La violencia de Rosario centraliza la agenda pol¨ªtica argentina tras la amenaza a Messi
La Justicia ordena el allanamiento de c¨¢rceles, mientras el Gobierno de Fern¨¢ndez anuncia la compra de c¨¢maras de seguridad y la oposici¨®n pide m¨¢s mano dura
Es a¨²n un misterio qui¨¦n amenaz¨® a Lionel Messi en su ciudad natal, Rosario. Ha pasado un d¨ªa y medio desde que, en la madrugada del jueves, dos hombres encapuchados dispararon 14 tiros contra el supermercado de su suegro, Jos¨¦ Roccuzzo, y dejaron un mensaje mafioso contra ¨¦l. Los investigadores rastrean cualquier pista que les permita identificarlos y as¨ª tirar del hilo para conocer el m¨®vil del ataque. Mientras, los pol¨ªticos pelean entre ellos sobre la pol¨ªtica de seguridad m¨¢s adecuada para frenar la violencia en la ciudad m¨¢s peligrosa de Argentina, con una tasa de homicidios que casi quintuplica el promedio del pa¨ªs. A nueve meses de las elecciones, los rosarinos escuchan entre la rabia y la desesperaci¨®n las promesas de los candidatos y piden medidas urgentes.
La fiscal¨ªa sospecha que el mensaje intimidatorio ¡ª ¡°Messi, te estamos esperando. Javkin es narco, no te va a cuidar¡ª no iba dirigido al capit¨¢n de la selecci¨®n argentina sino que buscaba sacar r¨¦dito de su popularidad. ¡°Claramente, el primer objetivo de los que hicieron esto fue que se entere todo el mundo¡±, ha declarado a los medios el fiscal a cargo de la investigaci¨®n, Federico R¨¦bola. ¡°No hay nada que indique que quer¨ªan intimidar o exigir algo a la familia Roccuzzo¡±, ha agregado.
El alcalde de Rosario, Pablo Javkin, va un paso m¨¢s all¨¢ y pone en duda incluso que los responsables est¨¦n asociados a la narcocriminalidad. ¡°Si bien la hip¨®tesis de las bandas no se puede descartar, el hecho no tiene nada que ver con el proceder, ni por la forma ni por el contenido con las anteriores balaceras¡±, asegura Javkin a El PA?S. ¡°No se puede descartar que sea un hecho de otro tipo¡±, contin¨²a, sin especificar. Hay quienes creen que podr¨ªa ser una advertencia de un sector de las fuerzas policiales contra el alcalde o una pelea interna entre hinchas violentos de f¨²tbol, pero no hay por ahora evidencias que respalden ninguna de estas tesis.
La violencia que golpea a Rosario comenz¨® hace m¨¢s de dos d¨¦cadas en los barrios perif¨¦ricos de la ciudad, vinculada a la disputa territorial entre bandas de narcotraficantes. En los ¨²ltimos a?os se ha expandido a los barrios de clase media a trav¨¦s de extorsiones a comerciantes. Los criminales les piden dinero a cambio de protecci¨®n. Los principales capos del narco rosarino est¨¢n entre rejas, pero desde all¨ª controlan un negocio tan lucrativo que les ha permitido infiltrarse en las fuerzas policiales y la justicia.
¡°Rosario no fabrica droga ni armas. Le llegan por lugares que tendr¨ªan que estar custodiados por las fuerzas de seguridad¡±, denuncia Javkin. ¡°Estamos hartos de que una ciudad de trabajo, que crea, que tiene una vida cultural y deportiva enorme sea noticia por estas cosas. Estamos hartos de que no nos den un piso de seguridad para que no ocurran m¨¢s¡±, agrega. A su juicio, las dos medidas m¨¢s urgentes para frenar el terror en las calles son ¡°control en las c¨¢rceles y presencia policial en las calles¡±. Las reclama desde hace a?os, pero s¨®lo ahora, despu¨¦s de un tiroteo que ha tenido resonancia mundial, parecen ser escuchadas.
Este viernes, la justicia orden¨® allanar las celdas que alojan a algunos de los capos del narcotr¨¢fico rosarino, como la de Ariel Guille Cantero, l¨ªder de la banda de Los Monos, y mantenerlos aislados de otros detenidos por delitos vinculados con el crimen organizado. En el operativo secuestraron documentaci¨®n y tel¨¦fonos celulares, prohibidos por ley.
Desde el Ministerio del Interior argentino se han mostrado a favor de ¡°poner todos los recursos¡± a disposici¨®n para revertir el ba?o de sangre en las calles de Rosario, donde han sido asesinadas 58 personas en lo que va de a?o. Han anunciado que financiar¨¢n la compra de 600 c¨¢maras de vigilancia con reconocimiento facial para la ciudad y habilitar¨¢n el uso del Sistema de Identificaci¨®n Segura, una tecnolog¨ªa desarrollada para reconocer a pr¨®fugos o personas con antecedentes penales. El Poder Legislativo, por su parte, busca acelerar los nombramientos de fiscales y jueces pendientes en la provincia de Santa Fe.
Campa?a pol¨ªtica
El tiroteo contra la familia pol¨ªtica de Messi ha instalado el problema de la inseguridad en el centro de la agenda pol¨ªtica en el inicio de este a?o electoral. Es un tema inc¨®modo para el gobernante Frente de Todos, que se muestra dividido, pero uno de los arietes de batalla para la oposici¨®n conservadora, que aspira a regresar al poder en diciembre. El alcalde de Buenos Aires, Horacio Rodr¨ªguez Larreta, precandidato a presidente de Juntos por el Cambio, pidi¨® a trav¨¦s de las redes sociales el env¨ªo de 3.000 gendarmes (polic¨ªa militar) para ¡°recuperar la calle¡± de Rosario. Su rival en la interna de la coalici¨®n, la exministra de Seguridad Patricia Bullrich, le respondi¨® que no es suficiente y se debe movilizar el Ej¨¦rcito.
Diego Santilli, precandidato opositor a gobernador de la provincia de Buenos Aires, viaj¨® hasta Rosario para expresar su solidaridad con Javkin, denunciar la inacci¨®n del gobierno nacional y pedir que se aprueben leyes para estrangular financieramente a las bandas criminales.
¡°Santilli fue el primero pero vendr¨¢n todos. Rosario este a?o ser¨¢ la capital del turismo pol¨ªtico¡±, dice con cierta iron¨ªa H¨¦ctor, un vendedor de 54 a?os del centro de la ciudad. Cuenta que dos hombres armados lo asaltaron hace cuatro meses y desde entonces atiende con la puerta cerrada con llave y doble reja. ¡°Todos prometen mucho pero luego se olvidan. Rosario va de mal en peor¡±, opina.
Los rosarinos se han acostumbrado a no usar el tel¨¦fono m¨®vil por la calle ¡ªy advierten a cualquier for¨¢neo que lo haga¡ª y a mirar dos veces antes de entrar o salir de su casa o del autom¨®vil para evitar un robo a cualquier hora del d¨ªa. Impera una sensaci¨®n de cansancio e impotencia ante una violencia que ven crecer a?o a a?o.
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