Brasil sufre una epidemia de robo de celulares y ciberfraudes
A uno de cada diez brasile?os le han hurtado el m¨®vil en el ¨²ltimo a?o, seg¨²n una encuesta, mientras los delitos inform¨¢ticos se disparan y los da?os econ¨®micos se estiman en 34.000 millones de d¨®lares
Ocurre en un abrir y cerrar de ojos. Sacas un instante el celular, que estaba bien protegido en la ri?onera, estiras los brazos para sacar una foto r¨¢pida en medio de la multitud del carnaval y ?zas! alguien te lo arrebata de un salto y desaparece con tu m¨®vil entre el gent¨ªo. Tambi¨¦n ocurre mientras hablas desde el coche. En un sem¨¢foro, el motorista de al lado de repente rompe de un codazo el cristal, agarra el aparato y se esfuma con ¨¦l. O en una calle tranquila mientras miras cu¨¢nto falta para que llegue tu Uber. Aparece s¨²bitamente un tipo en bici que te lo arranca de la mano mientras, estupefacto, lo ves alejarse esquivando peligrosamente peatones y coches. El cl¨¢sico hurto, sin violencia, est¨¢ tambi¨¦n a la orden del d¨ªa en la epidemia de robo de celulares que vive Brasil. Uno de cada diez brasile?os ha visto c¨®mo se lo birlaban en el ¨²ltimo a?o, seg¨²n una encuesta encargada por la ONG Forum Brasileiro de Seguran?a P¨²blica a Datafolha y publicada este martes.
Eso significa 1.680 m¨®viles robados cada hora. El fen¨®meno ha alcanzado tal magnitud que Brasil es el primer pa¨ªs donde Google ha implantado el aqu¨ª bautizado como modo ladr¨®n, que bloquea la pantalla de sus Android si la inteligencia artificial detecta que ha sido bruscamente arrancado de la mano. A¨²n esta en fase de pruebas. Otro s¨ªntoma de la inquietud que el asunto genera es que el Gobierno de Lula alumbr¨® recientemente la app Celular Seguro para bloquear el aparato y las app del banco de inmediato y minimizar los da?os a la v¨ªctima (reducir el incentivo a los delincuentes). Cada afectado pierden una media de 1.500 reales (275 d¨®lares, algo m¨¢s del salario m¨ªnimo) adem¨¢s del smartphone.
Es un fen¨®meno nacional, pero m¨¢s acusado en las ciudades de m¨¢s de medio mill¨®n de habitantes, seg¨²n la encuesta, que entrevist¨® a 2.500 personas. Aunque los usuarios no se lo explican, incluso dispositivos con reconocimiento facial son franqueados.
Los habilidosos ladrones de m¨®viles suelen ser parte de una cadena de producci¨®n criminal, el ¨²ltimo eslab¨®n. Porque el objetivo no es el propio dispositivo sino sus aplicaciones, contactos y contrase?as, convertidos en una puerta que se abre de par en par al delincuente para aumentar exponencialmente su ganancia con delitos inform¨¢ticos, que tambi¨¦n se han disparado. Uno de cada diez brasile?os ha ca¨ªdo en ciberdelitos o estafas al menos una vez en el ¨²ltimo a?o, seg¨²n la encuesta.
El Forum Brasileiro de Seguran?a P¨²blica estima que el perjuicio econ¨®mico (incluidos los beneficios de los criminales) supuso unos 34.000 millones de d¨®lares el a?o pasado. Calcula la ONG que es m¨¢s dinero que la suma de lo que gastan al a?o en seguridad p¨²blica la Administraci¨®n central, los Estados y los municipios. La inseguridad es el tema m¨¢s candente ante las pr¨®ximas elecciones municipales. Las bandas de carteristas a la caza del m¨®vil son omnipresentes en las grandes aglomeraciones a las que tan aficionados son los brasile?os, sea Madonna gratis en Copacabana o el Carnaval en las calles de cualquier gran ciudad. Las redes y los medios se llenan entonces de detalladas instrucciones para minimizar riesgos.
Ya no se trata solo de que vaciar las cuentas de la v¨ªctima o de comprar a cr¨¦dito, hay criminales que aprovechan para pedir pr¨¦stamos instant¨¢neos en su nombre. Crean cuentas ex profeso o alquilan las suyas a testaferros hasta que se le pierde la pista al dinero. El Primer Comando de la Capital (PCC), una hermandad de delincuentes que es el grupo m¨¢s poderosos del crimen organizado, ha llegado a tener toda una estructura de pisos francos con hackers en el centro de S?o Paulo. Como explicaba recientemente el presidente del citada OBG especializada en seguridad p¨²blica, Renato Sergio de Lima, los grupos criminales est¨¢n migrando del crimen presencial al virtual porque es mejor negocio, m¨¢s lucrativo y menos arriesgado: ¡°La relaci¨®n costo beneficio de los cr¨ªmenes virtuales es mucho mayor que el robo de coches, los atracos a bancos o el robo de cargas de cami¨®n¡±. El tr¨¢fico de drogas es otro cantar, pero a medida que caen las disputas entre bandas por el territorio, tambi¨¦n disminuyen los asesinatos, como ha ocurrido en los ¨²ltimos cinco a?os.
Uno de los ciberdelitos m¨¢s frecuentes, en Brasil y el resto del mundo, requiere suplantar la identidad de otro. Y para los criminales toda ocasi¨®n es buena, sea la felicidad absoluta o la peor de las desgracias. La capacidad de reacci¨®n y sofisticaci¨®n de los estafadores brasile?os es rese?able. Dos ejemplos de los ¨²ltimos d¨ªas. La gimnasta Rebeca Andrade, a la que cuatro medallas coronaron como reina del equipo ol¨ªmpico brasile?o en Par¨ªs, public¨® una alerta en Instagram una madrugada entre prueba y prueba para alertar de que un falso pariente hab¨ªa contactando a conocidos suyos para pedirles dinero para organizar la celebraci¨®n de los triunfos. ¡°Por favor, no mand¨¦is dinero a nadie. Aqu¨ª son las cuatro de la ma?ana¡±, se desped¨ªa la deportista antes de volver a dormir
D¨ªas despu¨¦s, nueva alarma por el fraude del familiar: la fiscal¨ªa neutraliz¨® 30 perfiles que fing¨ªan ser parientes de los fallecidos en un accidente de avi¨®n en el interior de S?o Paulo para pedir dinero con la excusa de pagar el sepelio. Todo falso.
Bienvenidos al para¨ªso del fraude cibern¨¦tico. Las modalidades son variopintas: falsas facturas de servicios, compras a precio de saldo por Internet que nunca llegan, el m¨®vil clonado para estafar a terceros, fraudes con la tarjeta de cr¨¦dito, el dat¨¢fono trucado¡ ese en el que uno teclea la contrase?a para pagar 50 reales, y est¨¢ autorizando 5.000 reales. Este pa¨ªs es terreno f¨¦rtil porque los brasile?os, sobre todo pero no solo en las grandes ciudades, siempre han abrazado con entusiasmo la digitalizaci¨®n de la econom¨ªa y cualquier innovaci¨®n. Y la pandemia, como en otros rincones del planeta, le dio el empuj¨®n definitivo. Llevar cash o cambio es cada vez menos frecuente, como bien saben las personas sin hogar, que aceptan pagos instant¨¢neos con el sistema Pix, que ha revolucionado el comercio brasile?o.
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