los sentimientos que propicia el dolor, sino en la incapacidad para aprender de los errores cometidos. Y si la campa?a actual en Venezuela ha sido capaz de rozar lo imposible, esto quiz¨¢s se deba al aprendizaje progresivo, y colectivo, de una importante lecci¨®n: es dif¨ªcil derrotar a una autocracia si primero no se derrotan sus mentiras.
Ese m¨¦rito fundamental le corresponde a Mar¨ªa Corina Machado, quien durante 20 a?os en la palestra p¨²blica ha procurado hacer de la transparencia y la verdad el eje de su acci¨®n pol¨ªtica. Evidentemente, la difamaci¨®n sistem¨¢tica sobre la que se ha sostenido al r¨¦gimen actual no pod¨ªa dejar de cebarse en ella. Se le acus¨®, incluso, de oponerse a las elecciones, cuando su primer paso firme en la vida p¨²blica fue, precisamente, fundar un organismo ciudadano de vigilancia electoral como S¨²mate.
Lamentablemente, en Venezuela se hab¨ªa hecho com¨²n la idea de que lo importante era votar, aunque no se pudiera elegir. Nada m¨¢s nocivo para desestimular el ejercicio del voto. De ah¨ª que en 2023, ante la necesidad de elegir a un candidato unitario de la oposici¨®n, Machado abogara por la realizaci¨®n de primarias transparentes, con voto manual y participaci¨®n de la di¨¢spora, organizadas por los ciudadanos y no por el Consejo Nacional Electoral que controla Maduro. La gente le apost¨® a este proceso limpio, eligiendo adem¨¢s como l¨ªder a quien siempre defendi¨® su m¨¢xima pulcritud.
A ello cabe sumar un hecho fundamental: Mar¨ªa Corina es una mujer valiente, madre de tres hijos exiliados, capaz de ir ¡°hasta el final¡± por aquello en lo que cree. Es un perfil con el que muchas venezolanas se identifican hoy en d¨ªa ¡ªy con ellas, sus familias. La venezolana es una sociedad matricentrada, donde las mujeres juegan el papel central en la articulaci¨®n de la vida familiar y social. Sin embargo, la pol¨ªtica venezolana estaba completamente dominada por hombres, entre los que abundan quienes sienten escozor al verse liderados por una mujer.
En una sociedad fracturada, en la que el trauma de la separaci¨®n familiar excede cualquier necesidad pr¨¢ctica o material, y donde los modos culturales tradicionales invitaban siempre al encuentro y la solidaridad, el tipo de liderazgo ejercido por Machado se ha convertido en el vector de una acci¨®n pol¨ªtica capaz de re-ligare a los venezolanos. No es una campa?a electoral m¨¢s; es una din¨¢mica de redenci¨®n colectiva, donde los ciudadanos se reencuentran en los espacios p¨²blicos para superar las consecuencias del pasado y recuperar as¨ª la conciencia de su propio poder.
A lo largo de este periplo ha pasado de todo. Machado ha sido inhabilitada; sus colaboradores est¨¢n presos o asilados; el movimiento se ha unido hoy en torno al candidato Edmundo Gonz¨¢lez Urrutia. Asimismo, muchas cosas podr¨¢n pasar tres este domingo 28-J. Pero por debajo de los hechos puntuales hay un mar de leva que parece mover las cosas en cierta direcci¨®n. Y a eso conviene, sobre muchas otras cosas, prestar atenci¨®n.
Siga toda la informaci¨®n de El PA?S Am¨¦rica en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.