De Flora a Bruno: historia de una transici¨®n infantil de g¨¦nero en Argentina
M¨¢s de 1.500 menores han tramitado un nuevo documento de identidad con su g¨¦nero autopercibido desde que el pa¨ªs sudamericano lo permiti¨® por ley en 2012
Como todas las ma?anas, Mara Raicevic prepara el desayuno de sus hijos y piensa en la lista de cosas que debe hacer ese d¨ªa. Con un gesto autom¨¢tico, despeja su abundante cabellera mientras unta la manteca en las tostadas de pan integral, las que m¨¢s le gustan a Bruno, su hijo de nueve a?os. Cuando lo llama, trata de no equivocarse. ¡°Bruno, Bruno¡¡±, se dice a s¨ª misma. Lo tiene que ensayar en silencio desde que ¨¦l le dijo, hace poco m¨¢s de un a?o, que se sent¨ªa var¨®n y que ¨¦se era el nombre con el que quer¨ªa ser identificado.
¡ª Mam¨¢, yo me voy a llamar Bruno. Ya mis amigos me dicen as¨ª y el profe de m¨²sica tambi¨¦n.
¡ª Bueno¡ pero me vas a tener que tener paciencia, porque a m¨ª me sale decirte Flora, el nombre que elegimos para vos cuando naciste.
¡ª Est¨¢ bien, mami, no hay problema. Cuando puedas¡
Bruno naci¨® en 2014, con cuerpo de mujer. Sus padres lo llamaron Flora, como la abuela paterna de Raicevic. ¡°Yo amaba much¨ªsimo a mi abuela y quer¨ªa que mi hija se llamara como ella¡±, dice. Vive en una casa antigua, en un barrio de casas bajas en la ciudad de Buenos Aires. La escuela de Bruno queda a pocas cuadras y el club, a 10 minutos.
¡°Cuando naci¨® Flora, yo deseaba con todo mi coraz¨®n tener una nena. El parto fue en casa, a diferencia del de Blas, mi hijo de 15 a?os, que fue en una cl¨ªnica y me hab¨ªa resultado muy traum¨¢tico¡±, explica esta actriz y comunicadora social de 47 a?os.
Su vida cambi¨® hace tres a?os. Durante el encierro obligado por la pandemia, Raicevic se divorci¨®, mientras Flora manifestaba que se percib¨ªa var¨®n. Durante la pandemia, mezclaba su ropa con la de su hermano. ¡°?A qui¨¦n le importaba c¨®mo vestirse en aquel momento, si est¨¢bamos todos dentro de la casa?¡±, se pregunta Mara en retrospectiva. Hace cuentas con las manos, se le confunden las fechas, el orden de los acontecimientos, los detalles. ¡°Vos pod¨¦s ser la m¨¢s progre del mundo, pero cuando te pasan estas cosas, dej¨¢s de serlo al minuto¡±, dice con tristeza.
El cambio de identidad de su hijo es una transici¨®n que ella est¨¢ viviendo con perplejidad y extra?eza. ¡°Siempre contempl¨¦ que las elecciones sexuales de mis hijos sean libres, pero no que cambiasen de g¨¦nero¡±, explica mientras busca fotos viejas de Bruno en su celular. ¡°Primero tuve que hacer un duelo: Flora no existe m¨¢s, me dije a m¨ª misma. Es muy dif¨ªcil aceptar que una hija se transform¨® en un hijo. Pero despu¨¦s me di cuenta de que no es as¨ª, la reconoc¨ª en Bruno¡±.
El hijo de Mara Raicevic es parte del 36% de ni?os y ni?as trans que, entre los cinco y ocho a?os de edad, manifiestan la autopercepci¨®n de un g¨¦nero distinto al asignado al nacer, de acuerdo a un informe de la Asociaci¨®n Civil Infancias Libres. En una muestra de 100 casos, encuestados entre 2018 y 2021, el informe arroja que el 42% de esta poblaci¨®n lo hace, principalmente, antes de cumplir los cuatro a?os.
¡°La identidad nunca va a ser algo cerrado y definitivo. La identidad es siempre autopercibida. Cuando un ni?o comienza a hablar, empieza a darse la autopercepci¨®n. Tenemos que acompa?ar y ver de qu¨¦ se trata¡±, explica la pediatra Rosa Pappola, especialista en ni?eces y adolescencias en todas sus diversidades, desde 2007 y jefa del ?rea Program¨¢tica del Hospital Penna.
Al a?o siguiente, en 2021, al cambio de ropa le sigui¨® el corte de cabello y durante el verano siguiente, el traje de ba?o de var¨®n ya era su ¨²nica opci¨®n. ¡°Pasaron ocho meses hasta que acced¨ª a llevarla a una peluquer¨ªa¡±, recuerda Raicevic. ¡°Me sent¨ª tan mal cuando se mir¨® al espejo y me dijo: ¡®Ahora s¨ª soy feliz¡¯. No pod¨ªa dejar de llorar¡±, agrega. Al tiempo, Bruno pidi¨® que le sacaran los aritos y, poco a poco, fue dejando su apariencia de ni?a.
¡°Los aritos, para m¨ª, ten¨ªan un s¨ªmbolo mucho m¨¢s importante del que me imaginaba y sac¨¢rselos fue como cruzar una frontera. Entend¨ª que esto era un camino sin retorno y que mi obligaci¨®n era acompa?arlo en su transici¨®n, aunque no sab¨ªa bien c¨®mo¡±, confiesa la madre de Bruno.
Argentina es uno de los pa¨ªses pioneros del mundo en respeto a la identidad de g¨¦nero. La ley aprobada en 2012 establece que es un derecho humano ¡°la vivencia interna e individual del g¨¦nero tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento¡±. La ley elimina la condici¨®n de presentar un diagn¨®stico m¨¦dico, realizarse intervenciones quir¨²rgicas o hasta llegar a la judicializaci¨®n para garantizar el derecho a ser nombrados por la identidad autopercibida. Tambi¨¦n exige que esto sea respetado en todos los ¨¢mbitos institucionales, tanto p¨²blicos como privados (escuelas, centros de salud, organismos), sin necesidad de tener el cambio registrado en el documento.
Bruno a¨²n no ha pedido hacer el cambio en su documento de identidad. En su peque?o mundo social, sus derechos se respetan. Seg¨²n el Registro Nacional de las Personas, 16.090 personas ¨C entre ellas 1.529 menores de 17 a?os ¨C tramitaron un nuevo DNI con el nombre acorde a su autopercepci¨®n de g¨¦nero. Es minoritaria la cantidad de ni?os, ni?as y adolescentes que piden el cambio de nombre, de acuerdo a datos de la Asociaci¨®n Civil Infancias Libres.
En la familia de Bruno, todos fueron aceptando r¨¢pidamente el cambio durante estos a?os de transici¨®n. ¡°Mi mam¨¢ es una genia. Al principio le cost¨®, pero se acostumbr¨® antes que yo y ahora le dice Bru con total normalidad¡±, cuenta Reicevic. ¡°Para Bru, ser trans no es un tema, lo vive de una manera natural y genuina.¡±. Sin embargo, en la escuela y en el club, Bruno tuvo que atravesar algunos momentos que lo hicieron llorar.
Al cortarse el pelo, unas compa?eras de la escuela lo increparon en el ba?o de mujeres y le dijeron que a ¨¦l no le correspond¨ªa m¨¢s ese lugar. En el club de nataci¨®n, luego de la revisi¨®n m¨¦dica, lo enviaron al vestuario de hombres y tuvo que intervenir su pap¨¢ para que la persona a cargo entendiera por qu¨¦ Bruno quer¨ªa ir con su amiga al vestuario. ¡°Hay situaciones dif¨ªciles de resolver, como el tema del ba?o o de los vestuarios. ?Yo no quiero que vaya al de hombres! ?Y c¨®mo va a ser m¨¢s adelante con el deporte? ?Y con los viajes grupales?¡±, se pregunta la madre, sin respuestas.
A medida que avanza la transici¨®n de Bruno, su madre busca informaci¨®n para entender lo que le est¨¢ pasando. ¡°Hoy est¨¢ en Disney¡±, ironiza, refiri¨¦ndose al entorno familiar y comunitario que lo cuida y respeta. ¡°Pero pensar en su adolescencia me angusti¨®. ?Qu¨¦ sentir¨¢ cuando su cuerpo cambie? ?Querr¨¢ intervenirlo? ?O preferir¨¢ no hacerse nada? Yo preferir¨ªa que no se haga nada, pero no s¨¦¡¡±, dice.
¡°No todos los adolescentes trans quieren frenar qu¨ªmicamente su pubertad y no todos quieren intervenirse quir¨²rgicamente¡±, aclara la pediatra Rosa Pappola, ¡°los procesos son muy personales y no hay leyes generales. En la medida que la sociedad sea m¨¢s abierta, se va a aceptar que los cuerpos sean m¨¢s diversos¡±.
La ley argentina establece atenci¨®n de salud gratuita para personas trans de todas las edades y de todo el pa¨ªs y eso incluye los tratamientos de hormonizaci¨®n e intervenciones quir¨²rgicas despu¨¦s de los 16 a?os.
Raicevic acompa?a el proceso de transici¨®n de su hijo Bruno con aceptaci¨®n y amor. ¡°Lo ¨²nico que me da miedo es no estar a la altura de las circunstancias¡±, dice. Admira a su hijo por la naturalidad con la que comunica sus cambios y el tiempo que le da para acomodarse. ¡°Muchas veces me encuentro diciendo ¡®tengo un hijo trans¡¯. Voy de a poco¡±.
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