Costa Rica, un para¨ªso de impunidad para agresores sexuales
La violencia sexual en destinos tur¨ªsticos costeros como Santa Teresa y Puerto Viejo se produce cotidianamente. Ante un Estado sin recursos y el hartazgo por el aumento de delitos sexuales, las activistas han tomado acci¨®n
![Noche de fiesta en Salsa Brava, un conocido bar de Puerto Viejo de Talamanca, Costa Rica.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/W3IWL4OXKJDUPMTKU6NNQUG7RY.jpg?auth=3d83b005a6ff23e3c6028bf094d1adae5b54a7e0f534fcf01cfc649fb7c8f689&width=414)
Este reportaje ha contado con el apoyo del Howard G Buffett Fund for Women Journalists de la International Women¡¯s Media Foundation para mujeres periodistas. Los nombres de las activistas de Unidas Talamanca y las v¨ªctimas de agresiones han sido cambiados para proteger su identidad.
¡°D¨ªgame la verdad, ?se puede hacer algo?¡±, le pregunt¨® Paula a la oficial de polic¨ªa que tomaba su declaraci¨®n. ¡°Ella respir¨® hondo y me dijo: ¡®Honestamente, la mayor¨ªa de estos casos queda sin resolver porque las v¨ªctimas turistas se van r¨¢pido del pa¨ªs, y las locales tienen miedo de amenazas¡¯¡±. Esta costarricense de 40 a?os hab¨ªa sufrido una violaci¨®n en Puerto Viejo de Talamanca, un conocido destino tur¨ªstico en el Caribe sur de Costa Rica, en una noche de temporada alta.
![Algunas integrantes del Movimiento Feminista de Santa Teresa.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/2ALAR4MLLFH5NOIYAIO47VY72Q.jpg?auth=8154dabf266952c662454185d5191dabd302485efa19b7e63f000daa983d42c6&width=414)
En la otra costa del pa¨ªs, en las playas del Pac¨ªfico, Lynn Segev, de 19 a?os, recuerda una conversaci¨®n que tuvo hace a?os con un conocido. ¡°Me habl¨® de un muchacho que llevaba en su auto a mujeres que drogaba en fiestas para ¡®foll¨¢rselas¡¯ y yo le dije: No se las est¨¢ follando, las est¨¢ violando¡±. A?os despu¨¦s, ese chico acab¨® preso en una condena hist¨®rica fruto del trabajo del grupo feminista del que ahora forma parte.
Estas historias evidencian una crisis palpable en estas zonas remotas, donde el acoso callejero est¨¢ a la orden del d¨ªa y la falta de educaci¨®n sexual desdibuja los l¨ªmites del consentimiento. La cultura de la violaci¨®n, la falta de recursos del Estado y el turismo sin apenas control subsume esas agresiones en una espiral de silencio e impunidad. Los datos del Ministerio P¨²blico reflejan que, solo en 2023, 68 mujeres fueron v¨ªctimas de delitos sexuales al d¨ªa, 76% m¨¢s que el a?o anterior. Del total de las denuncias de 2023, apenas 15% resultaron en acusaciones formales.
![Varias mujeres del grupo Unidas Talamanca comparten los carteles, lemas y folletos que realizan para protestar contra el machismo en la zona.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/4F3RKD23DRFJXAKQ26NYKBWDIE.jpg?auth=22785979d54639bcb05d982ff318c9d57410acc6c410adc338b400a085e379bf&width=414)
La fama mundial de pa¨ªs verde llev¨® a Costa Rica una cifra r¨¦cord de 2,5 millones de turistas en 2023. Pese al flujo econ¨®mico que esto supone, muchos destinos tur¨ªsticos apenas cuentan con servicios p¨²blicos, como sucede en el Caribe sur y en Santa Teresa de C¨®bano. Este abandono estatal se suma a una cultura de la fiesta que atrae a visitantes j¨®venes, pero tambi¨¦n a depredadores sexuales y narcotraficantes. ¡°Es un para¨ªso para agredir¡±, lamenta Segev, vicepresidenta de la Asociaci¨®n C¨®bano Pro Derechos de las Mujeres (ACOPROM).
El calvario de la denuncia
Un d¨ªa despu¨¦s de poner su denuncia por violaci¨®n en Puerto Viejo, Paula recibi¨® una llamada an¨®nima con amenazas de muerte para que la retirara. Azorada por el miedo, accedi¨®. Mientras, el sistema judicial la somet¨ªa a una revictimizaci¨®n que la desproteg¨ªa a¨²n m¨¢s. Diez d¨ªas despu¨¦s, la psic¨®loga que le asignaron le aconsej¨® simplemente que pensara en su lugar feliz. ¡°Yo no com¨ªa ni dorm¨ªa y esa frase de mierda fue el tratamiento psicol¨®gico que recib¨ª¡±, recuerda con indignaci¨®n.
![Unas ciclistas transitan una calle mal iluminada entre Puerto Viejo y playa Cocles.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/BKCDM5CNUZCTPBVXGVNR3RSOGQ.jpg?auth=c4b092d96e4dc77ec339668fad160fc6d919f106a659ec744a737527764bff97&width=414)
Para Gerson Quir¨®s, subjefe de la Delegaci¨®n del Organismo de Investigaci¨®n Judicial (OIJ) en Bribri, el mayor desaf¨ªo para investigar estos delitos es su car¨¢cter privado. ¡°Sin denuncia, no hay delito¡±, reconocen fuentes policiales. Una mujer debe denunciar y seguir el proceso hasta el final, pero las trabas que encuentran son muchas. ¡°Las extranjeras no quieren hacerse las pruebas forenses, los procesos duran a?os y la mayor¨ªa no los siguen¡±, explica Quir¨®s. No obstante, las extranjeras no residentes pueden realizarlos a distancia.
Una veintena de entrevistados coincidieron en que la dificultad de denunciar radica en la ineficiencia del sistema judicial y la poca aplicaci¨®n de justicia con perspectiva de g¨¦nero, que se traduce en revictimizaci¨®n y soledad para las denunciantes. Adem¨¢s, estas zonas tur¨ªsticas no tienen recursos suficientes para garantizar la eficiencia del cumplimiento del Protocolo interinstitucional de atenci¨®n integral a v¨ªctimas de violaci¨®n sexual en las primeras 72 horas.
Y al ser ataques que ocurren principalmente de noche, la inmediatez de la atenci¨®n se ve comprometida, ya que no hay transporte p¨²blico, traductores ni polic¨ªas disponibles f¨¢cilmente. Adem¨¢s, una v¨ªctima debe someterse a ex¨¢menes m¨¦dicos forenses, sin lavarse tras la agresi¨®n para no borrar las evidencias. En Santa Teresa, por ejemplo, no hay centros que puedan hacer estas pruebas, por lo que la v¨ªctima debe desplazarse hasta la ciudad de Puntarenas en un trayecto de entre tres y seis horas.
![Celia Mur¨¦, una de las lideresas de la comunidad, en Puerto Viejo.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/FZNZ4SJW4FDO5FPVK54B7F7Q3I.jpg?auth=bfba2e1f8d2567e6af479a67fc4f8e826277b74836cd4f88cf2c646b4f25848b&width=414)
Lucila, una chilena de 41 a?os, sufri¨® una agresi¨®n verbal por un hombre desconocido en un gimnasio de Puerto Viejo. Seg¨²n su relato, fue revictimizada por la polic¨ªa cuando fue a denunciar. Cuando estaba en la estaci¨®n, su tel¨¦fono empez¨® a vibrar. ¡°Me llegaban mensajes de mujeres alert¨¢ndome de agresiones f¨ªsicas y sexuales que hab¨ªa cometido mi agresor y aun as¨ª la polic¨ªa no hizo nada por m¨ª¡±, rememora. Al no poder denunciar en la polic¨ªa, acudi¨® al OIJ.
All¨ª se enter¨® de que su agresor ten¨ªa tres causas m¨¢s. D¨ªas despu¨¦s, el due?o del gimnasio le confes¨® a Lucila que le hab¨ªa dado al hombre el video de las c¨¢maras de seguridad ¨Cque antes le hab¨ªa negado a ella¨C y este lo public¨® en un grupo de Facebook llamado ¡®Puerto Viejo Open Forum¡¯, con m¨¢s de 14.000 miembros. La publicaci¨®n culpaba a Lucila del incidente y dejaba expuesta su identidad. Ella comenz¨® a ser v¨ªctima de ciberacoso. ¡°?l sigue libre y por eso las mujeres no quieren denunciar¡±, espeta.
De la indignaci¨®n a la acci¨®n
Los feminicidios de la turista mexicana Mar¨ªa Trinidad Matus y la espa?ola Arantxa Guti¨¦rrez en 2018; el de Mar¨ªa Luisa Cede?o en 2020, o la violaci¨®n de dos turistas danesas en 2022 fueron algunos de los casos m¨¢s medi¨¢ticos que hicieron brotar en redes sociales a grupos feministas como respuesta indignada ante la inoperancia estatal y la creciente inseguridad que azota a las mujeres en Costa Rica. Dos de ellos han sido Unidas Talamanca y el Movimiento Feminista de Santa Teresa, ahora formalmente constituido como ACOPROM. Lucila y Paula han encontrado sororidad en UT y, mediante un grupo de WhatsApp de cerca de 150 integrantes, se alertan diariamente de todo tipo de casos de violencia de g¨¦nero.
![Lucila muestra los papeles de su denuncia y otros papeles junto a uno de los mensajes de alerta sobre su agresor que recibi¨® cuando se person¨® en la polic¨ªa.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/JUQHIW4QUREPLM6UO3CBXV2EF4.jpg?auth=93e8d01b4a60c06aafe593698109ef9897a8b7c923d26c0089bda8e5b21e1c0c&width=414)
Julia, quien lleva media vida en el Caribe, fue una de las pioneras de UT. ¡°A veces parece que logramos muy poco, pero conseguimos que los due?os del gimnasio echaran al agresor de Lucila ¨Ccontra quien ya antes hab¨ªamos fracasado en un intento de armar un caso por varias violaciones. Esa victoria jam¨¢s hubiera sido posible sin UT¡±, sentencia. Ella se ha convertido en uno de los contactos de emergencia de las v¨ªctimas. ¡°La sostenibilidad del activismo pesa m¨¢s porque hacemos un trabajo que deber¨ªa hacer el Estado¡±, afima esta mujer que asegura haber atendido al menos a 50 mujeres en los ¨²ltimos a?os. Seg¨²n datos de la Unidad de Monitoreo y Gesti¨®n de las Fiscal¨ªas (UMGEF), solo en Bribri se registraron 893 delitos sexuales entre 2021 y 2023.
Sin embargo, en la zona existen choques culturales no resueltos que limitan una actuaci¨®n m¨¢s conjunta frente a la violencia sexual. UT se compone de extranjeras y capitalinas, y las afrodeind¨ªgenas locales reprochan sus metodolog¨ªas. ¡°No creemos en el feminismo y nos molest¨® much¨ªsimo que dijeran que representaban a las mujeres de Talamanca sin preguntarnos a nosotras¡±, explica Celia Mur¨¦, una lideresa comunitaria. Pese a sus desavenencias, algunas ven una lucha com¨²n. ¡°Yo he aprendido mucho de las afroind¨ªgenas y, aunque odien el t¨¦rmino ¡®feminista¡¯, para m¨ª lo son y mucho, porque luchan incansablemente por su comunidad¡±, expresa Julia.
Wanda Patterson es propietaria de la discoteca Salsa Brava. Para ella, la comisi¨®n de delitos sexuales se debe a la falta de presencia policial y la desintegraci¨®n comunitaria. ¡°Despu¨¦s de las 2:00 am, esto es tierra de nadie. Y antes nos conoc¨ªamos todos, pero ya no¡±, explica. Tanto ella como Mur¨¦ consideran que las extranjeras se exponen a s¨ª mismas. ¡°Las mujeres se pasean semidesnudas y no respetan nuestra moralidad religiosa¡±, espeta Mur¨¦. UT discrepa con esta visi¨®n que ¡°culpa a las v¨ªctimas¡± y piden redoblar esfuerzos. ¡°Cuando se?alamos los lugares peligrosos nos atacan, pero los propietarios de negocios no son contundentes en actuar para evitar la violencia¡±, sentencia Adria, activista de UT. Casi todos los carteles informativos que ellas han colgado para prevenir a las mujeres de estos lugares han sido arrancados.
Las mujeres afro no niegan la existencia del patriarcado, pero temen que estos se?alamientos exacerben el racismo que hist¨®ricamente ha afectado a la provincia de Lim¨®n, cuna de la afrodescendencia costarricense. ¡°Nos ha costado mucho quitarnos la fama de lugar peligroso y por eso no quieren que ahuyentemos el turismo¡±, explica Adria.
El gran triunfo de las feministas de Santa Teresa
Unos 400 kil¨®metros separan a Santa Teresa de Puerto Viejo, pero comparten los mismos problemas en materia de violencia de g¨¦nero. Es s¨¢bado por la noche en Kooks, uno de los epicentros de fiesta de la zona. A medianoche, una decena de chicas entra al bar, la mayor¨ªa, turistas. Varios hombres las siguen. ¡°El modus operandi ac¨¢ es ir a los bares, escoger mujeres a dedo, emborracharlas, drogarlas y despu¨¦s abusar de ellas¡±, explica Florencia Santoni, una de las fundadoras del MFST. As¨ª operaba Andr¨¦s Picado, alias Bala, un violador serial de la zona. Tras un largo proceso judicial, fue condenado a 24 a?os de c¨¢rcel. ¡°Tras cinco a?os de trabajo llegamos a juicio por la labor que realizamos el MFST y yo, no por el buen trabajo de la fiscal¨ªa¡±, asegura el abogado Walter Brenes, que trabaj¨® ad honorem con las activistas.
Brenes y el MFST reprochan la poca eficiencia y empat¨ªa de las autoridades. ¡°Ni la fiscal¨ªa de C¨®bano ni la de Puntarenas consideraron necesarias las tres solicitudes de medidas cautelares de prisi¨®n preventiva, nunca entendieron que un depredador suelto generaba la posibilidad de nuevas v¨ªctimas¡±. Bala lleg¨® a tener hasta siete denuncias. Dos de ellas en 2019, con v¨ªctimas menores de edad, y el resto en el 2022. ¡°De haberse encontrado en prisi¨®n preventiva desde el inicio, los otros cinco casos nunca hubiesen ocurrido¡±, lamenta el letrado.Tras el feminicidio de la mexicana Mar¨ªa Trinidad Matus ¨Cque qued¨® impune¨C y las constantes violaciones en la zona, las feministas de Santa Teresa acudieron a las redes sociales para visibilizar testimonios de v¨ªctimas, fotograf¨ªas de los agresores y a los establecimientos permisivos de conductas machistas. Sufrieron amenazas de muerte, pero su hartazgo super¨® al amedrentamiento y consiguieron que establecimientos como Kooks vetasen el ingreso de sujetos con denuncias.
![Dos hombres juegan al f¨²tbol en la playa de Santa Teresa.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/7R7EVI7PA5F4FL6JMKNZWL6AEA.jpg?auth=337831fe61f81be1e93ad41a4c08b4581e8d906c8a50522c128f7bca1372f12e&width=414)
El abogado admite que, tras la condena de Bala, se ha percibido un cambio positivo en Santa Teresa. De hecho, seg¨²n la fiscal¨ªa de C¨®bano, este a?o han entrado apenas cuatro casos de delitos sexuales, frente a los 318 casos que hubo entre 2021 y 2023, seg¨²n UMGEF. ¡°La sentencia demuestra que, bien manejado, el sistema judicial costarricense s¨ª puede lograr una condena¡±, celebra.
Pero la carrera de fondo es consolidar los esfuerzos a largo plazo. ¡°La violencia machista est¨¢ asociada al entorno y estas zonas la sufren m¨¢s porque apenas hay trabajo de prevenci¨®n¡±, apunta Ana Hidalgo, activista de la Red de Feministas Contra la Violencia hacia las Mujeres. ¡°El gran impacto del MFST es precisamente cambiar la cultura local¡±. El principal reto ahora es la saturaci¨®n del sistema judicial.
Falta de funcionarios
Seg¨²n UMGEF, apenas hay 440 fiscales auxiliares en todo el pa¨ªs para investigar estos delitos. ¡°Cada fiscal maneja un flujo de casi 350 causas, la carga laboral es enorme por el incremento de la criminalidad y por el impedimento de la creaci¨®n de plazas para fiscal¨ªas y el OIJ¡±, explica Andrey Guerrero, fiscal de Puntarenas.
Adem¨¢s, solo hay 25 fiscal¨ªas Adjuntas de G¨¦nero, y ni C¨®bano ni Bribri cuentan con ellas. ¡°Hay mucha mala praxis en las fiscal¨ªas, tienen malas condiciones laborales y algunos, incluso malas formaciones¡±, explica la abogada Amanda Segura. Que un caso obtenga una condena acusatoria depende en gran medida de que la fiscal¨ªa tome la denuncia adecuadamente. Y, salvo que las mujeres contraten abogados privados, la gran mayor¨ªa se enfrenta al proceso judicial sin asesor¨ªa jur¨ªdica. Al contrario que los agresores. ¡°Todos los imputados en delitos sexuales tienen un defensor p¨²blico o abogados privados, pero las mujeres van solas, es muy intimidante¡±, explica Hidalgo.
Las cifras oficiales de los delitos sexuales de las instituciones p¨²blicas tienen un problema: no cuadran entre s¨ª. ¡°No existe un sistema inform¨¢tico unificado en el Ministerio P¨²blico, por lo que no hay trazabilidad para contrastar los datos que entran por el OIJ o por la fiscal¨ªa y estos se pierden¡±, explica Fabiola Luna, fiscal jefa de UMGEF. Y esto, dice, revictimiza, ya que los distintos intervinientes en una causa (peritos, m¨¦dicos, etc.) manejan informaci¨®n diferenciada, lo que obliga a repreguntar a las v¨ªctimas por la agresi¨®n. Adem¨¢s, la falta de cifras fiables dificulta la creaci¨®n de pol¨ªticas p¨²blicas eficientes.
Es algo tan engranado en el sistema que, para la fiscal adjunta de G¨¦nero, Debby Garay, es inevitable. ¡°La revictimizaci¨®n es necesaria e inherente a un proceso penal, porque hay que preguntarle a la v¨ªctima qu¨¦ ocurri¨®, lo ideal es que se reduzca y sea humanizado¡±. Hay algunos avances: la reforma del art¨ªculo 293 del C¨®digo Procesal Penal permite un anticipo de la declaraci¨®n de la v¨ªctima en casos de delitos sexuales. ¡°As¨ª evitamos que declaren muchas veces y que abandonen el pa¨ªs y el proceso¡±, explica Luna.
Legitimaci¨®n del discurso de violencia
Rodrigo Ch¨¢ves lleg¨® a la presidencia de Costa Rica en 2022, cargando con varias denuncias de acoso sexual durante su ¨¦poca laboral en el Banco Mundial. Tanto los movimientos feministas como los expertos consultados coinciden en que este hecho y su discurso ¡°legitiman¡± la violencia contra las mujeres. Esto se suma al desmantelamiento progresivo del Instituto Nacional de las Mujeres, (INAMU), seg¨²n Hidalgo. ¡°Este Gobierno no ha impulsado la pol¨ªtica p¨²blica de Estado en materia de violencia contra las mujeres¡±.
![Uno de los carteles de advertencia a mujeres viajeras realizados por el Movimiento Feminista de Santa Teresa a la entrada de un bar de la zona.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/AVWXO65TNRCMPKVMS5TUUCVISA.jpg?auth=ff85433cd65e075ed263bf5c6bde93c75362a15f8aa40f483c8f9ab39ba3044c&width=414)
Cindy Quesada, ministra de la Condici¨®n de la Mujer, asegura que la instituci¨®n est¨¢ en un proceso de reestructuraci¨®n y lamenta ¡°cargar con el estigma de la administraci¨®n que acarrea que muchas personas no quieran trabajar¡± con su ministerio. El INAMU ha desarrollado la iniciativa Espacios Seguros con cerca de 780 negocios inscritos. Tambi¨¦n se han implantado 32 Puntos Violeta, pero atienden en horario de oficina, y no son f¨¢ciles de encontrar, ya que no aparecen en los buscadores digitales.
Pese al problema, el trabajo de los movimientos feministas da sus peque?os frutos. Florencia Santorini, quien nunca se imagin¨® que el MSFT lograr¨ªa una condena, trabaja impulsada por las palabras de la legisladora argentina Ofelia Fern¨¢ndez. ¡°¡®Lo que combate al odio es la rabia bien organizada¡¯ y eso es lo que nos representa, porque estamos furiosas por tanta impunidad¡±, dice. ¡°Hoy en d¨ªa estamos trabajando con las instituciones, que apenas ahora, tras a?os de lucha, comienzan a hacernos caso¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.