Maduro ser¨¢ juramentado y eso no es ¡®normalizar la dictadura¡¯; es reconocer la dura realidad
Phil Gunson, analista s¨¦nior de Crisis Group para la regi¨®n Andina, se muestra muy pesimista sobre una transici¨®n pol¨ªtica en Venezuela, incluso con la llegada de Trump y Marco Rubio el 20 de enero
El 10 de enero Nicol¨¢s Maduro ser¨¢ juramentado como presidente de Venezuela por tercera vez. Edmundo Gonz¨¢lez, el exdiplom¨¢tico quien, seg¨²n demuestra toda la evidencia disponible, gan¨® por una avalancha de votos la elecci¨®n presidencial del 28 de julio, y que se encuentra exilado en Espa?a, no podr¨¢ regresar para asumir el cargo que le corresponde. El Gobierno de Maduro seguir¨¢ neg¨¢ndose a publicar las actas electorales que, insiste, demuestran que las pruebas que ha presentado la oposici¨®n son falsas. Afirmar todo esto no es querer ¡®pasar la p¨¢gina¡¯ ni ¡®normalizar la dictadura¡¯. Es simplemente reconocer la dura realidad.
A pesar de su abrumadora victoria electoral, la coalici¨®n opositora est¨¢ muy debilitada, con sus l¨ªderes principales escondidos o en el exilio y un ambiente de miedo en la calle. El Gobierno de Maduro ha intensificado la represi¨®n y restringido todav¨ªa m¨¢s el ya limitado espacio que ten¨ªa la disidencia.
En estas dif¨ªciles circunstancias, el regreso a la Casa Blanca de Donald Trump, quien se posesionar¨¢ diez d¨ªas despu¨¦s de la juramentaci¨®n de Maduro, ha dado un nuevo aliento a la idea, popular entre los opositores de l¨ªnea dura, de que la presi¨®n externa puede producir un cambio de r¨¦gimen en Venezuela. Trump ha propuesto para Secretario de Estado a un destacado vocero de la l¨ªnea dura, el Senador Marco Rubio, cubano-americano y enemigo declarado de Maduro, lo que ha generado expectativas (sobre todo en algunos sectores m¨¢s duros de la oposici¨®n) de que haya un regreso a la pol¨ªtica de ¡°m¨¢xima presi¨®n¡± implementada en el primer per¨ªodo del Gobierno de Trump, caracterizada por el aislamiento pol¨ªtico, amplias sanciones financieras y econ¨®micas y el apoyo a medidas de fuerza para cambiar el r¨¦gimen.
Es poco probable, sin embargo, que esta estrategia traiga mejores resultados en un segundo intento. Y, a¨²n peor, amenaza con violar la regla que deber¨ªa guiar cualquier intervenci¨®n en este momento tan delicado en Venezuela: no hacer da?o.
En enero del 2019, un grupo de dirigentes pol¨ªticos y activistas del ala dura de la oposici¨®n venezolana logr¨® convencer a Trump de que Maduro caer¨ªa en meses si los Estados Unidos y sus aliados aplicaban ¡°m¨¢xima presi¨®n¡±. Los moderados, partidarios de la negociaci¨®n y la acumulaci¨®n gradual de fuerza dentro del pa¨ªs, ten¨ªan reservas, pero en general se abstuvieron de plantearlas en p¨²blico. El esfuerzo incluy¨® el reconocimiento por parte de m¨¢s de 50 pa¨ªses del diputado Juan Guaid¨®, el opositor presidente de la Asamblea Nacional, como presidente interino. El cargo result¨® ser meramente simb¨®lico, ya que Maduro, quien se neg¨® a dimitir, mantuvo el control del Estado. Washington impuso sanciones econ¨®micas y financieras que impidieron el acceso de Venezuela a los mercados financieros en Occidente, congelaron sus activos externos y restringieron severamente la comercializaci¨®n internacional del petr¨®leo. Washington pag¨® los sueldos de decenas de funcionarios interinos con los fondos congelados en Estados Unidos, y le dio control de empresas estatales venezolanas en EEUU y Colombia al gobierno interino.
La estrategia, que estaba basada en la convicci¨®n de que los militares venezolanos se alzar¨ªan contra Maduro, termin¨® siendo un estrepitoso fracaso. Tanto l¨ªderes de la oposici¨®n como altos oficiales norteamericanos contar¨ªan despu¨¦s del acuerdo al que hab¨ªan llegado con algunos generales y el presidente del Tribunal Supremo de Justicia de abandonar a Maduro. Pero todo indica que fueron enga?ados: el d¨ªa del planeado golpe, el 30 de abril, los militares dejaron plantados a Guaid¨® y sus aliados. Para cuando termin¨® el Gobierno de Trump en enero de 2021, Maduro segu¨ªa atornillado en el poder y los partidos de la opositora Plataforma Unitaria estaban divididos y desprestigiados, sus l¨ªderes acus¨¢ndose mutuamente de corrupci¨®n en el manejo de los dineros bajo su control. Muchos de ellos terminaron en el exilio.
Esta vez, dicen los l¨ªderes de la l¨ªnea dura, ser¨¢ diferente, y algunos de sus argumentos tienen peso. Es cierto que la legitimidad de Gonz¨¢lez proviene de una victoria electoral y no de una interpretaci¨®n creativa de la Constituci¨®n. Maduro est¨¢ m¨¢s d¨¦bil, tanto pol¨ªtica como econ¨®micamente. El chavismo, que dominaba los sectores populares de las ciudades y grandes extensiones rurales, ahora est¨¢ en franca minor¨ªa y su proclamado ¡°r¨¦gimen c¨ªvico-militar-policial¡± depende m¨¢s que nunca de la fuerza para sobrevivir.
Algunas figuras opositoras creen que un buen empuj¨®n es todo lo que se necesita para que caiga el Gobierno, pero las sanciones raras veces producen cambios de r¨¦gimen y Maduro ha demostrado en la ¨²ltima d¨¦cada una sorprendente habilidad para sortearlas. Las olas migratorias producto de la desesperaci¨®n de una poblaci¨®n doblemente castigada funcionan como v¨¢lvula de escape para la presi¨®n pol¨ªtica interna.
Ya que las sanciones dejan a la poblaci¨®n a¨²n m¨¢s empobrecida, este mecanismo de presi¨®n es controversial. Aunque el deseo de los venezolanos de un cambio inmediato es palpable, las encuestas muestran que s¨®lo una minor¨ªa apoya las sanciones econ¨®micas y financieras. Venezuela padece, desde hace una d¨¦cada, una emergencia humanitaria, consecuencia ¨C en primer lugar ¨C de un manejo corrupto e incompetente de la econom¨ªa, pero empeorada por las sanciones. Este tema es tan contencioso que parece estar dividiendo a los l¨ªderes de la oposici¨®n. Edmundo Gonz¨¢lez, quien ha venido insistiendo en que se va a juramentar el 10 de enero, mantiene un silencio diplom¨¢tico sobre la propuesta de que Estados Unidos suba el volumen a las sanciones. Mar¨ªa Corina Machado, l¨ªder de la oposici¨®n a quien el Gobierno le prohibi¨® ser candidata, por su parte, apoya un regreso a sanciones m¨¢s amplias.
El apoyo a las sanciones no es el ¨²nico tema dif¨ªcil para la oposici¨®n. Contra todo pron¨®stico, tanto sectores moderados como duros lograron unirse en torno a la candidatura de Gonz¨¢lez, escogido en el ¨²ltimo momento como sustituto de la inhabilitada Machado. Pero el masivo triunfo en las urnas de la oposici¨®n fue seguido de un fracaso pol¨ªtico, al no poder, por lo menos hasta el momento, hacer valer la victoria de su candidato. Ahora, una oposici¨®n desgastada enfrenta el dilema de qu¨¦ hacer en las elecciones locales, regionales y legislativas programadas para el 2025, probablemente frente a condiciones a¨²n m¨¢s adversas. Incluso los sectores moderados, que hab¨ªan defendido la necesidad de ir a las urnas en vez de abstenerse de participar, se cuestionan si la ruta electoral ha llegado a su fin. Pero muchos activistas pol¨ªticos, particularmente fuera de Caracas, se preguntan qu¨¦ estrategia podr¨ªa reemplazar la participaci¨®n electoral. No cabe duda que despu¨¦s de enero la oposici¨®n tendr¨¢ que enfrentar un proceso de revisi¨®n profunda frente a la nueva realidad.
El camino de las negociaciones, que permiti¨® la celebraci¨®n de una elecci¨®n competitiva en julio, parece no ser una opci¨®n por el momento. Maduro ha cerrado pr¨¢cticamente todos los canales de comunicaci¨®n con la oposici¨®n. Lo que le interesa al chavismo es llegar al 10 de enero y luego buscar alg¨²n tipo de modus vivendi con el Gobierno de Trump. La nominaci¨®n del Senador Rubio parece ofrecer poco espacio para el entendimiento. Pero existe la posibilidad de que Trump, impulsado por sus instintos transaccionales, y buscando aumentar la disponibilidad de petr¨®leo y parar la migraci¨®n, termine por hacer un pacto con Maduro.
Independientemente de c¨®mo sean las relaciones entre Washington y Caracas, ninguna potencia externa va a resolver la crisis pol¨ªtica de Venezuela. La soluci¨®n tendr¨¢ que venir de adentro, y el primer paso urgente es conservar, y de ser posible ampliar, el poco espacio pol¨ªtico y c¨ªvico que queda, para que Venezuela no termine de convertirse en otra Nicaragua.
La repetida insistencia en salidas ¡®expr¨¦s¡¯ ha beneficiado ¨²nicamente al chavismo, d¨¢ndole excusas para la represi¨®n y la exclusi¨®n pol¨ªtica y permiti¨¦ndole manejar sin contrapesos todos los poderes del estado. El da?o a la ciudadan¨ªa, cuya ¨²nica posible respuesta es emigrar, es enorme. Cada vez que la oposici¨®n venezolana ha logrado avanzar pol¨ªticamente ha sido producto no solo de la unidad sino de la paciencia estrat¨¦gica, la negociaci¨®n y la participaci¨®n pol¨ªtica. Es una estrategia dura, complicada y va a requerir tiempo. Pero es la ¨²nica realista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.