Los japoneses, apasionados por el tango
Entre las parejas que compiten en el Mundial de tango de Buenos Aires hay seis llegadas especialmente desde Tokio. En 2009, Kyoko e Hiroshi Yamao se consagraron campeones de tango pista
Con trajes de gala, los bailarines de tango japoneses Kozo Yamamoto y Yoshiko Mamada aguardan en silencio su salida al escenario de la Usina del Arte, en Buenos Aires. En los camerinos, las otras nueve parejas que competir¨¢n en la misma ronda se apuran para ocupar su lugar en la fila, se retocan el peinado o el vestido e intercambian alg¨²n comentario. Yamamoto y Mamada parecen no verlos. Sus miradas se dirigen hacia la puerta, concentradas en el desaf¨ªo. Son una de las seis parejas japonesas que participan en el Mundial de Tango de Buenos Aires, el m¨¢s importante del mundo. Los nipones no son los ¨²nicos extranjeros entre los 1.124 bailarines inscritos, pero s¨ª de los que m¨¢s destacan por su disciplina y su prolongada y sorpresiva pasi¨®n por este baile.
En 2009, por primera vez, concursantes de ese pa¨ªs asi¨¢tico llegaron a lo m¨¢s alto del podio: el matrimonio japon¨¦s Kyoko e Hiroshi Yamao se consagr¨® campe¨®n mundial de tango pista. Ocho a?os despu¨¦s, la pareja mixta formada por el tokiota Axel Arakari y la argentina Agostina Tarchini se qued¨® con la corona en la otra categor¨ªa, la de tango escenario, al ritmo de La cumparsita.
¡°La relaci¨®n de los japoneses con el tango es muy intensa y de hace muchos a?os. En mi caso particular, mi primera gira internacional fue a Jap¨®n, a mitad de los a?os noventa. Fue una experiencia inolvidable de tres meses. Despu¨¦s volv¨ª como maestra, debo haber ido unas diez veces. Los bailarines japoneses trabajan mucho para salir adelante. Son excelentemente disciplinados y tienen much¨ªsimo compromiso¡±, asegura la directora del Festival y Mundial de tango de Buenos Aires, Natacha Poberaj. ¡°Creo que el amor al tango nace, no s¨®lo en Jap¨®n sino en todo el mundo, de esa b¨²squeda de abrazos del ser humano que posibilita que nos vayamos acercando cada vez m¨¢s y m¨¢s ahora, despu¨¦s de la pandemia¡±, agrega Poberaj.
El tango comienza con un abrazo. Puede ser m¨¢s abierto o m¨¢s cerrado, pero ninguno es f¨¢cil para los principiantes japoneses, poco habituados a mostrar gestos afectuosos en p¨²blico. ¡°En Jap¨®n no saludamos con un beso ni con un abrazo y eso hace muy dif¨ªcil el abrazo tanguero¡±, dice en espa?ol Mariko Nakatsubo, quien compite junto al argentino residente en Tokio Mauricio Jos¨¦ Gorbar¨¢n. ¡°Los brazos de mis alumnos est¨¢n duros, les cuesta mucho relajar los hombros, pero luego de respirar, respirar y respirar empiezan a mejorar¡±, contin¨²a despacio, buscando en su cabeza cada palabra.
En Buenos Aires el tango se escucha (y se baila) por toda la ciudad: en salones de baile, en centros culturales, en escuelas, en el interior de algunas casas y tambi¨¦n al aire libre en glorietas y plazas. Para los japoneses, en cambio, el primer flechazo suele ser un espect¨¢culo. Cada a?o, decenas de bailarines y m¨²sicos argentinos cruzan los m¨¢s de 18.000 kil¨®metros que separan Buenos Aires de Tokio para ofrecer exhibiciones, recitales y clases. Nakatsubo se enamor¨® de esta m¨²sica y su forma de danzarla al asistir a un show en la capital nipona cuando ten¨ªa 18 a?os. A Yutaka Amano y Miki Shimizu, otra de las parejas japonesas participantes, les ocurri¨® lo mismo al ver a bailarines de tango sobre el escenario durante un viaje a Nueva York.
¡°Me encant¨® y desde ese d¨ªa quer¨ªa bailar tango, pero en Jap¨®n cre¨ªa que con 18 a?os era muy temprano para bailar tango, es visto para gente m¨¢s grande. Pero despu¨¦s, a los 28 a?os, empec¨¦¡±, cuenta Nakatsubo, quien hoy es profesora en una escuela de Tokio. Empez¨® a ir a clases en su ciudad natal, pero sinti¨® que no era suficiente y viaj¨® por primera vez a Buenos Aires en 2017. ¡°Estuve seis meses y volv¨ª a Jap¨®n, pero en Jap¨®n no sent¨ªa el abrazo como aqu¨ª, era muy diferente, y volv¨ª otra vez a Buenos Aires, un a?o y medio¡±, contin¨²a. En 2020 ten¨ªa planeado regresar, pero la pandemia se lo impidi¨®. Aterriz¨® en la capital argentina en julio y desde entonces ha estado enfocada en la competencia, donde participa por quinta vez. En el ¨²ltimo mes, ella y Gorbar¨¢n ensayaron sin descanso. Ocho horas al d¨ªa en promedio, casi sin distracciones. El esfuerzo ha dado sus frutos: por primera vez han clasificado para las semifinales.
La barrera del lenguaje
¡°Siempre se vuelve a Buenos Aires, a buscar esa manera melanc¨®lica de amar¡±, canta Eladia Bl¨¢zquez en un tango cuya letra podr¨ªan suscribir muchos inmigrantes que pasan su vida a caballo entre los dos pa¨ªses. En las principales milongas de Buenos Aires, como se conocen aqu¨ª las salas de baile de tango, suelen verse japoneses reci¨¦n llegados. A veces los acompa?an int¨¦rpretes; otras, se comunican en ingl¨¦s o encuentran profesores que, despu¨¦s de haber pasado largas temporadas en Tokio, saben lo b¨¢sico para ense?arles en su idioma.
En los ¨²ltimos a?os, el origen de los bailarines asi¨¢ticos se ha diversificado con la llegada de chinos y coreanos y la comunicaci¨®n se ha vuelto a¨²n m¨¢s compleja. Es el caso del coreano V¨ªctor Cho, quien no habla espa?ol y apenas un poco de ingl¨¦s. Cho lleg¨® hace dos meses sin pareja para prepararse para su cuarta participaci¨®n en el Mundial. Intent¨® bailar con muchas compa?eras hasta que a ¨²ltima hora, hace solo 15 d¨ªas, conoci¨® a la argentina Candela Nu?o. Conectaron al instante y se anotaron en el ¨²ltimo d¨ªa de convocatoria.
¡°Fue muy expr¨¦s todo¡±, recuerda Nu?o entre risas. Esta bailarina cuenta que gran parte de la comunicaci¨®n en estas dos semanas de ensayos ha sido por se?as y con algunas palabras en ingl¨¦s, pero a veces han recurrido a un traductor online para pasar ideas de coreano a espa?ol y viceversa. ¡°Nuestra maestra en com¨²n habla japon¨¦s y un d¨ªa hicimos una videollamada a una maestra coreana que tambi¨¦n habla japon¨¦s y la argentina le dec¨ªa lo que nos quer¨ªa corregir, ella se lo dec¨ªa en coreano a Victor, V¨ªctor le contestaba en coreano, la maestra lo traduc¨ªa en japon¨¦s y luego a m¨ª en espa?ol¡±, reconstruye sobre esa particular torre de Babel. ¡°No hablar mucho, nos comunicamos bailando¡±, resume Cho y el jurado le da la raz¨®n: se han clasificado para semifinales. De superar tambi¨¦n ese obst¨¢culo, el domingo bailar¨¢n frente al Obelisco en la gran final.
¡°Extra?aba Buenos Aires, mi Buenos Aires querido¡±, afirma Nakatsubo, ¡°el tango y tambi¨¦n sus edificios antiguos y sus parques¡±. La pandemia oblig¨® a celebrar el Mundial de forma virtual en 2020, con las parejas compitiendo desde sus casas, y un a?o despu¨¦s se realiz¨® de forma mixta, casi sin presencia de extranjeros por las numerosas restricciones impuestas para entrar al pa¨ªs. La directora del festival admite que el coronavirus golpe¨® con dureza las noches de Buenos Aires al vaciarlas de tango, pero ve con optimismo el resurgir del baile: ¡°Fue muy dif¨ªcil porque los tangueros estamos acostumbrados a abrazarnos y no pod¨ªamos hacerlo. Pero estamos ac¨¢, gente de todo el mundo unida por el tango, abraz¨¢ndonos m¨¢s fuerte que nunca¡±.
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