Defender las ¡®leyes de la guerra¡¯: un llamado a la humanidad
En el a?o del 75 aniversario de los Convenios de Ginebra el CICR recuerda que proteger la humanidad no es opcional, y debe hacerse en tiempos de guerra y de paz
En las ¨²ltimas d¨¦cadas la humanidad ha experimentado profundos y diversos cambios, pero una cruda realidad persiste: las guerras contin¨²an cobrando vidas y causando un inmenso sufrimiento humano. Adem¨¢s, la din¨¢mica de los conflictos armados evoluciona r¨¢pidamente con los avances tecnol¨®gicos, a?adiendo nuevas complejidades y aumentando los estragos en los m¨¢s vulnerables.
En mayo, en su discurso ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la presidenta del Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja (CICR), Mirjana Spoljaric, hizo hincapi¨¦ en que el mundo es testigo de un n¨²mero sin precedente de conflictos armados, el cual se ha multiplicado por seis en los ¨²ltimos 25 a?os, llegando a la alarmante cifra de m¨¢s de 120.
Cada vez m¨¢s, como vemos en Gaza o en Ucrania, las guerras se luchan en entornos urbanos, con devastadoras consecuencias para la poblaci¨®n civil. Es particularmente preocupante el uso de armas explosivas con efectos de amplio alcance en zonas pobladas, que pone en riesgo no solo a las personas sino tambi¨¦n a la infraestructura esencial b¨¢sica para su supervivencia. El uso de estas armas es especialmente preocupante, por sus frecuentes efectos indiscriminados. ?Cu¨¢nto tiempo m¨¢s tendremos que presenciar la muerte y lesiones generalizadas de civiles y la destrucci¨®n generalizada de infraestructuras civiles para que los ej¨¦rcitos y sus dirigentes pol¨ªticos decidan cambiar de rumbo?
Este a?o, cuando el mundo recuerde el 75? aniversario de los Convenios de Ginebra, que constituyen la base de las leyes de la guerra o del derecho internacional humanitario (DIH) ¨C como se le conoce formalmente ¨C, es urgente plantearnos las acciones que puede y debe emprender la comunidad internacional para exigir una implementaci¨®n rigurosa y eficaz de este conjunto de normas que aseguran que, incluso en medio de un conflicto armado, se mantenga un m¨ªnimo de humanidad y respeto por la vida y la dignidad humana.
Los Convenios de 1949 destacan por ser de los pocos tratados internacionales que han logrado la ratificaci¨®n universal. Por ello, la comunidad internacional debe hacer todo cuanto est¨¦ en sus manos para materializar este compromiso y combatir las amenazas en contra del cumplimiento y la aplicaci¨®n del derecho internacional humanitario.
Hoy, muchas m¨¢s reglas se han sumado a los Convenios de Ginebra para formar el DIH, cuyo desarrollo siempre se ha adaptado a los cambios en las guerras contempor¨¢neas. As¨ª, esta rama del derecho ha resistido el paso del tiempo, se ha adaptado y contin¨²a haci¨¦ndolo para cubrir nuevas armas y nuevos m¨¦todos de la guerra.
El personal del CICR es testigo de los efectos protectores del DIH todos los d¨ªas. Nuestra propia capacidad de trabajo ¨Cvisitar a detenidos, repatriar a personas fallecidas, prestar apoyo a hospitales, ayudar a quienes lo necesitan y discutir confidencialmente con las partes las denuncias de violaciones¨C se debe a la eficacia del DIH. Sin embargo, para que las leyes de la guerra tengan pleno efecto, las partes de los conflictos armados deben consentir y facilitar las acciones de socorro, como est¨¢n legalmente obligadas a hacer. La implementaci¨®n del DIH es desigual, pero cuando las partes respetan la ley, prevalece la humanidad y se salvan vidas. Menos personas son desplazadas, y la recuperaci¨®n a medio y largo plazo es menos complicada.
Naturalmente, estos hitos son menos visibles o noticiosos. Los da?os que nunca se producen son dif¨ªciles de cuantificar y no se informa sobre las violaciones que no suceden: cuando no se bombardean hospitales, no se mata a personas y se preservan infraestructuras vitales. Sin embargo, no debemos olvidar nunca que una vida a salvo tiene un valor incalculable y que estos hechos sirven para recordar que la ley pone l¨ªmites a la guerra y que estar¨ªamos peor sin el DIH.
Sin embargo, sigue habiendo mucho camino por recorrer. Las violaciones del derecho internacional humanitario que vemos todos los d¨ªas en conflictos armados y crisis humanitarias cada vez m¨¢s complejas y extendidas ponen a la comunidad internacional frente a un desaf¨ªo mayor.
En un contexto cada vez m¨¢s complejo, volver la vista a los Convenios de Ginebra resulta ¨²til y esclarecedor: ante estos dilemas contempor¨¢neos debemos recordar siempre que su objetivo no es otro que preservar la humanidad en el marco de la guerra. Esta idea simple, pero que tristemente pareciera imposible en nuestros d¨ªas, debe guiar la toma de decisiones en el marco de los conflictos armados, sin excusas ni excepciones: el respeto al DIH no es opcional.
Es tiempo para que los Estados redoblen sus esfuerzos para proteger a las v¨ªctimas de la guerra. Cuando se viola el derecho internacional humanitario, no es el derecho que debe cambiar, es la actitud de los Estados frente a estas violaciones.
La experiencia del Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja nos permite afirmar que la principal causa del sufrimiento durante los conflictos armados no es la falta de reglas, sino el respeto insuficiente a las normas que los rigen. En estos tiempos de incertidumbre y devastaci¨®n causada por las guerras, debemos hacer del respeto al DIH una prioridad pol¨ªtica.
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