Javier Milei recibe un ¨²ltimo ba?o de masas en Argentina: ¡°La casta tiene miedo, ?los quieren asustar un poco m¨¢s?¡±
El candidato de la ultraderecha apela al hartazgo ante un estadio semilleno en el cierre de su campa?a presidencial en Buenos Aires
Unas 10.000 personas se reunieron este lunes en el estadio m¨¢s moderno de Buenos Aires. El Movistar Arena est¨¢ reservado durante casi toda la semana para Luis Miguel, pero esta no era noche de rancheras. Era la noche de la ultraderecha argentina. Javier Milei, el diputado libertario que pas¨® de despotricar en televisi¨®n a levantarse como tercera fuerza para las elecciones de octubre, ha sido el primer precandidato presidencial en cerrar su campa?a para las primarias de este domingo. Cant¨® a los gritos su rocanrol de cada mitin, salt¨® y areng¨® por todo el escenario, le dedic¨® insultos al Gobierno peronista y a la derecha opositora. Hasta ah¨ª lleg¨® su espect¨¢culo. Milei, que conquist¨® el desencanto de un pa¨ªs en crisis hablando de echar a patadas a ¡°la casta pol¨ªtica¡±, vender ¨®rganos, y ofreciendo libre portaci¨®n de armas, se visti¨® este lunes de pol¨ªtico. Se puso corbata, las gafas y pidi¨® el voto. ¡°A muchos no les gustan mis formas, pero esta elecci¨®n no se trata de m¨ª. Se trata de ustedes y del pa¨ªs que queremos¡±, dijo. ¡°Si no cambiamos hoy, el ¨²nico destino posible es convertirnos en la villa miseria m¨¢s grande del mundo¡±.
La quincena de encuestas publicadas en las ¨²ltimas semanas le dan en promedio el 20% de los votos para las primarias del domingo. Milei juega solo mientras la gran coalici¨®n opositora de Juntos por el Cambio decide entre una derecha m¨¢s radical u otra que dice mirar al centro, y el peronismo gobernante quema sus ¨²ltimos cartuchos embanderados detr¨¢s del actual ministro de Econom¨ªa. Ninguno supera el 25% de la intenci¨®n de voto y los indecisos acarician el 10%. La campa?a se ha atascado en el coro de la crisis econ¨®mica: qu¨¦ hacer con una poblaci¨®n donde casi el 40% vive en la pobreza, con el 115% de inflaci¨®n interanual, con el peso que vale cada d¨ªa menos y con las reservas en rojo mientras el Fondo Monetario Internacional toca la puerta para cobrar. Y Milei, que se pas¨® el ¨²ltimo a?o hablando de quemar el Banco Central, dolarizar la econom¨ªa, o enfrasc¨¢ndose en largos sermones sobre c¨®mo reducir el Estado al m¨ªnimo, ha dejado de lado las cuestiones duras en busca de la ¨¦pica.
¡°Que se vayan todos, que no quede ni uno solo¡±, cant¨® durante horas la militancia que le esper¨® este lunes en el Movistar Arena. En Argentina, donde se hace escuela durante cada elecci¨®n con los jingles que se componen para la campa?a, el primer ¨¦xito de 2023 es una reedici¨®n del 2001. ¡°Que se vayan todos¡± se empez¨® a cantar durante la crisis del corralito, que ese a?o termin¨® con una moneda sin valor, 39 muertos en las protestas callejeras, cinco presidentes en 11 d¨ªas y una desocupaci¨®n que lleg¨® al 21,5%. Este lunes, Milei no hizo promesas. Busc¨® culpables de un ¡°desastre¡± que ve arrastrarse desde principios del siglo XX. ¡°Han pasado peronistas, radicales, militares, y un mont¨®n de rejuntes con el ¨²nico objetivo de tener el poder para enriquecerse a costa nuestra¡±, exclam¨®. ¡°Los candidatos de los principales partidos son los mismos que estuvieron en la cat¨¢strofe de 2001. A pesar del ¡®que se vayan todos¡¯, no se fue ninguno, y se multiplicaron¡±.
En su discurso se salvaron solo dos expresidentes: Carlos Menem, que gobern¨® de 1989 a 1999 y par¨® la bomba de tiempo de la inflaci¨®n con ultraliberalismo y la paridad del peso con el d¨®lar; y Mauricio Macri (2015-2019), a quien calific¨® de outsider y como una ¡°oportunidad de romper con el sistema empobrecedor¡±. En un gui?o al gran padrino de la coalici¨®n con la que compite por los votos ¨Cy al expresidente que tom¨® un pr¨¦stamo del FMI de 44.000 millones de d¨®lares¨C, Milei afirm¨® que Macri fracas¨® porque ¡°los propios integrantes de la coalici¨®n se opusieron a los cambios que el pa¨ªs necesita¡±. Se puso en las filas de ambos: ¡°Hoy tenemos una nueva oportunidad, y no quiero ser tr¨¢gico, pero puede que sea la ¨²ltima. Puede que la tercera sea la vencida¡±. Fue una de sus frases con menos aplausos.
Milei salt¨® al escenario sobre las nueve de la noche y habl¨® durante menos de una hora. Sus militantes, sin embargo, empezaron a rodear el estadio desde las cuatro de la tarde. Hab¨ªa que inscribirse en una p¨¢gina oficial semanas antes y dejar todos los datos para conseguir una entrada, pero estas se terminaron ofreciendo en la puerta a cualquiera que pasaba. Villa Crespo, uno de los ¨²ltimos barrios de moda de la ciudad con impronta bohemia y progresista en el coraz¨®n de la ciudad, se visti¨® de libertario. ¡°?Te parece discutir el aborto cuando no llegamos a fin de mes?¡±, preguntaba una chica de 22 a?os en la espera. ¡°?Viste como Bukele le pega a los pol¨ªticos chorros? Ac¨¢ se van a escapar antes de que los agarren, pero dejame so?ar con que al menos los pelen antes¡±, dec¨ªa otro chico de 20 a?os. ¡°Es Milei o Ezeiza¡±, resum¨ªa una mujer ya mayor, en el bar de la esquina del estadio. ¡°A m¨ª se me fue el avi¨®n, pero estos chicos no van a tener nada mientras los pol¨ªticos se la llevan toda¡±. Apelar a Ezeiza, el aeropuerto internacional de Buenos Aires, se ha convertido en otro eslogan de la militancia. La fila de seis cuadras tard¨® m¨¢s de una hora en entrar organizada al recinto. ¡°Tienen medio, la casta tiene miedo¡±, cantaron. Hasta que entr¨® Milei, que entre el grito ensordecedor, areng¨®: ¡°Tienen miedo, ?los quieren asustar un poco m¨¢s?¡±.
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